miércoles, 26 de marzo de 2014

La Lucha de Facciones de Manuel Guillermo de Lourdes Por Alberto Espinosa Orozco

La Lucha de Facciones de Manuel Guillermo de Lourdes
Por Alberto Espinosa Orozco 



II
   En la parte frontal del edificio Palacio de Zambrano, al fondo de los corredores de patio de la planta baja, se despliega el extenso tablero “La Lucha de Facciones” del pintor y muralista Manuel Guillermo de Lourdes. Abre la composición un grupo de durangueños, de la región lagunera, que respaldaron el movimiento armado de 1910 con el alzamiento de José Agustín Castro, Orestes Pereyra, Gregorio García y Benjamín Argumedo. También Calixto Contreras y Severino Ceniceros encabezaban en Cuencamé el movimiento armando al liderar a los pobladores de San Pedro de Ocuila, quienes durante años habían sido despojados de sus tierras y sufrido los abusos de los latifundistas porfiristas. Por su parte, en la sierra de Durango, el comerciante Domingo Arrieta acompañado de sus hermanos y junto a mineros y campesinos, se revelaban contra la explotación al levantarse en armas.
   En la siguiente escena, en la parte central del tablero, entre el arco del corredor y una gran puerta aparece, de sombreo negro  y con el rostro desencajado, Pascual Orozco blandiendo tremendo rifle de carga. Nativo del estado de Chihuahua, Orozco fue uno de los primeros jefes maderistas, destacando al tomar la ciudad de Juárez  el 9 de mayo de 1911, siendo también uno de los actores claves en la redacción de los “Tratados de Ciudad Juárez”, que obligaron a Porfirio Díaz a renunciar a la Presidencia de la República, dando con ello cabida a las primeras elecciones democráticas en el país, en las que triunfó Francisco I. Madero, en noviembre de 1911 –quedando entre ese tiempo como presidente interino de la república Francisco León de la Barra. Más tarde Pascual Orozco se inconformaría y desconocería a Madero como presidente, en marzo de 1912, mediante el “Plan de la Empacadora”, siendo apoyado por algunos revolucionarios durangueños, entre ellos Benjamín Argumedo y José de Jesús Campos, llamados “Los Colorados” –siguiendo así los pasos de Emiliano Zapata, quien en el sur había roto con el proyecto maderista mediante el “Plan de Ayala”. El movimiento orozquista, sin embargo, dividió a los revolucionarios, dando lugar a una terrible lucha de facciones, cediendo el ideal de la justa repartición de la riqueza por la lucha del poder por el por mismo cuando una facción se unió al usurpador Victoriano Huerta, lo que dio fin al movimiento maderista y enfrentó a los revolucionarios entre sí.[1] 



   El orozquismo, en efecto, desconoció en Chihuahua el gobierno de Madero, emprendiendo una revolución netamente reaccionaria con partidas muy numerosas de saqueadores e incendiarios, absorbiendo a González Salas, Benjamín Argumedo, el famoso Jesús “Cheche” Campos, el Indio Mariano y otros capitanes menores como Escajeda y Murillo, los cuales fueron combatidos en Torreón por el general Aureliano Blanquet, que era gente de Carlos Patoni, y por el capitán Ángel Zubiría, pero también por los revolucionarios Francisco Villa, Trinidad Rodríguez, por el coronel Colunga, por Eugenio Aguirre Benavides, Matías Pazuengo, Calixto Contreras y el general Pereyra.   
   En el mural destaca, en la parte superior del tablero, de sombrero gris y con grandes barbas, la artística representación de Luis Moya, quien encabeza el primer movimiento que intentó la toma de la ciudad de Durango para la revolución, viniendo por el lado de Súchil, operando en San Juan de Guadalupe junto con Martín Triana, formando cuerpo revolucionario con Domingo Arrieta quien atacaba por el lado norte, con Matías Pazuengo que entraba por el poniente y con Calixto Contreras que venía por el lado oriente, estando al mando en Canatlán con 400 hombres Ricardo Estrada, mientras operaban en Gómez Palacio  los revolucionarios Orestes Pereyra, Sixto Ugalde, Jesús Agustín Castro y Gregorio García, dominando la región de Indé y El Oro Tomás Urbina. Luego de la toma de Zacatecas cayó muerto cuando prácticamente había tomado la plaza de Sombrerete, siendo uno de los primeros revolucionarios caídos las primeras refriegas del combate.[2]  



