Francisco Montoya de la Cruz:
Pequeño Bosquejo Biográfico
Por Alberto Espinosa Orozco
En el año de 1907, el día 5 de junio
consagrado a San Norberto fundador de la orden de los Premostratenses, nace en
el barrio de Analco de la ciudad de Durango el pintor, grabador, muralista y
promotor del arte mexicano José Francisco Montoya de la Cruz. Hijo del escultor
pintor, maestro de dibujo, tallista en madera, cantero y arquitecto Benigno
Montoya Muñoz y de Virginia de la Cruz Salazar. Francisco fue el quinto de seis
hijos, siendo los mayores Jesús, Benigno, Adela y Concepción, y la menor
Josefina. Curso sus estudios primarios en la Escuela No. 7 de la ciudad de
Durango, cuando era su director el profesor Catarino Herrera y su maestro el
profesor Melitón Rentería. En 1920, a los13 años de edad, comienza como
aprendiz del oficio de la talla de madera y de cantera siendo apenas un niño. Su
formación artística se inició, en efecto, al lado de su padre, Benigno, cantero
y escultor extraordinariamente dotado, quien dejara un imponente legado
escultórico en el Panteón de Oriente de Durango y en varias iglesias de la
capital del estado, como en la Catedral Basílica Menor de Durango, el Templo de
los Ángeles, pero también de la vecina ciudad de Chihuahua. En 1922 Francisco realiza
su primer trabajo individual en cantera, llamado “El Viejo” que aún se
conserva, heredando de su padre, el gran escultor, la extraordinaria
sensibilidad artística, el amor al oficio y un poco común conocimiento del
volumen y de las formas.
En los albores de la primera juventud marcha a
estudiar a los Estados Unidos. Vivió cuatro años en la Unión Americana, de los
15 a los 19 años, primero en los Ángeles y San Francisco (1924-1926), para
luego estudiar dos años en el Instituto de Arte de Chicago (1924-1928),
extraordinaria escuela de dibujo, en la que apenas una década atrás había
estudiado un coterráneo suyo: el muralista y vitralista durangueño Fermín
Revueltas. En 1927 hace un viaje a la ciudad de México, donde conoce el trabajo
realizado por Diego Rivera en la SEP, quedando profundamente impresionado por
la vasta obra del maestro guanajuatense.
En el año de 1929 concluye sus estudios en
el extranjero y se traslada a la ciudad de México para ingresar a la Academia
de San Carlos, cuando era el director el polémico pintor y muralista Diego
Rivera –y el 25 de diciembre de 1929 muere en la ciudad de Durango el padre de
Francisco Montoya, el gran escultor Benigno Montoya de la Cruz. Cuando Diego
Rivera es nombrado director de la Escuela de Bellas Artes determina cambiarle
el nombre y modificar su espíritu, denominándola Escuela Central de Artes
Plásticas -el mismo año en que se casaría por primera vez con Frida Kalho,
impulsando desde la academia la idea del arte social, democrático y
revolucionario. Sin embargo, debido a un conflicto con la escuela de
arquitectura, con cuyas tendencias más bien funcionalistas entra en
irreconciliable conflicto, no siendo bien visto tampoco por los maestros de
pintura, por lo tiene que renunciar al año siguiente, en 1930.
Luego de que Diego Rivera renunciara a la
dirección de San Carlos, el licenciado Vicente Lombardo Toledano, quien una
década atrás había sido director de la Escuela Nacional de San Ildefonso, toma
su lugar como director del plantel, en mayo de 1930. Montoya de la Cruz
permaneció en la academia cinco años, hasta 1934, teniendo como maestros al
gran académico Germán Gedovius, a Bulmaro Guzmán, y a los renovadores de la
escuela mexicana Emilio García Chaero, Fidias Elizondo, escultor que trabajó
con maestría la madera, la talla directa y el vaciado en bronce, al maestro Ignacio
Asúnsolo, a Federico Cannesi y al joven
e innovador artista Santos Balmori Picaso, en la clase de dibujo y composición
-quien siguiendo los estudios de José Clemente Orozco sobre el espacio mural
logró instituir como método académico el estudio de la proporción áurea,
escribiendo sobre el tema dos importantes libros (uno de ellos inédito). Apenas
al año de ingresar a la institución se le otorga a Montoya de la Cruz el puesto
de maestro de dibujo y pintura, de acuerdo a la disposición de Lic. Vicente Lombardo
Toledano, por sus extraordinarias dotes, en sustitución de Emilio García
Cahero, con siete horas a la semana -conservando esa tarea de 1930 a 1941.
