La Lucha de Facciones de Manuel Guillermo de Lourdes
Por Alberto Espinosa Orozco
II
En la
parte frontal del edificio Palacio de Zambrano, al fondo de los corredores de
patio de la planta baja, se despliega el extenso tablero “La Lucha de Facciones” del pintor y muralista Manuel Guillermo de
Lourdes. Abre la composición un grupo de durangueños, de la región lagunera,
que respaldaron el movimiento armado de 1910 con el alzamiento de José Agustín
Castro, Orestes Pereyra, Gregorio García y Benjamín Argumedo. También Calixto
Contreras y Severino Ceniceros encabezaban en Cuencamé el movimiento armando al
liderar a los pobladores de San Pedro de Ocuila, quienes durante años habían
sido despojados de sus tierras y sufrido los abusos de los latifundistas porfiristas.
Por su parte, en la sierra de Durango, el comerciante Domingo Arrieta
acompañado de sus hermanos y junto a mineros y campesinos, se revelaban contra
la explotación al levantarse en armas.
En la
siguiente escena, en la parte central del tablero, entre el arco del corredor y
una gran puerta aparece, de sombreo negro
y con el rostro desencajado, Pascual Orozco blandiendo tremendo rifle de
carga. Nativo del estado de Chihuahua, Orozco fue uno de los primeros jefes
maderistas, destacando al tomar la ciudad de Juárez el 9 de mayo de 1911, siendo también uno de
los actores claves en la redacción de los “Tratados de Ciudad Juárez”, que
obligaron a Porfirio Díaz a renunciar a la Presidencia de la República, dando
con ello cabida a las primeras elecciones democráticas en el país, en las que
triunfó Francisco I. Madero, en noviembre de 1911 –quedando entre ese tiempo
como presidente interino de la república Francisco León de la Barra. Más tarde
Pascual Orozco se inconformaría y desconocería a Madero como presidente, en
marzo de 1912, mediante el “Plan de la Empacadora”, siendo apoyado por algunos
revolucionarios durangueños, entre ellos Benjamín Argumedo y José de Jesús
Campos, llamados “Los Colorados” –siguiendo así los pasos de Emiliano Zapata,
quien en el sur había roto con el proyecto maderista mediante el “Plan de
Ayala”. El movimiento orozquista, sin embargo, dividió a los revolucionarios,
dando lugar a una terrible lucha de facciones, cediendo el ideal de la justa
repartición de la riqueza por la lucha del poder por el por mismo cuando una
facción se unió al usurpador Victoriano Huerta, lo que dio fin al movimiento
maderista y enfrentó a los revolucionarios entre sí.[1]
El orozquismo, en efecto, desconoció en Chihuahua el gobierno de Madero,
emprendiendo una revolución netamente reaccionaria con partidas muy numerosas
de saqueadores e incendiarios, absorbiendo a González Salas, Benjamín Argumedo,
el famoso Jesús “Cheche” Campos, el Indio Mariano y otros capitanes menores
como Escajeda y Murillo, los cuales fueron combatidos en Torreón por el general
Aureliano Blanquet, que era gente de Carlos Patoni, y por el capitán Ángel
Zubiría, pero también por los revolucionarios Francisco Villa, Trinidad
Rodríguez, por el coronel Colunga, por Eugenio Aguirre Benavides, Matías
Pazuengo, Calixto Contreras y el general Pereyra.