   En el panel contiguo se encuentran representados, en la parte superior,  Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, al lado  de unos simpatizantes populares que levantan mantas con las leyendas de “Sufragio Efectivo no Reelección” y “Viva Madero”.  Ya siendo Madero presidente de la república y Pino Suárez vicepresidente, se escenifica en 1913, en el mismo Palacio Nacional de la República, la sangrienta batalla conocida como “La Decena Trágica”, en que luego de diez días de sangrientos combates “El Chacal” de Victoriano Huerta y sus fuerzas rebeldes logran ejecutar al presidente de la república Francisco Madero, a su hermano Guillermo y al vicepresidente Pino Suárez, usurpando luego el poder mediante argucias legales y la alianza con poderosas fuerzas de los Estados Unidos, entre otras la del multimillonario publicista William Randolph Hearts, cuyo imponente consorcio poseía minas en Durango e infinidad de haciendas y propiedades en el resto de la República.



   La parte central del mural “La Lucha de Facciones” la ocupa una alegoría de la revuelta armada iniciada en 1910 exhibiéndose, sobre una especie de entablado amarillo, la cifra del inicio del conflicto armado. Cuatro muy bien logradas figuras populares van así a representar los diversos sentidos que adquirió el movimiento armando: una figura que lleva, sosteniendo ente el pecho y la mano izquierda,  el portaestandarte de la enseña patria, llamando la atención por la desequilibrada posición del cuerpo, sumando a la descompuesta marcha militar del combate, debida tanto los efectos de la beoda como a la instintiva retracción ante el peligro que se avecina, viajando la mano derecha en su caída hacia la parte anterior, para guardar el equilibrio, aferrándose  de la parte extrema, roja, de la bandera. Detrás de él un hombre en actitud gallarda empuña la carabina 30-30, mientras otro más, detrás, en una desarticulada posición, como fulminado por un disparo, es captado en el instante en que se desvanece, mortalmente herido en combate, reduplicando la composición  la sensación de desequilibrio, mientras que por último un hombre de hinojos realiza un fiero ademán de entrega y de dolor, un paliacate le cubre la sangrante testa, mientras se apoya con una mano en el suelo y estruja con la otra mano su camisa –simbolizando el artista con ello todo lo que la conflagración hubo de trágico y sangriento carnaval, de desequilibrio social e incluso de heroica renuncia malamente recompensada; también de desorganización revolucionaria, culminante en mera revuelta armada carente de ideología definida que pudiese darle unidad y pleno sentido, redundando en una acción conjunta reducida a un pueblo dividido cuyos jefes peleaban ciegamente por el poder, siendo así sus guías dos mil generales. Guerra civil, en una palabra, que en muchos casos terminó degradando y envileciendo al hombre en lo individual  hasta los más lastimo extremos de la animalidad.    



   Luego de la rampa de la escalera central, el siguiente tablero expresa una alegoría paralela, pero esta ocasión con la cifra “1913”, año en que comienza la segunda fase de la Revolución, que es la ambigua etapa del “Ejército Constitucionalista”. En ella aparecen cuatro mineros y campesinos armados de picas, con palas, talachas y fusiles, aprestándose a combatir al usurpador Victoriano Huerta, en defensa de las causas legítimas de la Revolución. En la parte superior aparece con sus características antiparras y un libro bajo el brazo  Venustiano Carranza, “El Varón de Cuatro Ciénegas”   acompañado de sus principales seguidores, quienes firmarían en marzo de 1913 el “Plan de Guadalupe” para desconocer a Victoriano Huerta como presidente de México.  Al año siguiente Pancho Villa y Emiliano Zapata se unieron a Carranza para derrotar a Victoriano Huerta hasta que  éste es definitivamente expulsado del país. Para octubre de 1914 se reúnen en la “Convención de Aguascalientes” los principales protagonistas del movimiento armado, nombrando como presidente interino de México a Eulalio Gutiérrez, lo cual no es aceptado por el jefe del Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza, quien se une a Álvaro Obregón para pelear contra Villa y Zapata.






