sábado, 3 de octubre de 2020

Secuencia del Verano Por Alberto Espinosa Orozco

Secuencia del Verano

Por Alberto Espinosa Orozco

 

I

Este verano inerte y sofocado

Ahogado en su denso peso bruto

Que se echa como una bestia agonizante

Empapada de fiebre y vacilante.

 

II

Delirante verano taciturno

Que en su espejo de fiebre

Por fin lento se atreve

A beber con sus ojos ya dormidos

Lo que a sus ojos presuroso viene.

 

III

El denso verano que me mira

Pesadamente y a la vez vacío

Como un sonámbulo camina

Mirando introvertido en su delirio

Confundiendo sus pasos con los míos.

IV

Derrumbado sobre sí como el casillo

Que la porosa arena con las olas mina

Así este verano terco que se obstina

En deshacerse a nuestros pies como una ruina.

 

V

No hay nada que ilumine con su fuego

Este verano muerto anegado de neblina

Consumido por dentro en su reflejo

Dañando flojamente a quien lo mira.

 

VI

Ardiente verano bobo y consumido

Picado por los pájaros sombríos

Hinchado en su neblina allá afuera

Al grado de volverse una quimera.

 

VII

Llueve polvo:

Las ruinas de la aldea se derrumban

La fatigada luz igual que el barro

Que se anega de olvido en el chubasco

Se satura de negligente polvo helado. 




 

martes, 15 de septiembre de 2020

Corderos de Cristal Por Alberto Espinosa Orozco

 

Corderos de Cristal

Por Alberto Espinosa Orozco

  


 

 

 

Las palabras escapan de mi boca

como lagartos de un laberinto en llamas;

por la habitación las veo difundirse,

extender sobre el espacio sus cuerpos

de amadas bestias tornasolándose a la luz

e inflamarse como globos efímeros.

 

Vuelan así libres por el aire,

sumergiéndose en la corriente ingrávida

del río de los espejos, rebotando sus formas

al saltar entre las piedras  del camino,

domesticándose en el fluido silencioso

en que alegremente se esparcían.

 

Y regresan a mi oído, ya mansas

y humildes como corderos de cristal,

para romperse y triturase y dar su jugo

al yunque animal de mi sordera.








lunes, 7 de septiembre de 2020

Alberto Espinosa Orozco Allá en Edén

Alberto Espinosa Orozco

Allá en Edén


Dios en Edén creaba 

después del hombre a una mujer del barro

y con polvo de estrellas los formaba

como quien pule un guijarro. 











Alberto Espinosa Orozco Identidad

 

Alberto Espinosa Orozco

Identidad



Yo soy de verde jaspe

de lapislázuli es mi mente

son de turquesa mis cabellos 

y amarillos berilos sus destellos.





domingo, 6 de septiembre de 2020

Sobre la Envidia Por Alberto Espinosa Orozco

 


Sobre la Envidia

Por Alberto Espinosa Orozco

 

 

I.- La infeliz envidia, esa penosa inquietud del deseo que, impotente de ser, desea que el otro mejor no sea.

 

II.- La envidia, esa pasión cobarde que se alegra con la desgracia de los amigos hinchando su ocioso orgullo.

 

III.- El envidioso es un tonto orgulloso que, descontento de sí, desea cobardemente el mérito ajeno.

 

IV.- La infeliz envidia, esa penosa inquietud del deseo que, impotente de ser, desea que el otro mejor no sea.

 

V.- La envidia, ese espejo deforme que no teniendo que enseñar se niega decididamente a aprender.

 

VI.- La mezquina envidia, que solaza su avaricia despreciando el mérito ajeno con vergonzosa fruición de su miseria llamándola orgullo.

 

VII.- La envidia expulsa con la virtud a la felicidad, siendo la triste sombra de una naturaleza madrastra prodiga en mezquindad.

 

VIII.- La envidia, esa corrosión del alma que a sí misma se daña.