En el
mural destaca, en la parte superior del tablero, de sombrero gris y con grandes
barbas, la artística representación de Luis Moya, quien encabeza el primer
movimiento que intentó la toma de la ciudad de Durango para la revolución,
viniendo por el lado de Súchil, operando en San Juan de Guadalupe junto con
Martín Triana, formando cuerpo revolucionario con Domingo Arrieta quien atacaba
por el lado norte, con Matías Pazuengo que entraba por el poniente y con
Calixto Contreras que venía por el lado oriente, estando al mando en Canatlán
con 400 hombres Ricardo Estrada, mientras operaban en Gómez Palacio los revolucionarios Orestes Pereyra, Sixto
Ugalde, Jesús Agustín Castro y Gregorio García, dominando la región de Indé y
El Oro Tomás Urbina. Luego de la toma de Zacatecas cayó muerto cuando
prácticamente había tomado la plaza de Sombrerete, siendo uno de los primeros
revolucionarios caídos las primeras refriegas del combate.[2]
En el panel
contiguo se encuentran representados, en la parte superior, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez,
al lado de unos simpatizantes populares
que levantan mantas con las leyendas de “Sufragio
Efectivo no Reelección” y “Viva
Madero”. Ya siendo Madero presidente
de la república y Pino Suárez vicepresidente, se escenifica en 1913, en el
mismo Palacio Nacional de la República, la sangrienta batalla conocida como “La
Decena Trágica”, en que luego de diez días de sangrientos combates “El Chacal”
de Victoriano Huerta y sus fuerzas rebeldes logran ejecutar al presidente de la
república Francisco Madero, a su hermano Guillermo y al vicepresidente Pino
Suárez, usurpando luego el poder mediante argucias legales y la alianza con
poderosas fuerzas de los Estados Unidos, entre otras la del multimillonario
publicista William Randolph Hearts, cuyo imponente consorcio poseía minas en
Durango e infinidad de haciendas y propiedades en el resto de la República.
La parte
central del mural “La Lucha de Facciones”
la ocupa una alegoría de la revuelta armada iniciada en 1910 exhibiéndose,
sobre una especie de entablado amarillo, la cifra del inicio del conflicto
armado. Cuatro muy bien logradas figuras populares van así a representar los
diversos sentidos que adquirió el movimiento armando: una figura que lleva,
sosteniendo ente el pecho y la mano izquierda,
el portaestandarte de la enseña patria, llamando la atención por la
desequilibrada posición del cuerpo, sumando a la descompuesta marcha militar
del combate, debida tanto los efectos de la beoda como a la instintiva
retracción ante el peligro que se avecina, viajando la mano derecha en su caída
hacia la parte anterior, para guardar el equilibrio, aferrándose de la parte extrema, roja, de la bandera.
Detrás de él un hombre en actitud gallarda empuña la carabina 30-30, mientras
otro más, detrás, en una desarticulada posición, como fulminado por un disparo,
es captado en el instante en que se desvanece, mortalmente herido en combate,
reduplicando la composición la sensación
de desequilibrio, mientras que por último un hombre de hinojos realiza un fiero
ademán de entrega y de dolor, un paliacate le cubre la sangrante testa,
mientras se apoya con una mano en el suelo y estruja con la otra mano su camisa
–simbolizando el artista con ello todo lo que la conflagración hubo de trágico
y sangriento carnaval, de desequilibrio social e incluso de heroica renuncia
malamente recompensada; también de desorganización revolucionaria, culminante
en mera revuelta armada carente de ideología definida que pudiese darle unidad
y pleno sentido, redundando en una acción conjunta reducida a un pueblo
dividido cuyos jefes peleaban ciegamente por el poder, siendo así sus guías dos
mil generales. Guerra civil, en una palabra, que en muchos casos terminó
degradando y envileciendo al hombre en lo individual hasta los más lastimo extremos de la
animalidad.
Luego de
la rampa de la escalera central, el siguiente tablero expresa una alegoría
paralela, pero esta ocasión con la cifra “1913”, año en que comienza la segunda
fase de la Revolución, que es la ambigua etapa del “Ejército
Constitucionalista”. En ella aparecen cuatro mineros y campesinos armados de
picas, con palas, talachas y fusiles, aprestándose a combatir al usurpador
Victoriano Huerta, en defensa de las causas legítimas de la Revolución. En la
parte superior aparece con sus características antiparras y un libro bajo el
brazo Venustiano Carranza, “El Varón de
Cuatro Ciénegas” acompañado de sus
principales seguidores, quienes firmarían en marzo de 1913 el “Plan de
Guadalupe” para desconocer a Victoriano Huerta como presidente de México. Al año siguiente Pancho Villa y Emiliano
Zapata se unieron a Carranza para derrotar a Victoriano Huerta hasta que éste es definitivamente expulsado del país.
