Ángel Zárraga: el Muralista Mexicano y la Escuela de
París
Por Alberto Espinosa Orozco
“El
templo de Dios es santo y limpio,
y
Dios destruirá al que profane o corrompa a su templo,
y
ustedes son templo de Dios.”
Corintios
I, 3,17
I
Ángel Zárraga Arguelles nació en la ciudad de Durango, capital del estado, el 6 de agosto de 1886. Situado en el extremo norte de la
zona interior de la
República Mexicana , Durango
ha visto nacer a diversas personalidades, como el caudillo
revolucionario Francisco Villa y los actores Dolores del Río y Ramón Navarro, estos dos últimos primos de
Zárraga y de quienes pintó sus retratos.
Su padre, Don Fernando Zárraga Guerrero, hijo
de Juan Antonio Zárraga, de
origen vasco, nació en 1861 en la misma
ciudad de Durango, y se le reconoció como un prestigiado médico. En la Escuela de Medicina de la
ciudad de México impartió las cátedras
Obstetricia, Anatomía Topográfica y Clínica Quirúrgica, para luego fungir como director, también fue
presidente de la
Academia Nacional de Medicina, y años después, en el desaparecido Hospital Juárez, un pabellón llevó
su nombre. Hombre de desarrollada sensibilidad artística, estimuló las bellas artes en su hijo Ángel. Deseaba que
se dedicara, igual que él, al estudio de la medicina, pero al advertir los
intereses artísticos de su hijo, lo impulsó para que llevara a cabo su
vocación de pintor. El mismo Ángel Zárraga
comentaba que tenía cuatro afectos:
"su padre, un self-made-man, médico alto y fuerte, Tiziano, El Greco y Velázquez".
Por medio
de su madre de ascendencia francesa, Guadalupe Arguelles, el pequeño Ángel obtuvo sus primeros conocimientos del francés,
así como el acercamiento a las enseñanzas religiosas que, junto con las oraciones aprendidas en casa, lo
acompañarían toda su vida y que sembraron en su carácter una profunda
devoción cristiana presente en gran parte de
su producción plástica. Sobre sus años de infancia Zárraga rememoraba: “En esa
recámara, mi madre, que se llamaba Guadalupe, como la virgen nuestra,
tomaba mis manos infantiles y arrodillado me enseñaba aquellas oraciones [...] y era la oración a San Jorge para
protegerme de las ponzoñosas [...] y era la oración al Santo Ángel de mi
Guarda luz y compañía", guiándolo así
por los caminos del mundo y
del ultramundo.[1]
Sus hermanos fueron Francisco, Guillermo,
María e Isabel, así como Fernando, Guadalupe y Luz, quienes murieron de niños.
Apenas dos años mayor que su contemporáneo y
coterráneo el poeta zacatecano Ramón López Velarde, el pintor de origen
durangueño se traslada en 1893
a vivir a la
Ciudad de México, a los 7 años de edad, en compañía de su numerosa
familia. Sus primeros estudios los realizó en la Escuela Anexa a la Normal , la misma en la que
iniciaron su formación otros destacados intelectuales mexicanos, como Alejandro Quijano y Jaime Torres Bodet. En 1899
ingresa a la Escuela
Nacional Preparatoria de San Ildefonso, teniendo como
maestros a José María Vigil, Justo Siena, Manu Parra, Amado Nervo, el filósofo Ezequiel A. Chávez y al poeta y profesor
de literatura clásica Pedro Arguelles -quien a la sazón era hermano de su madre
Guadalupe y, por otra parte, bisabuelo
del escritor Guillermo Scheridan. En
aquel entonces Zárraga escribía prosa y dibujaba .algunas caricaturas y retratos sobre tarjetas postales, las
cuales vendía cono éxito en la casa
Pellandini solventando así sus gastos con las ganancias.
