EL
PEQUEÑO SABIO
Por
Arnoldo MRTÍNES
Érase una vez un pueblo escondido en las
montañas, en ese pueblo vivía un hombre pequeño que se dedicaba a cuidar de su
bosque, era amigo de todas las especies de animales, desde los feroces hasta
los pequeños roedores, de la flora y de las rocas, era pequeño pero sabio, la
gente que vivía en ese pueblo era fraterna y compartían sus cosechas, nadie
moría de hambre, vivían siglos y siglos solo cuando alguien así lo decidiera podía
ofrendar su vida para que renacieran más vidas y dicha entre sus habitantes,
cada vez que necesitaban la madera de un árbol consultaban al pequeño sabio, él
podía hablar con el bosque y el árbol que decidía ofrendarse era cortado para
beneficio de todos, cada roca que era necesaria para cimentar alguna cabaña de
la misma forma se ofrendaba y coexistía en armonía con las personas para
sujetar las cabañas, un día el pequeño sabio recorría los riachuelos que
desembocaban hasta un lago de aguas cristalinas, el hombrecito descubrió que
una mancha roja descendía hasta un lago, eran los peces que estaban muertos, en
lo alto de la montaña se había establecido una empresa que usaba la fuerza del
viento y desechaba sus residuos en el agua, el hombrecito subió hasta entrada
la noche, observó triste y lloroso todo el drama que ahí se suscitaba, al
amanecer se acercó hasta donde estaba un guardia y le preguntó la causa de tal
desastre, pero también le dijo la forma de vida de su pueblo río abajo, el
guardia solo se concretaba a contestar: - son ordenes que debo cumplir, debo
vigilar que nadie entre a esta zona, el hombrecito sabio le brindó una sonrisa
y se alejó, el guardia reflexionó toda la noche sobre lo que le había contado
el hombrecito y fue hasta donde su jefa, le platicó del enorme daño que estaban
causando, a lo que la patrona le ordenó que si volvía a ver al pequeño hombre
le disparara sin miramientos, la noche siguiente el guardia de buen corazón al
fin de cuentas, preso de una desazón y remordimiento, decidió adentrarse
montaña abajo para advertir al pequeño sabio de su encomienda y decirle que no
se acercara pues tenía órdenes de dispararle si lo hacía.
Los animales del bosque se dieron cuenta y
le dijeron al pequeño sabio que no tuviera miedo, el hombrecito volvió a subir
con un ramo de flores multicolores que decidió ofrendarse, las flores tenían la
virtud de dar vida eterna a quien las portara o destruir a quien osara destruir
la naturaleza o quien osara quitar la vida en cualquiera de sus manifestaciones,
así lo hizo y llegó hasta con el guardia que al ver al hombrecito le apuntó con
su fusil pero no se atrevió a matarle, el guardia al conocer la virtud de las
flores le cedió el paso al pequeño sabio y este llegó hasta con la patrona de
la empresa. -A qué has venido hasta aquí, le dijo, -vine a obsequiarte este
ramo de flores, la patrona las desdeñó y el pequeño hombrecito las puso sobre
el escritorio y se marchó, la dueña de dicha industria las ignoró pensando que
estas morirían, pero no fue así las flores comenzaron a crear otras flores y
estas se multiplicaron en el transcurso de la tarde, la dueña al ver tal
prodigio, sorprendida le contó del extraordinario hecho al guardia y este le
advirtió que si continuaba destruyendo al río moriría indudablemente hasta que
tocara con su mano las flores o estas le tocaran a ella, ordenó de inmediato
que las retiraran y la persona que las retiró enfermó gravemente al instante,
así todo aquel que se acercara sufriría o moriría dependiendo de su buen o mal
corazón, el guardia de buen corazón las retiró pero las esparció alrededor de
la fábrica el río comenzó a colorearse y los peces empezaban a adquirir vida,
la dueña angustiada de verse rodeada de flores encantadas, preguntó al guardia
la solución, este le dijo que si las aceptaba de buen corazón el hechizo se
rompería según lo vaticinó el pequeño sabio, la dueña estaba en un dilema, pues
quería tener grandes fortunas, pero su conciencia le dictaba que había que
preservar la vida, a lo que estuvo toda la noche reflexionando y decidió
aceptarlas, así lo hizo y se llevó unas cuantas hasta quedarse profundamente
dormida, al despertar estaba en la aldea montaña abajo, los habitantes le
cuidaban y le ofrecieron casa y sustento de por vida y también a sus
trabajadores, así lo hicieron todos y la vida en el bosque se preservo para
siempre.
FIN
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