Sordera
Las palabras escapan de la boca
como lagartos de un laberinto
en llamas; por la habitación
las veo difundirse, extender
sobre el espacio sus cuerpos
expandidos como globos efímeros.
Al cabo de su vuelo peregrino
regresan a mi oído, ya mansas,
como humildes corderos de cristal
que el silencio tercamente domestica,
para morir y triturarse y dar su jugo
en el yunque animal de mi sordera.
Las palabras escapan de la boca
como lagartos de un laberinto
en llamas; por la habitación
las veo difundirse, extender
sobre el espacio sus cuerpos
expandidos como globos efímeros.
Al cabo de su vuelo peregrino
regresan a mi oído, ya mansas,
como humildes corderos de cristal
que el silencio tercamente domestica,
para morir y triturarse y dar su jugo
en el yunque animal de mi sordera.
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