martes, 2 de julio de 2013

De Hazzel Yen La Morsa y el Árbol de Oro de la Vida

Hazzel Yen

La Morsa y el Árbol de Oro de la Vida


Deben disculparse, probar que su ráfaga de palabras saturninas no proviene simplemente de la voracidad de sus sueños, aquí hay títulos, becas y nombres de premios de por medio. Fotografías en blanco y negro con poses desorbitadas, pensativas, camisas hawaianas, cigarrillos, eso prueba que no son simples ociosos, eso reafirma que hay que llamarles: Señor, Maestro, Lic., Poeta, Arquitecto, y por ende hay que leer mas de media cuartilla que menciona publicaciones, catástrofes, poses favoritas, diplomas de primaria, y premios del bailable en sus pueblos. Para saber como usarlos, como sacarlos de sus cajas y armarles, un instructivo previo antes de ser enviados a alguna cumbre de mortales, para que se reconozca que no estuvieron enterrados en las estrellas, o succionando el pezón de la luna durante un lustro a costa de... No, ellos son señores, dioses, héroes de la palabra, revolucionarios, Revoltosos. Hay que traer poetas que caducaron hace un lustro, para que un viejo muy feo de su cofre salga y diga rascándose su barba excéntrica: «Gris es toda teoría, y verde el árbol de oro de la vida.» Más triste, ha de saberse que la morsa a su propio homenaje nunca es invitada.





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