El Pasillo de la Memoria
Por
Alberto Espinosa Orozco
En el Museo Palacio de los Gurza (ICED) y
dentro del marco del Festival Revueltas 2014 se presentó, apenas al final del
año pasado la inusitada muestra pictórica “Pasillos
de Memoria”, estelarizada por la obra de tres talentosos artistas
durangueños, quienes conforman el dinámico núcleo del espíritu estético del
grupo “El Taller”, continuando con la dinastía de grandes pintores
regionales: José Luis Ramírez, Leonardo Ortega y Christian de Jesús Castro.[1]
Muestra representativa del trabajo y
disímbolas trayectorias de tres artistas regionales, la exposición “Pasillos de Memoria” resulta un
afortunado cruce de caminos, amalgamado a partir de un tema general, incluso
generacional, común: el de lo posible que no llega al acto o que está roído por
la fragilidad o los escollos de la contingencia. Reflexión sobre la naturaleza
humana y la relación del ser humano con naturaleza en general, y aun con la
sobrenatural, la muestra nos habla de una nota característica de los tiempos tardo-modernos
que corren: la de su falta de desarrollo espiritual, de lo que queda apenas
dibujado, en esquema y como en potencia, sin llegar al acto. Sea por la mentira
de la fantasía huera y sus agencias demagógicas, sea por anemia, por el abandono o la
desviación de la naturaleza propia o por la irrupción de la alienación, de lo
impropio, que al alterar o diluir alguna de las notas esenciales que
constituyen la esencia de un ser o asociación dan lugar al fenómeno de la
“dobles”, de la irrupción del “otro”, que se amotina o es contrario a lo humano,
amenazándolo y poniéndolo en peligro , mermándolo o poniéndolo en riesgo desde
su raíz.
Exploración, pues, a la atmósfera de vacío
o nihilismo contemporáneo, donde los valores de la tradición son puestos a
prueba de fuego, y que ha desembocado en una crisis de valores sin paralelo en
la historia de la cultura occidental.
Los tres artistas durangueños José Luis
Ramírez, Luis Leonardo Ortega y Christian de Jesús Castro llevan a cabo así un
diagnóstico, también, del oscuro paganismo al que se precipita el siglo, dando
cuenta de aquellas presencias evanescentes e intangibles donde se fragua la frustración
de la esencia humana, amenazando incluso su existencia misma. Sondeo, es
verdad, de los riesgosos parajes y acantilados de lo posible –que es la
categoría más dura de todas, porque en lo posible todo es posible, incluso lo
que lo que al destruir el concepto se piensa como imposible y que resulta en su
revés inasimilable para la conciencia: la degradación, la ausencia y la amnesia
del ser, dando lugar así a lo bizarro, lo poseso, lo fantasmal o equivoco. Sondeo
de lo que pulula del otro lado del espejo, pues, que al tomarle el pulso a una época ver lo
que se juega en sus zonas limítrofes y extremas –lo que no deja de ser, en el
seguimiento de sus ejes radiales concéntricos, una exploración profunda de lo
humano y de la totalidad.
[1] ICED, COINACULTA, Museo Palacio
de los Gurza y Festival Revueltas 2014. Del 14 de octubre al 14 de noviembre
del 2014.
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