Guillermo
de Lourdes y las Doradas Manzanas del Sol
Por
Alberto Espinosa Orozco
En
los muros del patio central del Palacio de Zambrano pueden admirarse las obras
murales que Guillermo de Lourdes realizó al oleo entre 1935 y 1936, conocidas
en su conjunto como “Historia del Proceso
Revolucionario”, ocupando desde el primer corredor de la entrada principal
hasta los arcos de la segunda planta. En conjunto se trata de cinco series,
todas ellas de altísimo mérito estético, contribuyendo al esplendor de la
señorial edificación, siendo el recinto civil que cuenta con un mayor número de obras pertenecientes
al movimiento muralista mexicano en Durango. Los
bellísimos murales de Manuel Guillermo de Lourdes comienzan a desenvolverse en
el zaguán de la entrada principal, donde el artista pintó las alegorías: “El Trabajo en la Hacienda Porfiriana” y
“La Acordada”.
En
los corredores del patio principal, el muro frontal y en los laterales, plasmó
con un gran sentido didáctico la “Historia
de la Revolución”, marcando, a través de las imágenes de sus personajes principales,
sus diversas transiciones. La larga
serie de muros titulados en su conjunto “La
Lucha de Facciones”, plantea una compleja composición histórica narrativa,
cuya lectura está dispuesta, siguiendo el corredor del patio principal, de
izquierda a derecha.
Destaca un segundo tablero,
enmarcado en un paisaje, en el que aparece
el revolucionario Aquiles Serdán
(1877-1910), quien en 1909 fundó en Puebla el club político “Luz y Progreso”.
Se encuentra resguardado por su madre, en la parte posterior, junto a sus
hermanos, Maximino y Carmen Serdán. Aquiles Serdán, al lado de Francisco I.
Madero, inician en el Partido Antirreleccionista el levantamiento armado en la
ciudad de Puebla, pero es asesinado junto con dieciséis de los dieciocho
insurgentes en un tiroteo en su casa, en la ciudad de Puebla, el 18 de
noviembre el 1910, a manos del general Miguel Cabrera, jefe de la policía,
figura que aparece en el fondo del tablero entre las moriscas construcciones de
aquella ciudad.
En la parte baja del muro se encuentra
una hermosa representación de Carmen Serdán, llevando entre las manos unas
esferas explosivas, puestas a los pies del revolucionario –en clara alusión a
las míticas Manzanas de Oro de las Hespérides, símbolo de los más altos tesoros
de la abnegación y sacrificio humano. Si observamos en detalle se trata en
realidad de un manojo de bombas, parecidas a granadas de mano, ofrecidas por la
mujer al revolucionario como explosivo reclamo ante las insufribles injusticias
del porfiriato. El mito griego recuerda que en las bodas de Zeus con Hera, la madre Gea
le regaló a su nuera unas ramas de las que pendían manzanas de oro, las cuales
otorgaban la inmortalidad, el poder de la vida y la juventud eterna. Las Hespérides, o las Hijas del Atardecer,
aceptaron que fueran sembradas en su jardín por Hera, siendo protegidos los árboles
en que se convirtieron por Ladón, el temible dragón de diez cabezas. En el
primer mural de Diego Rivera, La creación, aparecen las míticas manzanas de oro
de las Hespérides, utilizando Guillermo de Lourdes para esta ocasión el
simbolismo en un tono más cívico y heroico. Es uno de los frescos más bellos de
todo el conjunto, donde aparecerá nuevamente la figura de la musa que
recurrentemente tomó el artista como modelo para su pintura.
Nota: Existe en Durango un moderno monumento
en homenaje a la memoria de la revolucionaria Carmen Serdán, en el Jardín
Vizcaya, junto a Transportes, frente a la Primaria Guadalupe Revilla, Escuela #
10 del estado.
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