Los compañeros más destacados de su
generación en la Academia de San Carlos fueron José Chávez Morado, Alfredo
Zalce y Jorge González Camarena, en quienes el muralismo mexicano vio el
surgimiento de una segunda hornada de artistas de primer orden, quienes
asimilaron y recrearon las enseñanzas y los ideales de sus maestros.
En el año de 1932 el artista durangueño realiza
su primera exposición en la ciudad de Guanajuato, en el Teatro Juárez,
destacando entre sus obras al óleo los retratos de la Sra. Loti Ruiz de Lomelí
y y del Lic. Nicéforo Gurrero. También realiza en 1933 una exposición de
dibujos de desnudos cláscicos en la ciudad de Durango, en el Teatro Principal,
hoy Ricardo Castro, gracias a la intervención de su antiguo maestro, el profesor
Catarino Herrera, junto con el artista local Rodolfo González Villareal -teatro
donde realizaría posteriormente un temple a la caseína titulado “Los Mineros”.
La muestra irritó a algunas personas de la etancada sociedad provinciana, gasmoña
y farisaica, quienes pugnaron por descartarlo y no volver a tenerlo en cuenta.
Pronto Francisco
Montoya se incorpora al movimiento muralista mexicano, pues en 1934, siendo
estudiante y maestro de San Carlos, realiza sus primeros murales para el
Palacio de Gobierno de la ciudad de Colima, siendo para ello recomendado por
Diego Rivera con el gobernador Lic. Salvador Saucedo –teniendo como ayudante a
un compañero de la academia, de apellido Castillo Blanco, según relata el
artista colimense Jorga Chávez Carrillo. Luego de su primer mural al fresco,
pinta su segunda obra en el mismo año, en el poblado de Morcillo, Durango, en
la Escuela Carlos Real, y el tercero en la Escuela 20 de Noviembre en el año de
1934.
De 1935 a 1936 entra en relación con Fermín
Revueltas, quien desde el año de 1933 se encontraba trabajando de lleno en las
inmensas posibilidades estéticas del vitral como arte público, y que por ese
tiempo se encontraba trabajando para el conjunto de los nueve vitrales del
vestíbulo del Hospital Colonia de Ferrocarriles y para la cristalería del
Centro Escolar Revolución, realizados por la empresa de vitrales “Casa
Montaño”, de Torreón, propiedad de Ramón Montaño. Fermín Revueltas llama
entonces al artista durangueño Francisco Montoya de la Cruz como dibujante y
proyectista, encargándose de la transportación de los proyectos vitrales el
señor Carlos Vázquez. Montoya de la Cruz organiza en ese tiempo a un grupo de
estudiantes para impartirles clases de dibujo. Fermín Revueltas no terminó los vitrales para
los FFRR, al parecer porque recayó en su alcoholismo, lo más probable es que por
algún otro malentendido, no faltando quien incitó tanto a Vázquez como a
Montoya a atribuírselos, cosa que evidentemente rechazaron.
En el año de 1937 realiza en la ciudad de
Durango varios murales al fresco en la Casa del Campesino, inaugurando con ello
el uso de esa técnica en la región, con temas relativos a la posesión de la
tierra, la lucha contra el fascismo, la familia y el desarrollo económico de la
región, sobre una superficie de 90 m2. También pinta un mural en la Cámara de
Diputados de la ciudad de Durango, en un recinto del Congreso del Estado del
Palacio de Gobierno de Durango, decora un muro al fresco con el tema “La
Liberación de los Trabajadores”. En ese mismo año se casa en primeras nupcias
con la pintora Mercedes Burciaga Resendez
(1914-1979), con quien tiene dos hijos, Francisco Rugo y Morelia
(1949-1970).