Hacia 1902 y 1903, cuando tenía escasos
dieciséis años, fue motivado por los grandes poetas Luis
G. Urbina. J. J. Tablada y Amado Nervo para que publicara sus primeros versos
en la Revista
Moderna , y tres años más tarde, Rubén Darío incluiría
en la Antología de
Poetas Hispanoamericanos, de Manuel Ugarte
(1906), dos de sus poemas, escritos en Bruselas en 1905. También realizó diversas viñetas que ilustraron
la afamada revista, la cual agrupaba
a los más excelsos escritores, también colaboraría con alguna epístola para la
revista Savia Moderna. [2]
Posteriormente
estudia en la Academia
de San Carlos teniendo como compañeros a Diego Rivera (Guanajuato, 8 de
diciembre de 1886 — Ciudad de México, 24 de noviembre de 1957) y Saturnino
Herrán (Aguascalientes 1887 - Ciudad de México,
octubre de 1918). Orfebre del claroscuro aprendido del maestro generacional
Germán Gedovius y del neoclasicismo de Santiago Rebull. Empero pronto se
impregnó del simbolismo funerario de Julio Ruelas (Zacatecas, 1870-París, 1907), formándose en
los rigores más exigentes del oficio, lo que le permitiría desarrollar una
técnica segura y triunfante. A Carlos González Peña le confesaría un día
Zárraga no sólo que Julio Rulas fue su primer maestro, sino que tuvo el
privilegio de ser su único discípulo. En efecto, por arcano afortunado en 1903
se le otorgó al grabador zacatecano el Taller de Modelado en Yeso, donde por
afinidades electivas imanta al joven Ángel Zárraga. Al finalizar ese año Ruelas
marcha a Paris, donde muere de tuberculosis en 1907 a los 37 años de su
bohemia edad. Ángel Zárraga quedó marcado desde el principio por el simbolismo
vanguardista en boga representado inmejorablemente por Julio Ruelas, pues tal
corriente estética era una respuesta a la época y altura histórica,
reaccionando en contra del racionalismo y materialismo científico al expresar
los estados del alma extremosos bajo el escorzo de los temas extremosos ellos
mismos: la enfermedad, la muerte, la pasión sexual y los terrores ocultos de la
crueldad o del pecado, hasta incursionar por los pasadizos y precipicios de lo
sobrenatural, el misticismo y el ocultismo.
Ángel Zárraga emprende pronto el viaje a
Europa, del que regresó después de 37 años,
siendo testigo de la destrucción moral y material de Europa al iniciar la Segunda Guerra
Mundial. En ese lapso de tiempo visita su patria solamente en cuatro ocasiones:
en 1907, 1910, 1914 y 1929, siendo esta última especialmente desafortunada por
las turbiedades del clima político creado por sediciosos y calumniadores
socialistas de buró, quienes en delirantes filosofías especulativas sospechan
de su desarraigo para acusarlo de antinacionalista, clerical y hasta de
cristero. Vuelve definitivamente a México en 1941. y muere un lustro más tarde,
en 1946, cuando pintaba uno de sus murales más importantes en la Biblioteca México
de la Ciudadela.
II
A su llega a Europa estudia en la Academia Real de
Bruselas (1904) y posteriormente en la Academia de Bellas Artes de París (1910),
viajando luego por España, Italia y Holanda, pintando y dibujando sin descanso
bajo la influencia de El Greco y Zuloaga, para desarrollar luego un personal simbolismo,
el cual se expresa plenamente un su obra mural con las notas de un clasicismo
romántico de elevada serenidad y espiritualidad.
La primera incursión de Ángel Zárraga en la
pintura de gran formato la realizó en el año de 1917, en los estertores finales
de la Primera
Guerra Mundial, para la escenografita de la puesta en escena
de Antonio y Cleopatra de Willam Schaquespeare, montada en el Teatro
Antonie de París, llevando a cabo un plan arquitectónico que rebasó
toda expectativa –siendo uno de los artistas contemporáneos que investigó más
acuciosamente la interdisciplinariedad de las artes del espacio, por la convivencia
entre la pintura, el urbanismo, las grandes placas tectónicas en la naturaleza
inanimada o arte del paisaje y la escultura. De la escenografita saltó al
espacio mural, realizando su primera composición en la casa parisina de uno de
sus coleccionistas particulares, el Dr. Van der Hernst. Su segunda obra mural
tardo siete años en concluirla, ocupándose en ella de 1922 a 1929, en el Castillo
Vert-Coeur, en Chevrease, cerca del Palacio de Versalles,
perteneciente al conde René Phillipon, pintando al fresco los espacios del Oratorio,
la Biblioteca ,
el Corredor, los muros de la Escalera Central
y el Salón Familiar -Castillo que para 1950, con todo y murales,
fue comprado por una hija del general De Gaulle, instalando en él una escuela
especializada.