 
   El siguiente mural es una espléndida composición: muestra la figura de Emiliano Zapata, de imponentes dimensiones, flanqueado por dos mujeres, una de ellas casi oculta, la otra abrazando maternalmente a un niño de brazos, detrás de los cuales más que aparecer pareciera que se ocultan ominosamente algunos campesinos, uno embozado en un zarape,  otro detrás del sombrero de Zapata. Contrasta con el dramatismo de la escena una escena conmovedora, pues abajo del líder agrarista una niña en actitud devota y un niño, cuyo semblante muestra no haber tenido propiamente infancia, vestido de overol y con un sombrero entre las manos, se encuentran de pie mirando con ojos absortos, como en actitud de adoración, en su grandeza, al caudillo revolucionario –pues fue Zapata hombre de altos ideales, verdadero héroe de la Revolución, quien finalmente murió a traición, por órdenes explicitas de Venustiano Carranza, el 10 de abril de 1919.  






   El último tramo del gran tablero central “La Lucha de Facciones”, que ocupa el muro norte del edificio, el pintor Guillermo de Lourdes retrato el momento de reconstrucción nacional bajo el gobierno de Álvaro Obregón, instaurado a partir de 1920 cuando logra tomar la presidencia de la república. En su parte superior el tablero se divide en el desfile de un amplio contingentes,  encontrándose una serie de artistas e intelectuales de esa época, mezclados entre las figuras populares campesinas, sobresaliendo al centro el escritor tabasqueño Felix Fulgencio Palavicini, quien sostiene con la mano izquierda una esfera azul que lleva la leyenda “El Globo”.[3] Junto a él, a mano izquierda, la figura de Vicente Lombardo Toledano.  En la parte central la poeta chilena Gabriela Mistral y a su lado en la parte superior el pensador peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA).
   A mano derecha de Palabicini se encuentra representado Manuel Gómez Morín, de bigotes, el escritor Martín Luis Guzmán, y entre la comitiva Alberto Vázquez del Mercado y el filósofo Antonio Caso. Sobre la esquina de la parte superior puede apreciarse al muralista Diego Rivera, quien fuera maestro de Guillermo de Lourdes, rematando con ello a manera de rúbrica la ingente serie de personajes revolucionarios.[4]









   Por último, el tablero “La Lucha de Facciones” se cierra con un terceto de personajes: se trata de Marte R. Gómez, de lentes al fondo, quien por esos años era Secretario de Hacienda, y en el primer plano de pie Manuel Ávila Camacho, de azul y con una carrilera al cinto, y Lázaro Cárdenas del Río, enfundando en trabe militar con guantes y el rostro pintado en grisalla.[5]