 

IX.- La envidia, esa pasión amarga de la que se alimentan penosamente los bocones calamitosos.





jueves, 25 de junio de 2020

Marcha de Zacatecas Afinación Tony Gonzalez

Tony Gonzalez con Palabras

Tony Gonzalez con Tu no sabes nada

Tony Gonzalez con De vez en cuando

Tony Gonzalez con Palabras

Tony Gonzalez con Cerca de Ti

Dolor con Tony Gonzalez

Tony Gonzalez con El arquero va

Tony Gonzalez con Sabía virtud

Tony Gonzalez con El Buque Fantasma

lunes, 22 de junio de 2020

Sexy

1a Cápsula con el Doctor Rochel

2a Cápsula con el Doctor Rochel

3a Cápsula con el Doctor Rochel

4a Cápsula con el Doctor Rochel

5a Cápsula con el Doctor Rochel

6a Cápsula con el Doctor Rochel

7a b Cápsula con el Doctor Rochel

7a Cápsula con el Doctor Rochel

El Quelite

Piquito Colorado

10 de mayo de 2020

Aquí no hay novedad

7 de mayo de 2020

9 de mayo de 2020

10 Cápsula de En Exclusiva con el Doctor Castro Rochel

11ava Cápsula de En Exclusiva con el Doctor Castro Rochel

12ava Cápsula de En Exclusiva con el Doctor Castro Rochel

Bailable Regiomontano I

Grupo Lebana Dancers

Bailable Regiomontano I

Bota de Botín

Bailable Regiomontano II

Matacines Ex-Cuartel

14ava Cápsula de En Exclusiva con el Doctor Castro Rochel

15ava Cápsula de EN EXCLUSIVA CON EL DOCTOR CASTRO ROCHEL

16ava Cápsula de En Exclusiva con el Dr. Castro Rochel

17ava Cápsula de En Exclusiva con el Dr. Castro Rochel

Carla Mendoza & Group Belles Dancers

El Tambor de la Tribu

Brillo de Sol

Lebana Belle Dancers Group

Carla Mendoza Belle Dancers

Palomillas

18ava Capsula de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Cápsula 19 de En Exclusiva con el Doctor Castro Rochel

El Tambor de la Tribu

SuperLebana Dancer

Lebana Dancer

Cápsula 21C de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Cápsula 21B de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Capsula 21A de En Exclusiva con el Doctor Rochel

18ava Capsula de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Cápsula 22c de En Excliva con el Doctor Rochel

Capsula 21A de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Capsula 21A de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Capsula 22b de En Exclusiva con el Doctor Rochel

Tony Gonzalez con Canto Venezolano (Fragmento)

Tony Gonzalez con Asesina de Armando Blancarte (Fragmento)

Tony Gonzalez con No es Culpa Mia

El Guero Nuñez con Popurrí Manzanero

A Donde Estaaaas?

A Donde Estaaaas?

A Donde Estaaaas?

Yo me Enamoré

Vida Mía

Querreque

Destino

El Palomo

Marimbeando con el Maestro Sariñana

Tony Gonzalez con No es Culpa Mia

Tony Gonzalez con Canto Venezolano (Fragmento)

Tony Gonzalez con Ansia de Vicente Garrido

Tony Gonzalez con Asesina de Armando Blancarte (Fragmento)

Tony Gonzalez y.... Vicente Garrido

Tony Gonzalez y... la Colonia Durangueño en la Ciudad de México

Tony Gonzalez y... la Colonia Durangueño en la Ciudad de México

Tony Gonzalez y... la Historia del Rock en Durango

lunes, 6 de abril de 2020

Luis Eduardo Aute - El Niño Que Miraba El Mar (Videoclip)