Un año después, en 1938 decora la antigua
Escuela Normal desarrollando en sus murales los temas de: “La Creación”,
“Sistema Feudal”; “Imperialismo”, y; “Emancipación de la Mujer”, sobre una
superficie de 70 m2. En el mismo año, en la Escuela 18 de Marzo de la ciudad de Gómez Palacio, realiza los frescos
“La Expropiación Petrolera”, en cuya decoración mural participan otros dos
grandes maestros regionales: Horacio Rentería y Guillermo de Lourdes –escuela y
murales inaugurados por el presidente Lázaro Cárdenas en 1940.
En ese mismo año Francisco Montoya de la
Cruz se traslada la ciudad de México, donde trabaja para la Academia de San
Carlos como profesor de pintura y dibujo, pero también realizando ilustraciones
para libros y carteles. En el año de 1943, por recomendación de Diego Rivera,
realiza en la Posada del Sol, actualmente Procuraduría General de la República,
dos pequeños murales al fresco de tema histórico, desde los orígenes de la
nación mexicana hasta la primera constitución de Apatzingán (tema que es también
motivo de uno de los murales de Fermín Revueltas). Montoya de la Cruz tiene entonces la
oportunidad de conocer personalmente a Frida Kalho y estrecha su relación con
Diego Rivera, quien aparentemente realizaría un mural en la misma cede, declarando
entonces, con su típica arrogancia y egocentrismo: “Solo hay dos muralistas en
México: yo, Diego Rivera, y Montoya”.
En el año de 1948 realiza en el Cine Cortés
de la ciudad de Durango el fresco “Chichén-Itzá: Flor Amarilla”, y en la ciudad
de México, donde radicaba desde 1945, pintó en la Posada del Sol una serie de
12 pequeños murales, considerados los frescos más pequeños del mundo.
El año de 1950 pinta en la planta alta del
Palacio de Gobierno de la Ciudad de Durango una de sus grandes obras murales al
fresco, de aproximadamente 200 m2, con los temas: “Minería”, “Agricultura”,
“Educación” y “Desarrollo Económico” –teniendo como ayudantes a Felipe H.
Santoyo y Salvador Hernández, y como
albañil a Manuel Sánchez. Al año
siguiente, en 1951, lleva a cabo en el cubo de la escalera del Palacio de
Escárzaga, antes Palacio Municipal, el un mural con la técnica de la “vinelita”
sobre una superficie de 115 m2, desarrollando los temas: “Conquista de la Nueva
España”, “General Pedo Celestino Negrete”, “La Independencia de Durango” y
“Revolucionarios Durangueños”. También
decora al fresco un muro de 9 m2 en la casa del Lic. Francisco Quintana en la
ciudad de México con el tema “El Amor y la Vida”.
En el año de 1952 realiza en la antigua Posada Duran, hoy Samborn´s Durango, un mural con la técnica de la piroxilna y la vinelita sobre panel de tiplay removible, con el tema de “La Adelita”. También realiza una decoración mural localizada en la delegación del IMSS de Durango, en las calles de Aquiles Serdán y Juárez. Pinto con ingenio y gran poder creativo las raíces, las costumbres, la historia, las tradiciones y los anhelos del pueblo de Durango, plasmando en cada uno de sus murales la tarea estética y constructiva del movimiento: llevar a escala regional la cultura y la educación a los hombres durangueños.
Montoya tiene por entonces una fugaz
participación política, al competir como candidato a senador por el estado de
Durango en la campaña para la presidencia de la República del Lic. Vicente
Lombardo Toledano, por el Partido Popular, posteriormente Partido Popular
Socialista (1960), fundado en 1948 por él mismo filósofo y líder obrero marxista,
siendo ambos derrotados en las elecciones.
En ese mismo año de 1952, a iniciativa del
rector Lic. Francisco Celis, comienza en la UJED la carrera de pintura, con una
primera clase de dibujo impartida por Francisco Montoya de la Cruz en el edificio
central, lo que posteriormente sería la Escuela de Pintura, Escultura y
Artesanía (EPEA). El maestro durangueño realiza también el proyecto en barro
del diseño al monumento al general Guadalupe Victoria, el cual destaca en su
realización por su monumentalidad.