[1] Pascual Orozco (1882-1915) nació en Isidro, Chihuahua. Tenía una mina de oro y antes de estallar la revolución se dedicó a importar armas previendo los acontecimientos que irremediablemente se avecinaban. Influenciado por los anarquistas Flores Magón y se sumó a las huestes oposicionistas y venció a los federales en el Cañón de Mal Paso, quitando las ropas a los caídos en batalla y mandándolas a Porfirio Díaz con un telegrama donde le decía: “Ahí le van las hojas, mándeme más tamales”. Hombre belicoso y ambicioso, Orozco fue nombrado Comandante de los Rurales en Chihuahua, donde fue candidato a gobernador por el Club Independiente. Convocó a una rebelión contra Madero financiada por él mismo, pero es derrotado por Victoriano Huerta en Ojinaga, huyendo a los Estados Unidos. Posteriormente encabeza el sitio de la Decena Trágica en la ciudad de México, uniendo sus fuerzas a las de Victoriano Huerta el 27 de febrero de 1913, Zapata manda ejecutar a su padre, Pascual Orozco, por traidor. En el Norte del país lucha contra Francisco Villa quien lo derrota en Ojinaga y junto con Victoriano Huerta huye para refugiarse en los Estados Unidos. Fue asesinado cerca de El Paso, Texas, por un pleito de caballos con el ranchero Dick Love. En un principio comenzó su lucha al lado de José de la Luz Blanco (1866-1933), quien se opuso al porfiriato primero como magonista y luego como antoirreleccionsita. Participó Blanco en el levantamiento en Temósachi y posteriormente respaldó con sus columnas a Francisco I. Madero en el Paso, Texas. Participó con Pascual Orozco, Francisco Villa, José Luis Salazar, José Garibaldi y Emilio Campo en la toma de Ciudad Juárez y posteriormente, en 1912, combatió el orozquismo.
[2] El general José Luis Mora Regis (Sombrerete 1855-Sombrerete, 1911) fue el primer insurgente revolucionario en Zacatecas. Rico hacendado, comerciante y hombre de negocios que tenía propiedades en los estados de Durango y Zacatecas, no fue nunca porfirista, simpatizando en todo caso con Sebastián Lerdo de Tejada. Hombre de educación liberal y amigo de Francisco Ignacio Madero, estaba convencido de la necesidad de un radical cambio sociopolítico en México, por lo que desde el primer momento se opuso al gobierno de Porfirio Díaz, teniendo la oportunidad de actuar en 1910 cuando funda en Chihuahua, junto con Abraham González, el Club Antirreleccionista. Atendió al llamado del Plan de San Luis junto con Pánfilo Natera y Trinidad Cuevas. Levantado en armas toma en 1911 la ciudad de Nieves, en Zacatecas, incorporando al ejército revolucionario a mineros y campesinos. Junto con Antonio Amaro fue ocupando las ciudades de Chalchihuites, San Juan del Mezquital, San Juan de Guadalupe y San José de Aguaje, tomando la capital del estado de Zacatecas, Zacatecas, en abril de ese mismo año, siendo la primera cabecera estatal en poder de los revolucionarios. Su talento innato como organizador se vio cegado para la cusa de la justicia social en la toma de Sombrerete en el año de 1911. 
[3] El ingeniero topógrafo Fulgencio Felix Palabichini Soria (1881-1952), oriundo de Teapa, Tabasco, fue un prominente intelectual de la época de ideas progresistas de amplias inquietudes culturales e intelectuales. En la ciudad de México fundó en 1903 el semanario “El Precursor” y es nombrado catedrático de la Escuela Normal de Profesiones. Entre 1906 y 1907, apoyado por Don Justo Sierra, viaja a París para estudiar en el Conservatorio de Artes y Oficios las artes aplicadas a los oficios y a las industrias, organizando a su regreso las escuelas industriales en el país, siendo delegado en 1908 por la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia para asistir al congreso d de divulgación de la cultura en Ginebra, Suiza. Se pronuncia por no reelección de Porfirio Díaz y funda el periódico “El Partido Republicano”. Se unió a la causa de Francisco Madero como escritor en varias publicaciones a favor del antirrelecionismo, dirigió el periódico El Antirreleccionista, sucediendo en el cargo a José Vasconcelos, siendo secretario del Centro Antirreleccionista