El Naufragio de la Modernidad Líquida Por Alberto Espinosa Orozco

El Naufragio de la Modernidad Líquida
Por Alberto Espinosa Orozco



I
   La idea del fin de la postmodernidad, de los agónicos estertores de la también llamada tardomodernidad, se presenta como un agónico  declinar de la cultura, que sume al mundo en el oscurantismo y la barbarie. Su mejor imagen es la del naufragio, pues de lo que se trata en el fondo es de una generalizada pérdida de las orientaciones morales y estéticas que conduce al extravío de la acción, tanto individual como social
   Uno de los rasgos más característicos de la edad contemporánea y nuestra es el de la indiferencia, ese aplanamiento del ánimo que inhibe la reacción ante estímulos que merecerían o ponerse de relieve o ser abiertamente censurados, en una especie de neutralidad que hace de los seres humanos maquinarias apáticas, situadas por decirlo nietzscheanamente “más allá del bien y del mal” –en una especie de moral inmanentista, en el fondo profundamente hedónica y egoísta. Porque lo que oculta esa indiferencia es en realidad la vindicación del más rampante de los subjetivismos, condicionado y hasta contralado, naturalmente, de manera social, pues “no es la consciencia del hombre la que determina su ser; sino su ser social el que determina su conciencia”.
II
   La raíz de tal indiferencia axiológica, de tal aplanamiento del ánimo y de indolencia e irresponsabilidad social, de tal desorientación generalizada en materia de la acción humana, hay que buscarla en el lenguaje: en la moda de la indistinción, perfectamente afilosófica, si no es que antifilosófica, aneja a la explosión del existencialismo, de priorizar al aquí y ahora de la existencia concreta sobre el ser ideal de nuestra esencia o naturaleza. La indiferencia va así ligada a una especie de licuefacción de las significaciones, entronizada por la estética tardomoderna. Sus síntomas son la falta de distinción, que se revela en el tuteo y codeo en el ámbito de lo público y en la ceguera para los valores en la esfera de la vida privada, donde por la presión social o la ambición de hacerse valer se pasa por encima de los valores más caros consagrados por la tradición, en una especie de profanación de todo aquello que se ha considerado milenariamente como sagrado –que van desde los lazos de sangre a la veneración de los mayores.
III
   Indiferencia que es también falta de discriminación o de discernimiento; en una palabra falta de logos, de definición.  Sobre todo, falta de definición, y por tanto de conocimiento, respecto del concepto, de la idea, de la figura, de “persona”.  Nada tan común y corriente en nuestro tiempo como el desconocimiento, no sólo epístémico, sino estimativo y práctico de la persona –en una especia de helada del espíritu respecto de la consideración que unos hombres tienen por los otros, cuyo núcleo habría que buscarlo en la moral del utilitarismo.
   Así, nos encontramos el día de hoy ante los turbiones de la modernidad líquida, cuyo clima de borrasca y de tormenta se anuncia detrás de subliminales arcoíris y falsos coloretes. Se trata de la semántica líquida, del reino donde, a partir del uso repetido de la propaganda no menos subliminal y la vanguardia estética, las palabras pierden sus significados propios para volverse equívocas, juntando dos vocablos extremadamente alejados entre sí hasta volverlos uno -como querían los surrealistas. Así, los conceptos rectores de la vida práctica y por tanto de la plenitud humana se vuelven tan movibles que llegan al grado de convertirse en sus contrarios, abarcando una extensión que le es impropia y una intención, como repito, equívoca. Y así, los ambiguos triángulos de convivencia promovidos por la promiscuidad o por el colectivismo, donde conviven alegremente en sociedad sexual el yo, el tu y los otros, se le hace entrar a un concepto que bien a bien lo repugna, en el fondo para una muy cuestionable vindicación social de costumbres milenariamente consideradas como deletéreas y disolventes de la raíz misma de los social. Es el triunfo superrealista de la disolución del lenguaje, pues, lo que acarrea paralelamente si no el encumbramiento de los disolutos si al menos el exhibicionismo  laureado de sus costumbres, en un ya cínico premio al mal.
IV
   Se trata en resumen del colosal intento, tan conforme con la rebeldía de lo moderno, de poner en el centro lo excéntrico, lo superficial, lo extremo, lo contingente, lo existencial, lo frívolo. Su paradójica batalla ha sido lenta, pero rentable: desde el la consolidación de la figura del rebelde agasajado hasta su manifestación estética en la fatuidad de las vanguardias artísticas, que en nombre de la genialidad consagran la puntada y la ocurrencia en franco desdén de la espiritualidad de la obra y de la maestría. Tendencia que culmina ahora con un franco boquete, un hoyo negro, que se abre en medio del derecho con la peregrina idea de los matrimonios homosexuales, que no ha lugar.