Para octubre de 1914 se reúnen en la “Convención de Aguascalientes” los
principales protagonistas del movimiento armado, nombrando como presidente
interino de México a Eulalio Gutiérrez, lo cual no es aceptado por el jefe del
Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza, quien se une a Álvaro Obregón
para pelear contra Villa y Zapata.
El
siguiente mural es una espléndida composición: muestra la figura de Emiliano
Zapata, de imponentes dimensiones, flanqueado por dos mujeres, una de ellas casi
oculta, la otra abrazando maternalmente a un niño de brazos, detrás de los
cuales más que aparecer pareciera que se ocultan ominosamente algunos
campesinos, uno embozado en un zarape,
otro detrás del sombrero de Zapata. Contrasta con el dramatismo de la
escena una escena conmovedora, pues abajo del líder agrarista una niña en
actitud devota y un niño, cuyo semblante muestra no haber tenido propiamente
infancia, vestido de overol y con un sombrero entre las manos, se encuentran de
pie mirando con ojos absortos, como en actitud de adoración, en su grandeza, al
caudillo revolucionario –pues fue Zapata hombre de altos ideales, verdadero
héroe de la Revolución, quien finalmente murió a traición, por órdenes
explicitas de Venustiano Carranza, el 10 de abril de 1919.
El último
tramo del gran tablero central “La Lucha
de Facciones”, que ocupa el muro norte del edificio, el pintor Guillermo de
Lourdes retrato el momento de reconstrucción nacional bajo el gobierno de
Álvaro Obregón, instaurado a partir de 1920 cuando logra tomar la presidencia
de la república. En su parte superior el tablero se divide en el desfile de un
amplio contingentes, encontrándose una
serie de artistas e intelectuales de esa época, mezclados entre las figuras
populares campesinas, sobresaliendo al centro el escritor tabasqueño Felix
Fulgencio Palavicini, quien sostiene con la mano izquierda una esfera azul que
lleva la leyenda “El Globo”.[3] Junto a
él, a mano izquierda, la figura de Vicente Lombardo Toledano. En la parte central la poeta chilena Gabriela
Mistral y a su lado en la parte superior el pensador peruano Víctor Raúl Haya
de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).
A mano
derecha de Palabicini se encuentra representado Manuel Gómez Morín, de bigotes,
el escritor Martín Luis Guzmán, y entre la comitiva Alberto Vázquez del Mercado
y el filósofo Antonio Caso. Sobre la esquina de la parte superior puede
apreciarse al muralista Diego Rivera, quien fuera maestro de Guillermo de
Lourdes, rematando con ello a manera de rúbrica la ingente serie de personajes
revolucionarios.[4]
Por
último, el tablero “La Lucha de Facciones”
se cierra con un terceto de personajes: se trata de Marte R. Gómez, de lentes
al fondo, quien por esos años era Secretario de Hacienda, y en el primer plano
de pie Manuel Ávila Camacho, de azul y con una carrilera al cinto, y Lázaro
Cárdenas del Río, enfundando en trabe militar con guantes y el rostro pintado
en grisalla.[5]
[1] Pascual Orozco (1882-1915) nació en Isidro, Chihuahua. Tenía una mina
de oro y antes de estallar la revolución se dedicó a importar armas previendo
los acontecimientos que irremediablemente se avecinaban. Influenciado por los
anarquistas Flores Magón y se sumó a las huestes oposicionistas y venció a los
federales en el Cañón de Mal Paso, quitando las ropas a los caídos en batalla y
mandándolas a Porfirio Díaz con un telegrama donde le decía: “Ahí le van las
hojas, mándeme más tamales”. Hombre belicoso y ambicioso, Orozco fue nombrado
Comandante de los Rurales en Chihuahua, donde fue candidato a gobernador por el
Club Independiente. Convocó a una rebelión contra Madero financiada por él
mismo, pero es derrotado por Victoriano Huerta en Ojinaga, huyendo a los
Estados Unidos. Posteriormente encabeza el sitio de la Decena Trágica en la
ciudad de México, uniendo sus fuerzas a las de Victoriano Huerta el 27 de
febrero de 1913, Zapata manda ejecutar a su padre, Pascual Orozco, por traidor.