Para 1954, una vez concluida la primera
etapa de la construcción de la Ciudad Universitaria de Durango, el gobernador
Lic. Enrique Torres Sánchez dona, mediante un decreto expedido el 10 de
febrero, el terreno e instalaciones del antiguo campo de tiro para la
edificación de la EPEA. Montoya de la Cruz, acompañado por algunos discípulos,
inicia la publicación de la revista “Andamos” de la EPEA y comienza a luchar por la construcción de un
museo de arte colonial, moderno y contemporáneo.
Para el 17 de diciembre de 1955 se funda la
Galería de Arte del Instituto Juárez con 19 óleos y 26 litografías de pintores
y grabadores mexicanos, siendo el antecedente directo del actual Museo Regional
del Estado de Durango “El Aguacate”. Sin
embargo, en el invierno de 1956 su casa sufre un siniestro, consumiendo las
llamas completamente tanto archivos, papeles privados, bocetos y la obra de
caballete que atesoraba Montoya de la Cruz en su vivienda. Por eso años
comienzan los exhaustivos estudios del pintor sobre la ciencia química en su
aplicación de la artesanía, rescatando la “técnica del rojo” de Guadalajara
para los soplados en vidrio y convirtiéndose en un experto en pigmentos y
anilinas naturales extraídas de los cerro y minas de la comarca, renovando la
manufactura de la alfarería regional como único modo de mantener viva la
tradición artesanal.
A partir de 1958, empiezan a realizarse en
la EPEA una serie de importantes fundiciones de esculturas, o a la talla
directa, de tamaño monumental, destacando la fundición de un busto del general
Domingo Arrieta y otro de Domingo y Mariano juntos (1958); la cabeza del Lic.
Adolfo López Mateos, en cantera, de 24 toneladas, para a Ciudad Universitaria
de Toluca (1959); dos fundiciones monumentales de Francisco Zarco Mateos, una
para Durango otra para Oaxaca; fundición del busto de Miguel Hidalgo(1960); se
funden los bustos de Ricardo Castro y de Silvestre Revueltas para el Parque
Guadiana (1963); se funden 15 obras de los personajes ilustres del estado de
Yucatán, encargadas por el gobierno de Carlos Loret de Mola Mediz y tres
esculturas de “Juárez y el Estudiante” para Durango, Oaxaca y la SEP (1971); se
realiza también la fundición del busto del general Lázaro Cárdenas para el CBTIS
No 4 de Lerdo, Durango; la fundición del busto de Francisco Saravia, el famoso
piloto aviador, para la ciudad de Lerdo (1972); la fundición de dos esculturas
ecuestres del general Francisco Villa para Durango y para La Coyotada, en el
municipio de San Juan del Río (1973); la fundición de la escultura “Benito
Juárez Pensativo” (1976); se funde el conjunto escultórico “Hermanos Arieta”
(1979); y por último la escultura en bronce de Francisco Ignacio Madero (1985).[1]
La actividad de Francisco Montoya de la Cruz
se concentrará por los siguientes años en la tarea de la promoción artística,
pues dedica toda su energía al desarrollo de la EPEA, organizando exposiciones,
cursos, concursos, prácticas, producción artesanal, los trabajos de fundición
artística, de talla directa y de pintura –además de seguir, aunque con cierta
parquedad, con su obra personal de caballete.[2]
En de año de 1962, logra sumar a los talleres de cerámica, grabado, talla
directa y fundación en la EPEA, los talleres de pintura de vidrio, textiles y
vitrales –continuando el maestro su actividad al desarrollar una intensa investigación en todo el estado
identificando los distintos tipos de arcillas, que sirven como materia prima de
la labor artística, tanto para la pintura como para la cerámica, causando la
admiración de propios extraños por sus métodos científicos y logros
experimentales de trabajo. Para 1979 la calidad de las obras en vidrio soplado
cobra notoriedad a nivel nacional, tano por su diseño como por decoración,
lográndose realizar esmaltes
sorprendentes (como dar con la formulación del “vidrio rojo”, secreto de la
artesanía jalisciense y oaxaqueña), desarrollándose paralelamente la confección
de zarapes y textiles, cerámica de alta calidad, vitrales, grabados, así como
los reconocidos trabajos de fundición y talla directa.
