Hazzel Yen
Los Lirios
Es mayo, el mes en que
los amantes muertos coinciden de nuevo en este mundo para vivir juntos un día
de primavera en la tierra, como si solo se hubieran ido un momento a otro país
y regresaran de vacaciones. Mas este ano no hubo primavera, desde ese día todo
me supo a vinagre, la lluvia no se detiene aun. Y ese color no sale de mi
cabeza, el azul profundo que me hizo tanto daño, aun me hace nudos la carne, no
me deja. Todo fue azul en esos días, era su esencia lo que inundaba los
aposentos, días de devoración, consumidos en el rito mas oscuro y luminoso.
Quizá algo murió o algo volverá a la vida. Agua de Muguet, agua para la sed. El
blanco lirio de los dos colores, de día la flor que se recoge en los caminos el
primer día en que Ostara regresa a sus bosques -según la verdad de los Druidas-
otorgara dicha inmensa a quien lo recibe. De noche, veneno, detiene el corazón
en un instante. Que esta maquina infernal cese ahora, que se detenga y que lo
que había en el sea de nuevo niebla. Tierra de cementerio, la palidez de una
rosa, su nombre, su nombre repetido hasta que los labios se agrieten y la
sangre del sacrificio despierte al lirio de los dos colores, el que puso en mis
manos un día de abril cualquiera, con los ojos plenos de claridad.
Oleo de José Luis
Ramírez
No hay comentarios:
Publicar un comentario