En el Norte del país lucha contra Francisco Villa quien lo derrota en Ojinaga y
junto con Victoriano Huerta huye para refugiarse en los Estados Unidos. Fue
asesinado cerca de El Paso, Texas, por un pleito de caballos con el ranchero
Dick Love. En un principio comenzó su lucha al lado de José de la Luz Blanco
(1866-1933), quien se opuso al porfiriato primero como magonista y luego como
antoirreleccionsita. Participó Blanco en el levantamiento en Temósachi y
posteriormente respaldó con sus columnas a Francisco I. Madero en el Paso, Texas.
Participó con Pascual Orozco, Francisco Villa, José Luis Salazar, José
Garibaldi y Emilio Campo en la toma de Ciudad Juárez y posteriormente, en 1912,
combatió el orozquismo.
[2] El general José Luis Mora Regis (Sombrerete 1855-Sombrerete, 1911) fue
el primer insurgente revolucionario en Zacatecas. Rico hacendado, comerciante y
hombre de negocios que tenía propiedades en los estados de Durango y Zacatecas,
no fue nunca porfirista, simpatizando en todo caso con Sebastián Lerdo de
Tejada. Hombre de educación liberal y amigo de Francisco Ignacio Madero, estaba
convencido de la necesidad de un radical cambio sociopolítico en México, por lo
que desde el primer momento se opuso al gobierno de Porfirio Díaz, teniendo la
oportunidad de actuar en 1910 cuando funda en Chihuahua, junto con Abraham
González, el Club Antirreleccionista. Atendió al llamado del Plan de San Luis
junto con Pánfilo Natera y Trinidad Cuevas. Levantado en armas toma en 1911 la
ciudad de Nieves, en Zacatecas, incorporando al ejército revolucionario a
mineros y campesinos. Junto con Antonio Amaro fue ocupando las ciudades de
Chalchihuites, San Juan del Mezquital, San Juan de Guadalupe y San José de
Aguaje, tomando la capital del estado de Zacatecas, Zacatecas, en abril de ese
mismo año, siendo la primera cabecera estatal en poder de los revolucionarios.
Su talento innato como organizador se vio cegado para la cusa de la justicia
social en la toma de Sombrerete en el año de 1911.
[3] El ingeniero topógrafo Fulgencio Felix Palabichini Soria (1881-1952),
oriundo de Teapa, Tabasco, fue un prominente intelectual de la época de ideas
progresistas de amplias inquietudes culturales e intelectuales. En la ciudad de
México fundó en 1903 el semanario “El Precursor” y es nombrado catedrático de
la Escuela Normal de Profesiones. Entre 1906 y 1907, apoyado por Don Justo
Sierra, viaja a París para estudiar en el Conservatorio de Artes y Oficios las
artes aplicadas a los oficios y a las industrias, organizando a su regreso las
escuelas industriales en el país, siendo delegado en 1908 por la Sociedad
Mexicana de Geografía e Historia para asistir al congreso d de divulgación de
la cultura en Ginebra, Suiza. Se pronuncia por no reelección de Porfirio Díaz y
funda el periódico “El Partido Republicano”. Se unió a la causa de Francisco
Madero como escritor en varias publicaciones a favor del antirrelecionismo,
dirigió el periódico El Antirreleccionista, sucediendo en el cargo a José
Vasconcelos, siendo secretario del Centro Antirreleccionista en la ciudad de
México, encabezado por Filomeno Mata. En 1911 con el maderismo es director de
la Escuela Industrial de Huérfanos y el 1913 es nombrado diputado por Tabasco y
en 1914 donde es encargado de la Comisión de Instrucción Pública, donde
desarrolla sus ideas sobre educación aumentando los salarios a los maestros en
un 25%, apoyando la creación de la Escuela de Altos Estudios en la Universidad