En 1967, gracias a las gestiones del
maestro Francisco Montoya de la Cruz, consigue para EPEA una sala de
exposiciones permanente, denominada Galería de Arte “Los Tlacuilos” (denominada
institucionalmente a partir del año 2000 en homenaje a su fundador “Galería
Francisco Montoya de la Cruz”), siendo la primera galería de arte de Durango.
En 1970, el 10 de diciembre, se inaugura en el kiosco de la Plaza de Armas de
Durango una sala para exhibiciones y venta de obra artística producida en la
EPEA, la cual perdura, aunque en decadencia notoria, hasta le fecha. En 1973 se concreta la creación del Museo Regional
de la UJED, iniciando con la donación de dos obras personales (“Los Mineros” y
“Autorretrato”) y una colección de piezas prehispánicas donadas por el artista
durangueño Rodolfo González Villareal.[3]
Luego de enviudar Francisco Montoya en 1981,
contrae segundas nupcias con la señora Graciela Ramírez Sánchez. En el año de
1988 Francisco Montoya de la Cruz enferma, motivo por el cual dejó de asistir a
la escuela que el mismo fundó, y fallece 6 años después a causa de una
neumonía, el 19 de julio de 1994, en la ciudad de Durango.
Francisco Montoya de la Cruz dejo como
legado artístico para Durango más de 600 metros cuadrados de pintura mural. También
dejó una colección particular de 60 obras de caballete, bocetos y estudios a
lápiz que están bajo la custodia de la familia Montoya, por lo mismo poco
conocidas, teniendo la UJED bajo su protección y resguardo unas 20 obras más
–sin contar las obras que están en colecciones particulares, a los que habría
que sumar el sinnúmero de esculturas que siendo de su autoría o bajo su
dirección se trabajaron en la Escuela de Pintura Escultura y Artesanías. Montoya de la Cruz pertenece a la segunda
generación de Movimiento Muralista Mexicano siendo, junto con Jorge González
Camarena, José Chávez Morado y Alfredo Zalce, uno de los más importantes de
todos ellos. Sus discípulos más descollantes han sido, tanto por su trayectoria
como por los méritos de sus obras: Guillermo Bravo Morán, Manuel Salas
Ceniceros, Elizabeth Linden Bracho, Marcos Martínez Velarde, Jorge Flores,
Fernando Mijares Calderón, José Luís Calzada y Adolfo Torres Cabral.[4]
[1] Los monumentos
debidos a las manos de Francisco Montoya de la Cruz son: la Estatua Ecuestre
“Francisco Villa”, en el cruce de la carretera panamericana e interoceánica,
que antes se denominó de Santa Fe, hacia el oriente de la ciudad de Durango,
conocida como la Glorieta “Francisco Villa”, que tiene un pedestal y sobre éste
la Estatua Ecuestre del revolucionario de San Juan del Río y que mide 5.20
metros de altura por 5.20 metros de largo, pesa 6 toneladas, vaciada en bronce;
en la Coyotada, lugar pequeño y pintoresco localizado en un declive del Cerro
de La Ceja, a cuatro kilómetros de distancia de la Cabecera Municipal de San
Juan del Río, se yergue una gran escultura vaciada en bronce, obra del artista,
dispuesta sobre un pedestal de concreto y en medio de dos pilares con los
nombres de los más distinguidos generales villistas; el maestro Montoya de la
Cruz realizó también monumentos a Miguel Alemán Valdés, Alberto M. Alvarado,
Francisca Anitúa Yáñez, Olga Esther Arias, Lázaro Cárdenas del Río, Venustiano
Carranza, Ricardo Castro, Mariano Cuéllar Guerrero, Antonio de Juambelz y Bracho,
Fray Diego de la Cadena, Miguel Ángel de Quevedo, Lic. Armando del Castillo
Franco, José Ma. del Regato, Dolores del Río, Silvestre Dorador Minchaca,
Francisca Escárzaga, Miguel Angel Gallardo, José Ignacio Gallegos Caballero,
Jesús García Corona, Antonio Gaxiola Delgadillo, Francisco Gómez Palacio Bravo,
Francisco González de la Vega, José Gutiérrez Osornio, Hermanos Arrieta,
Domingo Arrieta, Juan Hernández y Marín, Mariano Arrieta León, Miguel Hidalgo y
Costilla, Hipócrates, Huehuetéotl, a la Patria, a la Justicia, Francisco I.