Debido a sus compromisos de trabajo
desatendió el llamado del Secretario de Educación con Obregón, quedando a
distancia de la obra civilizadora del proyecto muralístico nacional convocado
por del filósofo José Vasconcelos -al que de inmediato se adhieren José
Clemente Orozco, Diego María Rivera, Fermín Revueltas y Jean Charlot-, puesto
que sus compromisos de trabajo parisinos se lo impedían, ocupado en sus labores
de pintor y muralista así como magisteriales, pues hasta 1929 dio clases de
pintura en la Academia
La Grande Chaumiére, en Montparnasse. Sin
embargo, vale la pena señalar que Ángel Zárraga, al igual que el gran muralista
Jean Charlot, de ascendencia méxico-francesa y exilado en las islas hawaianas
desde finales de la década de los 20´s, dedicarían gran parte de sus esfuerzos
murales a la decoración de templos cristianos, debido todo ello a una comunión
que los une dentro de una refinada sensibilidad religiosa y espiritual –veta, pues, de profunda
significación dentro del Movimiento Muralista Mexicano aun por explorar.
Así, para 1924 inicia su tercera gran obra:
los murales a la encáustica en la
Cripta de Nuestra Señora de La Salette , en
Suresnes, donde pinta La
Anunciación , La Asunción y La Coronación
de la Virgen ,
logrando sus figuras con luz, sin recursos de relieve ni claroscuros.[3]
Su cuarta obra mural la realizó para 1925 en la reconstruida Iglesia de los Mínimos, en
Réthel (Ardenas), desarrollando al fresco el simbolismo de los cuatro
evangelistas a manera de bestiario, pintado detrás del altar una vidriera con El
Redentor y en otra escena a Cristo entre los brazos de los Ángeles
–iglesia y murales destruidos, junto con los vitrales de Jacques Simon y las
esculturas de Georgers Saupique, durante la
Segunda Guerra Mundial.
Es invitado por Alberto J. Pani en 1927 a decorar la casona de Legación Mexicana de París,
realizando 18 paneles móviles de intención mural en el Salón de Fiestas y
la Sala
de Estar, añadiendo a su lenguaje un tratamiento en estilo Art Decó en donde adelanta una concepción simbólica en el
orden del vestuario, a la vez fijando el estilo frugal la época de postguerra y
tocado por la idea de la humilde redención intemporal. El lienzo mejor conocido
de ellos, “Amaos los Unos a los Otros”, tiene por tema el de la
reivindicación por la magia de las musas de las clases trabajadoras obreras y
campesinas oprimidas. En los murales portátiles desfilan trece mujeres vistiendo
atavíos populares de sus etnias: europeas, negras, hindúes, eslavas, orientales
y americanas, siendo la figura principal inspirada en la actriz Dolores del
Río. Himno de conciliación entre las naciones en el que la joven mexicana con
sus trenzas de tabaco y apareciendo de espaldas se incorpora a la danza de
altruismo universal. Síntesis de laicismo y religiosidad con el tema de la
fraternidad universal entre las naciones, en cuya alegoría se simboliza la
incorporación y reintegración de México al esfuerzo civilizador de la cultura y
a los triunfos ciertos de la educación. En otros lienzos de la serie el pintor
expresa las diferencias entre el mero inmanentismo anejo al culto pagano y el
contraste trascendente inscrito en el espíritu de la civilización cristiana,
teniendo dos de ellos el tema de las cuatro virtudes morales y las tres
teologales. Una más se detiene en la imagen mítica de Cuauhtemoc, el joven
abuelo fiel en su nobleza al espíritu más puro de su raza . La cultura de Francia es
representada por el impuso moderno de la aviación en las figuras de Nungesser y
Coli, muertos en su aeronave al intentar cruzar el Océano Atlántico y el
triunfo de Charles Lindberg. Hay que agregar que las obras fueron
arrancadas de sus bastidores y se les arrumbó por años en los sótanos de la Legación ,
para ser rescatados y restaurados en México hasta el año de 1988 -esper ando con
avidez la cultura durangueña una magna exposición de tales reliquias.