Nacional, El 10 de octubre de 1913, luego de la decena trágica, es apresado en
bloque, junto con los demás diputados de la XXVI legislatura, por órdenes del
usurpador Victoriano Huerta quien así disolvió el Congreso, y enviado a la
cárcel de Lecumberri Venustiano Carranza lo designa Ministro de Educación
Pública y Bellas Artes ocupando el cargo hasta 1916, iniciando con el proyecto
de las escuelas rurales, la unificación escolar de la lengua nacional, la
eliminación de los premios escolares, la organización de comisiones para la
redacción de libros de texto, , la implementación de bibliotecas infantiles, y
el apoyo a la autonomía universitaria. Renuncia al ministerio en 1916 para
fungir como diputado en el Congreso Constituyente de Querétaro, desde donde
defiende los principios revolucionarios del reparto agrario, de la libertad de
enseñanza, la igualdad de los derechos políticos para las mujeres, y el derecho
a ser considerados mexicanos por nacimiento a todos los hispanohablantes
nacionalizados. Fundador del periódico El Universal, el Gran Diario de México,
El Día y los importantes semanarios El Pensamiento y El Globo, desde el cual
organiza el Sindicato de Redactores de Prensa y la Casa de Salud del Periodista
–por cuyas iniciativas es desterrado a La Habana. Defensor de la educación pública combatió el
dogmatismo, siendo nombrado embajador extraordinario, en Inglaterra, Francia,
Bélgica, España e Italia, trasladándose como embajador en Argentina durante el
gobierno de Lázaro Cárdenas. Destaca entre su obra como escritor: La Historia
de la Constitución de 1917, Libertad y Demagogia, Problemas de Educación, el ensayo La Estética de la Tragedia
Mexicana, Parábolas Esotéricas y Los Diputados. Murió en la ciudad de México en
1952.
[4] Es muy probable que Manuel Guillermo de Lourdes haya colaborado como
ayudante de Diego Rivera en la magna obra mural de la Escuela Nacional de
Agricultura de Chapingo, cuyo curioso lema es; “Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre”. La
escuela, fundada en 1854 en el Convento de San Jacinto, se trasladó a la
Hacienda Chapingo, expropiada por Álvaro Obregón en 1923 al general Manuel del
Refugio González Flores. Su primer directo fue Marte R. Gómez en 1924, quien
invitó al pintor Diego Rivera a plasmar en ella, entre 1924 y 1927, aspectos de
la revolución y de la cultura prehispánica, apareciendo en la Capilla las
figuras de Lupe Marín embazada y el desnudo de la fotógrafa comunista radical
Tina Modotti. Por otra parte, según se cuenta en los corrillos culturales de
Durango, las figuras de este panel fueron repetidamente borradas a lo largo del
tiempo, siendo finalmente retocadas, enfatizadas y estabilizadas por el pintor
y muralista regional Luis Sandoval en 1982, fecha en la que el artista colaboró
con un par de composiciones personales, localizadas en el cubo central de las
escaleras del Palacio. Vale la pena añadir que también corre la anécdota de que,
a manera de irónico homenaje, Sandoval retrato en sus muros al culto abogado
Don Héctor Palencia Alonso bajo la forma de cochero en “La Llegada de Juárez Durango”, retratando también a otro personaje de segunda
fila seguidor del culto abogado en aquellos años, un comerciante de almendras
que luego borró al no haber su figura acuñar memoria en el imaginario
colectivo. Ver Javier Guerrero Romero “Conozca el Palacio de Zambrano” en El Siglo de Durango, 3 de julio de
2003.