Madero, a la Madre, a la Maestra, Tranquilino Mendoza, Cesar Guillermo Meraz,
José Ma. Morelos y Pavón, Florencia Nightingale, a los Niños Héroes, José Ma.
Patoni, Felipe Pescador Valles, Quetzalcóatl, José Revueltas, Silvestre Revueltas,
la Rotonda de los Hombres y Mujeres Ilustres, Lic. Ángel Rodríguez Solorzano,
Atanacio G. Sarabia, Carmen Serdán, Justo Sierra, la escultura al Trabajador
Ferrocarrilero, el medallón a Los Tres Durangos, así como las esculturas de Fidel Velázquez, Isauro Venzor, Yacateculli e
Ignacio Zaragoza.
[2] Las
obras de caballete más importantes del maestro Francisco Montoya de la Cruz
son: Retrato de la Sra. Loti Ruiz de Lomeli, óleo (colección particular, 1932);
“Los Mineros”, temple a la caseína (propiedad del Museo Regional del Estado de
Durango, 1939); Retrato de Mercedes Burciaga Resendez (Colección de la Familia
Montoya, 1940); “Chapaneca”, óleo inconcluso (Colección de la familia Montoya,
1945); “Retrato de Alexandro Martínez Camberos, óleo (Colección particular,
1947); “Autorretrato” (Colección
particular, 1949); “Cebollas” (Colección particular); “Violeta” (Colección
particular); “Autorretrato”, óleo sobre aglomerado de textura de granito (Museo
Regional de la UJED); “Madre Tierra” (Colección de la Familia Montoya, 1950);
“Retrato del Sr. Javier Elizondo”, óleo sobre fibracel (Colección particular,
1951); “Casablanca”, óleo (Hotel Casa Blanca, Colección de la Familia Durán);
“Retrato e Olga Arias”, piroxilina (Colección particular, 1952); “Piedras en el
desierto”, acrílico (Colección particular); “Madre Pueblo”, óleo (Colección de
la Familia Montoya); “Niñas desnutridas”, óleo (Colección de la Familia
Montoya); “Alegoría del Automóvil del Futuro”, fotografía (Colección de la
Familia Montoya, 1957). También una obra de caballete obsequiada al Lic.
Vicente Lombardo Toledano en 1962;
“Cristo”, escultura de cantera para la tumba del Sr. Emilio de la Garza;
“Desnudo de Mujer”, óleo (Colección de la Familia Montoya, 1963); “Paloma de la
Paz”. Óleo (Colección particular); “Demencia”, óleo (Colección particular);
“Conquista del Espacio I” (Colección d la Familia Montoya, 1964); “Conflicto”,
óleo (Colección particular, 1965); “Manos y Cadenas”, óleo (Colección
particular, 1966); “Nave Espacial II”, óleo (Colección de la Familia Montoya);
“”Percepción”, óleo (Colección particular, 1970); “El Fin”, piroxilina
(Colección de la Familia Montoya); “El Grito Inútil”, piroxilina (Colección de
la Familia Montoya); “Voz Inolvidable”, óleo (Colección de la Familia Montoya);
“Sonrisa”, temple (Colección particular); “Rescoldos”, temple (Colección
particular, 1971); “El Rey”, temple (Colección articular); “”Grupo de rostros”,
pastel (Colección de la Familia Montoya); “El Diete de Oro”, óleo (Colección de
la Familia Montoya); “Ventanas”, óleo (Colección de la Familia Montoya);
“Pensamiento”, temple (Colección de la Familia Montoya); “Pensamiento Tlaloc”,
temple (Colección particular, 1974); “La Perla Azul”, acrílico (Colección de la
Familia Montoya); “Órbitas”, acrílico (Colección de la Familia Montoya);
“Hambre”, acrílico (Colección Particular, 1977); “Figura Confusa”, pastel
(Colección particular); “Cráneo y Ojos”, pastel (Colección particular);
“Autorretrato”, pastel (Colección Familia Montoya); “Tormento”, pastel
(Colección particular), “El Beso Muerto”, acrílico (Colección particular,
1978); “Plantas”, acrílico (Colección del Dr. Ferro); “Paloma Blanca”, acrílico
(Colección de la Familia Montoya, 1981); “Entrañas”, acrílico (Colección de la
Familia Montoya, 1983); “Frailes”, óleo (Colección de la Familia Montoya,1985);
“Cráneos”, óleo (Colección particular, 1986); “Herpes”, acrílico (Colección
particular,1987); “La Muerte no tiene Rostro”, óleo.