   Las olas altas de la modernidad líquida no harán con ello sino encresparse, en una galopante indeterminación semántica que arrastrará en su resaca al derecho mismo, la constitución misma de los derechos humanos, cuyo capítulo concerniente al derecho a la libertad de acción y pensamiento se revela como un mero contrato que no compromete esencialmente a la persona, como un derecho a relativizar la palabra misma y a una libertad a todos inferior, descendente, motivada por los impulsos e instintos primarios de la especie y además desviados. Secularización desviada y sin espiritualidad alguna, es verdad, que nos enfrentará, tarde o temprano, a un clima de borrasca y de tormenta, quiero decir, de pérdida y de extravío generalizado.   
V
   No se trata ya de la imagen moderna de perderse en un bosque, de caminar en círculos al amparo de la noche donde, si se han perdido los puntos fijos de orientación al menos se camina sobre un elemento estable, firme, sobre un suelo cuyo espesor seguía siendo el de la tradición.
   El desarrollo de la modernidad, en la llamada postmodernidad, exacerbando a grado sumo las ideas del cambio, la novedad, de la rebeldía y la rareza, de la excepción a la norma y de la excentricidad, ha conducido a una situación en verdad inedia: al extravió ya no solo de los puntos orientadores de la tradición, cardinales para el perdido, por volverse vagarosos, tornasolados o cambiantes, sino del suelo mismo en el que se desplaza, que es el lenguaje.
   O dicho de otra forma: la superficie lógica misma de la modernidad se ha vuelto inestable, contingente, azarosa, liquida. El extremo subjetivismo de la modernidad triunfante, producto de la secularización universal desviada, carente de normas de acción objetivas y desolidarizada del mundo de la vida, ha conducido así a una especie de infame relativismo, donde tanto los discursos como la jerarquización de las personas ha quedado abolido en favor de un existencialismo más o menos gregarista, marcado con los estigmas del hedonismo ciego, de la asociación fraudulenta, o de la franca corrupción -todo ello en detrimento de la verdadera naturaleza humana o de su esencia que, sin desarrollar, queda frustrada, ayuna de sí misma y sin esencia, flotando en un elemento de suyo fluctuante en el que el perdido se sostiene entonces sólo sobre sí mismo, apoyado en la frágil barquichuela de sí mismo, de su nuda subjetividad, como si fuera el cuerpo frágil de un náufrago a la deriva, en una mar no ya sólo infestada de tiburones, sino cuya resaca lo jalona inerme hacia las profundidades sin fondo del pavoroso Ponto -que sería la perdición definitiva.
   La modernidad líquida, con todos sus cambios y novedades, modifica al hombre superficialmente, que marcha a los extremos y excentricidades de la inmanencia para luego regresar a un centro más estable de la persona -pero, como repito, al caer de barriga a las aguas encrespadas y las resacas poderosas de su fluctuante superficie movediza, puede también modificarlo de raíz, para caer no en el fondo de sí mismo sino en la alienación de su propia identidad como persona, en el fondo sin fondo del abismo, al perturbar el tuétano o alma misma de su esencia.
   Arrojado por las olas a la isla de Juan Fernández, excluido de la comunidad, del depravado mundo social de los equívocos lingüísticos y de las componendas del capital, le queda al naufrago, luego de las pandemias gripalmente tan ígneas como fluidas, sin embargo, una esperanza: el recurso de la reflexión, quebrantado el mundo entero secular del consumo y de los infecciosos placeres epicúreos, para hurgar entonces en la memoria y buscar en uno mismo y en la naturaleza propia de las cosas del mundo el origen imperturbable de un centro y de un dentro, donde germina la vida, para tocar de nuevo los hilos radiales que nos conectan con el universo y con nosotros mismos, y con la esencia de la naturaleza y del ser humano, como si se tratara de una tierra negra, de un limo nutritivo, a partir de cual, otra vez, echar raíces, superando la triple escisión que nos aísla del cosmos, de los otros y de nosotros mismos, para poder crecer y estar despiertos, resistiendo a los poderes y espectros de la noche que culmina, y estar atentos a la hora de la aurora que, allá en el horizonte, lenta pero indefectiblemente, se ilumina.