[5] El ingeniero agrónomo Marte Rodolfo Gómez (1896-1973) fue director de
la Escuela Nacional de Agricultura, “Capingo”, teórico del agro que lucho por
el reparto agrario. En la revolución al lado de Emiliano Zapata y de Otilio
Montaño, luchando en Yucatán al lado de Salvador Alvarado. Fue dos veces
secretario de Agricultura y Fomento, en 1928 con Plutarco Elías Calles y luego
de 1940 a 1946 en el gobierno de Ávila Camacho.. Fue diputado y senador por Tamaulipas
de 1927 a 1934 y al finalizar el “Maximato” fue Secretario de Hacienda en 1933
y 1934, a partir de cuya fecha se desempeñó como embajador de México ante la
Sociedad de las Naciones de 1935 a 19336 y luego, de 1937 a 1940, fue
gobernador de Tamaulipas. El retrato lo pinta al fondo, como una figura más
bien envuelta por las sobras, dejando la luz del primer plano a Manuel Ávila Camacho y a su gran
amigo Lázaro Cárdenas del Rio, los cuales llegarían a ser presidentes de la
república. Manuel Ávila Camacho (Teziutlán, 1896- Huizquilucan1955) combatió la
rebelión escobarista en 1929. Fue muy amigo de Lázaro Cárdenas, siendo jefe del
estado mayor en Michoacán cuando entre 1928 y 1930 Cárdenas gobernaba el
estado. Fue oficial de las Secretaría de Guerra y Marina durante los gobiernos
de Pascual Ortiz Rubio y de Abelardo Rodríguez, alcanzo durante la presidencia de la república de Cárdenas la
titularidad, siendo secretario del ramo
de 1936 a 1939, y presidente de la república de 1940 a 1946, etapa de segunda
posteguerra mundial, siendo opacada su imagen por los excesos de su hermano
Maximino Ávila Camacho. La imagen de Lázaro Cárdenas del Río (Jiquilpan
1895-México 1970) cierra la composición mural “La Lucha de Facciones” como la revolución mexicana misma. Había
sido Secretario de Gobernación con Pascual Ortiz Rubio y fue presidente de
México de 1936 a 1940, luego Secretario de Guerra y Marina con Manuel Ávila
Camacho. Durante su gobierno tuvo que enfrentar la revuelta de Saturnino
Cedillo quien resultó muerto en el intento golpista. Bajo su gobernó el Partido
Revolucionario Mexicano dejó de ser una federación de partidos locales (PNR)
para adoptar una forma corporativa dividida en cuatro sectores; obrero,
popular, campesino y militar, teniendo como órganos articuladores a la CTM y a
la CNC. Su política fue la del “Estado Activo” caracterizado por un obrerismo
equidistante de Keynes, el fascismo italiano y el stalinismo. Implantó en el
agro el sistema ejidal a inspiración de los koljós, especie de colectivismo de
la tierra. Sostuvo la idea dogmática decimonónica del socialismo como lucha de
clases contra la burguesía capitalista cuyo fin es la abolición e la propiedad
privada, intentando imponer el programa de la educación socialista, siendo
considerado su gobierno el que dio si no cumplimiento si al menos fin al
conflicto armado revolucionario, con logros institucionales como la fundación
del PEMEX, el IPN y el INAH, siendo sus alcances sociales y económicos
controvertidos. El último episodio revolucionario lo protagonizó la sublevación
de Saturnino Cedillo (1890-1939) contra Lázaro Cárdenas por haber traicionado
el movimiento agrario. En 1914 Cedillo había luchado con Pancho Villa en contra
de Venustiano Carranza al unirse al Plan de Agua Prieta. Fue jefe de armas con
Álvaro Obregón y lucho contra el delahuertismo en 1923, para luego enfrentar
junto con las fuerzas federales de Plutarco Elías Calles a los Cristeros de
1926 a 1929, logrando matar al general sacerdote Enrique Grostieta Velarde, y
en 1927 peleó contra el movimiento escobarista. Con Pascual Ortiz Rubio fue
Secretario de Agricultura y Fomento fundando la Confederación Campesina
Mexicana (CCM) en 1928, y luego con Lázaro Cárdenas en 1934, a quien apoyó para
la presidencia, enfrentándose primero a los estudiantes de Chapingo, juventudes
revolucionarias que agitaron en su contra, para luego protagonizar el último
levantamiento armado revolucionario, contra Lázaro Cárdenas, al discrepar
Cedillo respecto de la colectivización de los ejidos que pretendía la abolición
de la propiedad privada. Fue muerto a traición por Blas Ruiz, aunque su cadáver
lo hallaron junto a su caballo un par de días después en la batalla de Las
Ventanas el 9 de enero de 1934.
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