[3]
Francisco Montoya de la Cruz recibió también numerosas distinciones y permios, como
el “Ramo de Oro del Vergel” en 1969; la Medalla Benito Juárez en 1971; la
Medalla Guadalupe Victoria en 1977; la Medalla al Mérito del Instituto de Artes
de México; y el Reconocimiento del
Frente Villista de Los Ángeles.
[4]
Francisco Montoya de la Cruz dejo un legado pictórico que, de acuerdo con
el proyecto de decreto aprobado por el
pleno del Congreso del Estado, deberá ser inventariado por el ICED, brindando
accesoria a sus poseedores para los trabajos de conservación y restauración. Tal proyecto de decreto, aprobado por los diputados locales que
reconocieron los murales del pintor como patrimonio cultural del estado, propuso hacer un diagnóstico de dichas obras,
además de conservarlas, protegerlas y restaurar las que estén dañadas, además
de prohibir su ocultamiento, alteración, destrucción, modificación o daño. En
la ciudad de Durango existen por lo menos 63 pinturas murales, la mayoría de
ellas en edificios públicos como el Palacio de Gobierno, la Cámara de
Diputados, el Palacio de Escárzaga, la Casa de la Cultura, la Biblioteca del
Cerro del Calvario, la Normal Superior de Maestros, etc. Cabe agregar que el
Premio Nacional de Pintura “Francisco
Montoya de la Cruz”, abierto por decreto No. 23 de la LVI Legislatura del
Estado, siendo gobernador de la entidad el Lic. Armando del Castillo Franco, se
entregó en 1986 por única vez al pintor
Carlos Cárdenas.
Gracias, muy completo
ResponderEliminarBuscando información del pintor Francisco Montoya de la Cruz, por ser el autor de los murales en la capilla de la Posada del Sol, realizados en los años 40, di con este sitio. Solo aclarando, el pintor Montoya de la Cruz no es el autor del mural de la Posada del Sol cuyo tema es la firma de la Constitución de Apatzingan de 1814. Los murales sobre este tema histórico son del pintor Roberto Cueva del Río, cuyo encargo fue por el dueño de la Posada del Sol en aquellos momentos Ing. Fernando Saldaña Galván. El pintor Cueva del Río es mi padre. Me encantaría contactar con algún descendiente del pintor Montoya de la Cruz. Mi correo: anamadelac@gmail.com.
ResponderEliminarExcelente obra de Francisco Montoya de la Cruz.
Interesante relato acerca de la vida de tantos valores, incluyendo por supuesto la del pintor, escultor y ceramista Francisco Montoya de la Cruz. Fue, sin género de dudas, un gran creador y artista investigador. Bien merecida la construcción de ese Museo que lleva su nombre y el esmero del Dr. Alberto Espinosa Orozco en darlo -o dárnoslo- a conocer. Su obra merece conservarla. Ella como otras de la tierra elevan y engrandecen el patrimonio socio cultural de la Patria mexicana y, especialmente, el gentilicio durangueño. Gracias a la valiosa pluma del amigo Alberto Espinosa disfrutamos de este tipo de información al conocimiento humano.
ResponderEliminarDENTRO DE SUS DISCÍPULOS AVANZADOS TUVO A DONATO MARTÍNEZ, AL CUAL NO VEO EN SU CRÓNICA COMO PARTE DE ESOS ALUMNOS.
ResponderEliminarYo tengo una escultura de pancho Villa dela universidad Juárez del estado de durango con sello azul quería saber si la hizo Francisco Montoya de la cruz pancho Villa montado en su caballo de bronce
ResponderEliminarYo tengo una escultura de pancho Villa montado en su caballo tiene un sello azul que diste universidad Juárez del estado de durango quería saber si la hizo Francisco Montoya dela cruz
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