en la ciudad de México, encabezado por Filomeno Mata. En 1911 con el maderismo es director de la Escuela Industrial de Huérfanos y el 1913 es nombrado diputado por Tabasco y en 1914 donde es encargado de la Comisión de Instrucción Pública, donde desarrolla sus ideas sobre educación aumentando los salarios a los maestros en un 25%, apoyando la creación de la Escuela de Altos Estudios en la Universidad Nacional, El 10 de octubre de 1913, luego de la decena trágica, es apresado en bloque, junto con los demás diputados de la XXVI legislatura, por órdenes del usurpador Victoriano Huerta quien así disolvió el Congreso, y enviado a la cárcel de Lecumberri Venustiano Carranza lo designa Ministro de Educación Pública y Bellas Artes ocupando el cargo hasta 1916, iniciando con el proyecto de las escuelas rurales, la unificación escolar de la lengua nacional, la eliminación de los premios escolares, la organización de comisiones para la redacción de libros de texto, , la implementación de bibliotecas infantiles, y el apoyo a la autonomía universitaria. Renuncia al ministerio en 1916 para fungir como diputado en el Congreso Constituyente de Querétaro, desde donde defiende los principios revolucionarios del reparto agrario, de la libertad de enseñanza, la igualdad de los derechos políticos para las mujeres, y el derecho a ser considerados mexicanos por nacimiento a todos los hispanohablantes nacionalizados. Fundador del periódico El Universal, el Gran Diario de México, El Día y los importantes semanarios El Pensamiento y El Globo, desde el cual organiza el Sindicato de Redactores de Prensa y la Casa de Salud del Periodista –por cuyas iniciativas es desterrado a La Habana.  Defensor de la educación pública combatió el dogmatismo, siendo nombrado embajador extraordinario, en Inglaterra, Francia, Bélgica, España e Italia, trasladándose como embajador en Argentina durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. Destaca entre su obra como escritor: La Historia de la Constitución de 1917, Libertad y Demagogia, Problemas de Educación,  el ensayo La Estética de la Tragedia Mexicana, Parábolas Esotéricas y Los Diputados. Murió en la ciudad de México en 1952. 
[4] Es muy probable que Manuel Guillermo de Lourdes haya colaborado como ayudante de Diego Rivera en la magna obra mural de la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, cuyo curioso lema es; “Enseñar la explotación de la tierra, no la del hombre”. La escuela, fundada en 1854 en el Convento de San Jacinto, se trasladó a la Hacienda Chapingo, expropiada por Álvaro Obregón en 1923 al general Manuel del Refugio González Flores. Su primer directo fue Marte R. Gómez en 1924, quien invitó al pintor Diego Rivera a plasmar en ella, entre 1924 y 1927, aspectos de la revolución y de la cultura prehispánica, apareciendo en la Capilla las figuras de Lupe Marín embazada y el desnudo de la fotógrafa comunista radical Tina Modotti. Por otra parte, según se cuenta en los corrillos culturales de Durango, las figuras de este panel fueron repetidamente borradas a lo largo del tiempo, siendo finalmente retocadas, enfatizadas y estabilizadas por el pintor y muralista regional Luis Sandoval en 1982, fecha en la que el artista colaboró con un par de composiciones personales, localizadas en el cubo central de las escaleras del Palacio. Vale la pena añadir que también corre la anécdota de que, a manera de irónico homenaje, Sandoval retrato en sus muros al culto abogado Don Héctor Palencia Alonso bajo la forma de cochero en “La Llegada de Juárez  Durango”,  retratando también a otro personaje de segunda fila seguidor del culto abogado en aquellos años, un comerciante de almendras que luego borró al no haber su figura acuñar memoria en el imaginario colectivo. Ver Javier Guerrero Romero “Conozca el Palacio de Zambrano” en El Siglo de Durango, 3 de julio de 2003.  