Hay que destacar que ya desde 1914 había pintado cuatro lienzos titulados El Cielo de la Acción, donde vuelve a probar su maestría armonizando sus composiciones en la difícil dinámica circular de sus figuras. En efecto, la famosa imagen de San Jorge el pintor durangueño plasmó a uno de los héroes paradigmas de la historia de la humanidad, especialmente para la cultura regional de Durango debido a ser el Santo Patrono de esta ciudad desde el año de 1749 –tétrada completada por Mctezuma Ilhuicamnina, el flechador del cielo; David, y El Aviador. Siguiendo una composición similar y semejante estilo al desarrollado para la Legación pintaría luego dos imágenes de cuño religioso: San Miguel (1939) y Juana de Arco, la Doncella de Orleáns (1939). Lienzos de carácter metafísico que ponen de manifiesto la realidad histórica actuante de la moral y de fe cristiana.
Hay que destacar que ya desde 1914 había pintado cuatro lienzos titulados El Cielo de la Acción, donde vuelve a probar su maestría armonizando sus composiciones en la difícil dinámica circular de sus figuras. En efecto, la famosa imagen de San Jorge el pintor durangueño plasmó a uno de los héroes paradigmas de la historia de la humanidad, especialmente para la cultura regional de Durango debido a ser el Santo Patrono de esta ciudad desde el año de 1749 –tétrada completada por Mctezuma Ilhuicamnina, el flechador del cielo; David, y El Aviador. Siguiendo una composición similar y semejante estilo al desarrollado para la Legación pintaría luego dos imágenes de cuño religioso: San Miguel (1939) y Juana de Arco, la Doncella de Orleáns (1939). Lienzos de carácter metafísico que ponen de manifiesto la realidad histórica actuante de la moral y de fe cristiana.
En ese mismo año de 1927 es propuesto por
André Honorat para ser nombrado Chavalier dans l Ódre Legión d´Honeur (Roseta
de Oficial de la Legión
de Honor), reconociendo el gobierno francés sus subidos méritos en 20
años al servicio del arte... a los 40 años de edad –siendo promovido en 1935 y
recibiendo la Roseta
de Oficial. Debido a la política del gobierno mexicano y sus escollos
ideológicos revolucionarios no es sino hasta el año de 1934 que es aceptado
como consejero de la Legación
de México en París, distinción que solicitaba el pintor desde los
tiempos de Alfonso Reyes. En ese mismo año se casa con la bella rubia
suizo-alemana María Gysi, pintando por aquellos años una serie de mujeres
luminosas y transparentes de robusta sensualidad.
Durante su estancia en Francia conoció el
pintor de cerca todas las guerras y revoluciones que cada década sacudieron a
Francia -supo también a la distancia de las que en el mismo tiempo sacudieron a
su patria. Ante ello el artista mexicano respondió con un proyecto cultural de
radicalismo y laicismo de inspiración francesa, que trasplanta en términos de
la filosofía cristiana los ideales de la fraternidad universal entre los
pueblos, la libertad del individuo y la igualdad de todos los seres humanos.
Vuelve a la pintura mural en el año de 1932,
trasladándose al África, a Marruecos, donde pinta en la Iglesia
de Fedhala a Santiago Apóstol, patrono de los peregrinos, y a Pedro y
Pablo en su tarea evangelizadora en tierras de los gentiles. De regreso a
Francia pinta un fresco más, esta vez en la Capilla del Sanatorio de
Cristo Redentor, en la
Alta Saboya , donado por la familia Guebriant y pensado para
atender a mujeres tuberculosas,
edificado bajo la arquitectura moderna de Paul Abraham y Henri-Jacques
Le Méme. Ángel Zárraga desarrolla nuevamente los temas cristológicos en una obra
de gran belleza, plenitud y grandiosidad, donde plasma la Anunciación , Redención,
Bienaventuranza y Vía Crucis –encontrándose
para orgullo regional los bocetos preliminares al carbón del Vía Crucis en
el Museo Ángel Zárraga (ICED) de la ciudad de Durango. Entre 1933 y 1934 pinta en el Sanatorio
Martel de Joinville tres murales al fresco: La Sagrada Familia ,
Crucifixión y Jesús llega a los brazos del Padre.