Durango, 6 de abril del 2020



sábado, 4 de abril de 2020

EL FEMINICIDIO EN MÉXICO Y LA CULTURA NACIONAL Por Alberto Espinosa Orozco

EL FEMINICIDIO EN MÉXICO Y LA CULTURA NACIONAL
Por Alberto Espinosa Orozco


A Mayra Chamorro Nevares
I
El tema del feminicidio, tan actual como alarmante en todo el mundo, en México pide urgentemente toda nuestra atención. Miles de mujeres, millones de seres humanos, reclaman a los gobiernos nacionales, incluso claman a grito en cuello al mismísimo cielo, para encontrar soluciones a tan terrible, pavoroso e inadmisible flagelo social, materia de imperdonable barbarie. 
La cadena de asesinatos en serie de mujeres en México ha despertado la decidida protesta e indignación en todo el orbe. Violencia desatada que tiene una de sus raíces en una pobre educación y en un concepto erróneo, vulgar, patético incluso, de la naturaleza humana, específicamente de la virilidad o idea de la hombría (Machismo); se trata de la idea de medir la humanidad de uno en proporción directa a la dominación del otro, como si ser hombre consistiera en subyugar, poniendo debajo de los pies a la otra persona, poniéndole la bota en el cogote – y no por el mirarla frente a frente a los ojos, penetrando el alma con el respeto a la dignidad, altura y belleza que la otra persona merece (dialogo). Moral de simios que, abusando de la fuerza física, somete e incluso explota o parasíta a la otra persona, que en realidad estaría destinada para ser su pareja, su consejera, su ayudante cooperando en el camino de la vida con su encanto y alegría, con su auxilio en los momentos críticos y difíciles, y de ejemplo incluso en las indispensables labores domésticas de la administración hogareña y en la economía familiar, pero también aportando específicos bienes de belleza y gracia, que son dones propios de la mujer – para no abundar en su virtud connatural que es la entrega amorosa, donde el hombre encuentra reposo, comprensión y consuelo en el tránsito por esta vida, repleta en ocasiones de abrojos y cargas no siempre fáciles de soportar por el individuo aislado. 
Por citar solo un dato, la Organisación de las Naciones Unidas (ONU) estima que en México 6 de cada 10 mujeres han sufrido violencia machista y que más del 40% han sido víctimas de agresión sexual. Llevando al extremo tales actitudes de prepotencia machista a la muerte de la víctima, a la aniquilación del otro, lo cual es ya una manifestación pura de odio extremo, que se proyecta sobre la contraparte, con el deseo perverso de destrucción, de anonadimiento y aniquilación del otro. Más específicamente: se trata del odio a la mujer por su género, derivado de un reprimido sentimiento de inferioridad respecto de ella, quien lo que desea es esencialmente gustar (estéticamente) y ser amada (moralmente). A todo lo cual se impone una dudosa moral viril, que poniendo todo el valor en la incomunicación y en la fuerza bruta, pasando a pasos contados a un crechendo de actitudes agresivas, que van de la indiferencia a la destrucción del otro (ya sea física o psíquicamente), pasando por la intimidación, el adoctrinamiento, la coacción moral o física, el multifoirme chantaje, el sobajamiento, el desprecio de género, la humillación, el desprestigio laboral, la cohacción fisica o la violación, etcétera, etc., etc. Cosas que pueden ser calificada propiamente como psicofagia, que no es otro cosa que manducar psique humana -depravado deporte en el que se ejercita todo abuso de poder, dicho sea de paso, tan sólito tanto en las barriadas de la barbarie como en los puestos de mando de las instituciones, tanto privadas como públicas -que lamentable transportan esa suprema carencia de educación verdadera con el propósito de  "acochinar" a los subalternos, sobre la base abusibo juego del gato y el ratón, que solo espera que el simpático roedor asome las narices tras la computadora administrativa o en la antesala interminable para darle el artero e histérico zarpazo que, de tener suerle, la dejará al tímido ratoncillo las vivarachas orejillas hechas sangrientas tirlangas de hawallanos giorones.   