[5] El ingeniero agrónomo Marte Rodolfo Gómez (1896-1973) fue director de la Escuela Nacional de Agricultura, “Capingo”, teórico del agro que lucho por el reparto agrario. En la revolución al lado de Emiliano Zapata y de Otilio Montaño, luchando en Yucatán al lado de Salvador Alvarado. Fue dos veces secretario de Agricultura y Fomento, en 1928 con Plutarco Elías Calles y luego de 1940 a 1946 en el gobierno de Ávila Camacho.. Fue diputado y senador por Tamaulipas de 1927 a 1934 y al finalizar el “Maximato” fue Secretario de Hacienda en 1933 y 1934, a partir de cuya fecha se desempeñó como embajador de México ante la Sociedad de las Naciones de 1935 a 19336 y luego, de 1937 a 1940, fue gobernador de Tamaulipas. El retrato lo pinta al fondo, como una figura más bien envuelta por las sobras, dejando la luz del primer  plano a Manuel Ávila Camacho y a su gran amigo Lázaro Cárdenas del Rio, los cuales llegarían a ser presidentes de la república. Manuel Ávila Camacho (Teziutlán, 1896- Huizquilucan1955) combatió la rebelión escobarista en 1929. Fue muy amigo de Lázaro Cárdenas, siendo jefe del estado mayor en Michoacán cuando entre 1928 y 1930 Cárdenas gobernaba el estado. Fue oficial de las Secretaría de Guerra y Marina durante los gobiernos de Pascual Ortiz Rubio y de Abelardo Rodríguez, alcanzo durante  la presidencia de la república de Cárdenas la titularidad, siendo secretario  del ramo de 1936 a 1939, y presidente de la república de 1940 a 1946, etapa de segunda posteguerra mundial, siendo opacada su imagen por los excesos de su hermano Maximino Ávila Camacho. La imagen de Lázaro Cárdenas del Río (Jiquilpan 1895-México 1970) cierra la composición mural “La Lucha de Facciones” como la revolución mexicana misma. Había sido Secretario de Gobernación con Pascual Ortiz Rubio y fue presidente de México de 1936 a 1940, luego Secretario de Guerra y Marina con Manuel Ávila Camacho. Durante su gobierno tuvo que enfrentar la revuelta de Saturnino Cedillo quien resultó muerto en el intento golpista. Bajo su gobernó el Partido Revolucionario Mexicano dejó de ser una federación de partidos locales (PNR) para adoptar una forma corporativa dividida en cuatro sectores; obrero, popular, campesino y militar, teniendo como órganos articuladores a la CTM y a la CNC. Su política fue la del “Estado Activo” caracterizado por un obrerismo equidistante de Keynes, el fascismo italiano y el stalinismo. Implantó en el agro el sistema ejidal a inspiración de los koljós, especie de colectivismo de la tierra. Sostuvo la idea dogmática decimonónica del socialismo como lucha de clases contra la burguesía capitalista cuyo fin es la abolición e la propiedad privada, intentando imponer el programa de la educación socialista, siendo considerado su gobierno el que dio si no cumplimiento si al menos fin al conflicto armado revolucionario, con logros institucionales como la fundación del PEMEX, el IPN y el INAH, siendo sus alcances sociales y económicos controvertidos. El último episodio revolucionario lo protagonizó la sublevación de Saturnino Cedillo (1890-1939) contra Lázaro Cárdenas por haber traicionado el movimiento agrario. En 1914 Cedillo había luchado con Pancho Villa en contra de Venustiano Carranza al unirse al Plan de Agua Prieta. Fue jefe de armas con Álvaro Obregón y lucho contra el delahuertismo en 1923, para luego enfrentar junto con las fuerzas federales de Plutarco Elías Calles a los Cristeros de 1926 a 1929, logrando matar al general sacerdote Enrique Grostieta Velarde, y en 1927 peleó contra el movimiento escobarista. Con Pascual Ortiz Rubio fue Secretario de Agricultura y Fomento fundando la Confederación Campesina Mexicana (CCM) en 1928, y luego con Lázaro Cárdenas en 1934, a quien apoyó para la presidencia, enfrentándose primero a los estudiantes de Chapingo, juventudes revolucionarias que agitaron en su contra, para luego protagonizar el último levantamiento armado revolucionario, contra Lázaro Cárdenas, al discrepar Cedillo respecto de la colectivización de los ejidos que pretendía la abolición de la propiedad privada. Fue muerto a traición por Blas Ruiz, aunque su cadáver lo hallaron junto a su caballo un par de días después en la batalla de Las Ventanas el 9 de enero de 1934.    







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