Sigue a esta obra la decoración de la
Maisón du Café de París, en la Plaza de
la Ópera –la cual desapareció tras la guerra, aunque sabemos por
reliquias fotográficas que trataba de los Atlantes y de Don Quijote de la Mancha. Prosigue
su labor de muralista en la Sala
de Consejo del edificio de la
Unión de Minas de París y en la misma
época realiza otro mural para la
Compañía de Fosfatos de Constantine.
Por último en los preámbulos de la Segunda Guerra Mundial alcanza
todavía a realizar cuatro obras murales más: en la Cúpula
de Mal Paso, en Mégreve, plasma temas de la mitología griega. Desarrolla
en el templo parisino de tradición franco-española de Saint Ferdinand des
Ternes imágenes sobre la vida y milagros de Santa Teresa de Ávila y de
Santa Teresa de Lisieaux. Apoyado por el filósofo Jaque Maritain; pinta también
en la Iglesia
de Saint-Martín, en el Castillo de Meudon con el tema de las Fábulas
de Lafontaine. Por último, en la Capilla de la Ciudad Universitaria
de París (1937-1940) desarrolla el tema central del humanismo: la pasión de
Cristo, sirviéndose de un planteamiento calificado de intelectual, cerrando su
obra europea como muralista en pleno
bombardeo en Francia por los nacional-socialistas alemanes en junio de 1940
–murales que, por otra parte, no se exhiben desde hace años al publico debido a
incontables retruécanos de tipo burocrático.
Se a criticado a Zárraga de apoliticismo. No
es verdad. De hecho su regreso a México precipitado por las hostilidades del
espíritu guerrero, se debió más que nada al clima de frialdad creado en su
contra en el medio acomodado y artístico en el que se desenvolvía, debido a su
participación en la Radio
Francesa , donde difundió exhortaciones públicas a las
naciones hispanoamericanas para condenar el socialismo totalitario que surgió
como una amenaza de anti-humanidad e
invadiendo como un cáncer a los países de eje, teniendo su cedes en
Tokio, Roma y Berlín. Al finalizar el año de 1941 parte de Francia y al inicio
de 1942 desembarca en el puerto de Veracruz con su esposa María Luisa y su hija
Clarita, acompañando de un gran menaje de viaje, entre cuyos mundos y baúles
cargados de lienzos llegó también un
automóvil Renault del que por cuestiones tanto simbólicas como afectivas no
pudo ni quiso desprenderse.
III
A su llega a México pinta en menos de un
lustro un kilómetro de pintura mural más. Inicia en los Laboratorios
Abbot, desarrollando el doble tema opuesto de la salud y la enfermedad.
Por instancias del acaudalado Arturo J. Pani es contratado para un mural en el
bar del Club de Banqueros, en el edificio Guardiola, donde pinta la Alegoría
de la Riqueza
y la Abundancia ,
La Miseria
y el Placer. y El mito de Dannae y Perseo. Por instancias
de su antiguo condiscípulo en la Escuela Anexa a la Normal , Jaime Torres Bodet, se integra al Seminario
de Cultura Mexicana como miembro prominente y de excelencia, efectuando
conferencias magistrales sobre la pintura francesa contemporánea, especialmente
el cubismo en cuyo movimiento participó desde su creación activamente, leyendo
sus notas personales acerca del arte religioso y publicando estudios sobre
pintura, siendo posteriormente nombrado vicepresidente.