A ciencia cierta se ignoran las cifras exactas de este vergonzoso delito, pero su incalculable número solo agrava la protesta y el clamor por su solución urgente. Impotencia, tristeza, lamentación, son los sentimientos que manifiestan y constatan la bancarrota no sólo de todo un sistema educativo, carente por completo de una auténtica guía moral o de una real filosofía educativa, sino también, lo que es igualmente lamente de una ética publicitaria, que en la dispersión, confusión, negligencia o erotización de la imagen toma a la mujer como un juguete, reduciéndolo a un ser inferior, negando de tal manera su realidad no solo como persona, cuya dignidad supera en muchos casos a la de sus parejas, sino también y más alarmante aun, que niega las propiedades o exclusivas mismas de su género o que abiertamente las desvalora e incluso ridiculizan, tales como sus innatas predisposiciones a la sensibilidad y la belleza, su magia y encanto propio, sus disposición a acoplarse naturalmente al varón, al que sigue incluso alejándose de su familia, debido a su indiscutible capacidad de dar y recibir amor. No es infrecuente también, que a jovenes e incluso a los artistas se les intente infantilizar e incluso feminizar, con el nada noble propósito de castrarlos, preparado así el terreno a una violación simbólica de sus derechos como personas.
El atraso legislativo es notorio y más aún en materia de investigación sobre los motivos que mueven al infractor, entre los que presuntamente habrían de destacarse la frustración, la obnubilación por vicios recurentes o abuso de enervantes, el fracaso social en materia de empleo y la corrupción generalizada de las instituciones públicas, que nada ayudan a que el culpable tenga una psicología sana. Existe sin embargo una tipificación federal de las siete causas principales de tan penoso fenómeno social, la cual estaría correlacionada directamente no solo al castigo que debe sufrir el transgresor sino también, evidentemente, a las formas prescritas por la ciencia y la moralidad para su arrepentimiento y su posible reinserción social.
El maltrato, el acoso, el adulterio, el relajamiento de las costumbres (libertinaje) que cunden hoy por hoy en la decadente modernidad tardía son algunos de los síntomas de una crisis más extensa, que corroe por dentro y desde sus cimientos a nuestras sociedades occidentales, tecnocráticas e híper-industrializadas, cuyos bienes materiales, equívocamente distribuidos por lo demás, no han podido armonizarse con una educación sana, realmente humanista. Todo lo cual apunta en la dirección de un desconocimiento de la persona, no sólo científico y filosófico, sino rigurosamente estimativo y práctico -lo que nos habla de un hueco, de una carencia, de un verdadero hoyo en la conciencia, que abiertamente pasa de largo y arrincona los granados logros de una eficas y probada antropología filosófica, la cual se deja no swólo con indolencia, sino perversatemete incluso, pudrir en la covacha de los trastos inservibles.  
II