A mediados de los 40´s concluye a la
encáustica la ábside y tres tableros en la Catedral de Monterrey,
en Nuevo León, donde pinta las Ocho Bienaventuranzas separadas por unas
filacterias que contienen textos de los evangelios, terminándola por cábala del
destino el mismo día de la victoria aliada sobre la Alemania nazi, por lo que
la firma con la leyenda “Aleluya. 6/X/45”. Finalmente realiza uno de los cuatro
murales ideados para de la “Sala de lectura José Vasconcelos” en
los Talleres Gráficos de la
Nación , hoy Biblioteca México, en la Ciudadela ,
los cuales habían sido encargada por el Secretario de Educación, el ensayista y
poeta del grupo Contemporáneos Jaime Torres Bodet. Alcanza a concluir La Voluntad
de Construir -dejando en proyecto los frescos El Triunfo del
Entendimiento, El Cuerpo Humano y La Imaginación. Se
trata, en efecto, de una serie en donde el autor quiso representar, de modo
edificante, el poder del hombre para transformar la naturaleza en cultura y el
tiempo en historia por virtud de sus obras y sus creaciones. Tema de la técnica
moderna, la cual provee al hombre del conocimiento material para transformar la
materia y su entorno, y de la cultura que presta el conocimiento simbólico que
precisa el ser humano como el otro medio para desplegar plenamente su voluntad,
siendo estos elementos los principios de un mundo superior en una síntesis
entre el mundo secular, religioso y cultural. Obra de gran refinamiento, que
aspira a la modernización constructiva de la patria, anquilosada
Al igual que el genial compositor durangueño
Silvestre Revueltas, Ángel Zárraga muere de una pulmonía cuata mal atendida el
23 de septiembre de 1946, a
los 60 años de edad. Hay que señalar que el resto de la comitiva integrada por
las máximas figuras vivas de la Escuela Mexicana guardaron un
lamentable silencio.
Especie sui generis de caballero andante, encomendado desde pequeño
por la oración a San Jorge, Ángel Zárraga templó sus pinceles y bruño su paleta
recorriendo el mundo y su época y, a la manera de un geógrafo del espíritu,
levanto la cartografía de su gestación y su más moderna orografía, absorbiendo
sus movimientos y precisando sus presencias poderosas o revelando en estancias
a las visitaciones del espíritu. Lo verdaderamente revolucionario en su obra muralista
estriba en la aceptación de una doble dimensión del arte nacional, que a la vez
que defiende el laicismo y la libertad de la conciencia individual se avoca a
la plasmación de los ideales sociales de la patria dentro de una óptica
cristiana. Porque lo que Ángel Zárraga descubrió en el radicalismo francés, más
que las contorsiones de las frivolidades vanguardistas, fue las raíces del
laicismo mexicano y de la conciencia social -como un asunto más que
revolucionario, diríamos hoy de democracia nacional-, intentando aportar los
elementos de dinamismo y modernidad de su pintura para contrarrestar el
enquistamiento de nuestra raza, tendiente a la petrificación y la moribundez, amando la más alta espiritualidad, la salud y
la vida.
[1] Ver “Mensaje a Durango”, en Archivo Carlos Pellicer, 1942
[2] Ángel Zárraga practico la poesía desde aquel
entonces continuando sus ejercicios en París donde, junto con su amigo
Guillaume Apollinaire (Roma, 26 de agosto de 1880 – París, 9 de noviembre de
1918), desarrolló una especie de catolicismo modernista. Se publicaron en
aquella ciudad sus libros de poesía: Oda a la Virgen de Guadalupe (1917), algunos de
cuyos versos aparecieron en la revista mexicana de Contemporáneos; Tres Poemas
(1934); Oda a Francia (1938) y; Oda a la Victoria (1939). La editorial de la Revista
Ábside publica su libro Poemas 1917-1939 con prólogo de
Alfonso Reyes.
[3] Antes de pasar a la tarea mural Zárraga trasformaba sus cuidadosos
dibujos en lienzos de pequeño formato, enviando a México como regalo para su
padre los estudios para la Cripta de Notre-Dame de La Salett. De
esta obra desaparecida, por causa de los bombardeos alemanes, se conservan
empero tres cuadros preparatorios de estilo cubista sintético, custodiados por
la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción de México. Se trata del
tríptico “La Anunciación, La Asunción y La Coronación”.
[4] El proyecto para la ornamentación de la Catedral
de Cuernavaca quedó inconcluso, salvándose sólo unos dibujos de tamaño
mural. Aunque en su ciudad natal no dejó obra mural alguna el Museo de Arte
Contemporáneo que lleva su nombre conserva unos bocetos a lápiz de su mano
para el Via Crucis de la Capilla del Sanatorio de Cristo Redentor, en la
Alta Saboya ,
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