Tema horrendo y atemorizador es el del feminicidio, que afecta no sólo a las mujeres, sino en conjunto a toda la comunidad. La vergonzosa locura social del feminicidio se trata en el fondo de una idea absolutamente errónea y vil de la mujer, que es compartida por ciertos seres humanos (si así puede llamárseles), frecuente sobretodo en hombres, pero de la que pueden llegar a ser cómplices también las mujeres. Idea en extremo peligrosa y alarmante, que desvalora en una palabra a la humanidad toda, y cuya causa básica y sobresaliente no es tanto la supuesta vanidad viril y el abierto deseo de superioridad en el contexto de una sociedad abusiva, sino la ira, que a su vez no es otra cosa que una expresión del odio, del deseo de inexistencia de lo existente. Negros sentimientos difundidos por falsas ideologías de la pugna, que ensalzaqn la dudosa dialéctica de la lucha y el conflicto entre los seres humanos, a la cual no cabe sino cultivar y oponer el contario sentimiento del gusto por la existencia ajena, la celebración por la dualidad esencial del ser (puesto que ser humano es ser hombre o ser mujer), incluso de abierto regocijo por la determinación y desarrollo de la existencia ajena -todeo ello amenazado, como repito, por falsas ideologias del combate, de la soberbia afirmación del "sí mismo", de la egología y del abuso del poder, en una palabra, en cuya vertical unanimidad y solpsismo queda enteramente obnubilado el sentimiento en verdad estético del alma ajena, el gusto, quiero decir, por la multámine existencia real de todo lo vivo, en la plural sinfonía de seres en que cvonsiste la riqueza y hermosura del universo entero.
Asesinatos perturbadores, impactantes, de crudo amarillismo periodístico, que nos dejan helados y con la piel de gallina por su extremada saña y crueldad inhumana, dan cuenta de este enfriamiento del amor entre los seres humanos e incluso la total carencia de piedad moral. Todo lo cual nos habla de una imperdonable regresión del ser humano a la animalidad e incluso de su solidaridad con las formas más bajas de la creación, cuando no de la robaotización inhumana de la humanidad, a lo cual debe añadirse la violencia manifiesta en la publicidad y a la difusión de los falsos valores, prodigados tanto por los medios de comunicación como las mismas instituciones sociales, que desprecian con arrogancia las formas más evidentes de la espiritualidad humana, que van de las formas más sencillas de la cocina y la fabricación manual de artesanías a la compleja organización comunaitaria de convites, ceremonias y fiestas sociales, pero que también desestiman e inclouso vituperan las formas más refinadas de convivencvia social (que van de la poesía, el canto y la danza a la filosofía), es decir, se trata de un desprecio maquinal, ronotizante, desalamado de las expresiones esenciales que articulan situaciones de convivencia formativa, que es la sustancia misma de la verdadera educación -cuya esencia a su vez es el la misma que el meollo o miga del lenguaje de la moralidad. 
No resta así sino, por medio de esta publicación cultural, alzar la voz para exhortar a cada lector a la revaloración del proceso educativo y a buscar con verdadera pasión, e incluso con coraje e3stético y pedagógico, nuevas formas de convivencia social educativa y nuevos contenidos culturales, inscritos por lo demás en nuestra tradición, constitutivos de nuestra mismísima raíz como nación, para el decidido fortalecimiento de la paz como punzante y luminosa arma contra la guerra. 
Tenemos así, pues, que superar toda miseria inhumana y resabio de barbarie, aprovechando realmente, mediante una educación de verdad, las disposiciones de nuestro pueblo para la belleza y su aguda sensibilidad para la ciencia, en pos de un refinamiento cada vez mayor de nuestra cultura. Para que vuelva a adornarse nuestra patria con las flores de su poesía y vuelvan a elevarse los cantos de su sabiduría, recuperando de tal forma la antigua cultura mexicana y potenciando la actual, proyectando de tal manera en el presente, con instrumentos cada vez más afinados y con armas propias cada vez más precisas, nuestra gloria futura en el concierto universal de las naciones. 

Durango, 4 de abril del 2020