viernes, 23 de enero de 2015

Amistad (Memoria y Olvido) Por Alberto Espinosa Orozco


Amistad (Memoria y Olvido)
Por Alberto Espinosa


La amistad con el mundo no era nada
más que el amor del tiempo y la hermandad
con el prado y el cielo, con el perro  y el gato
y con la luna, con el fuego y el sol, con el agua
y el viento, con el árbol ya viejo y su renuevo
y con el helado aliento del enfermo.

En la disimulada danza de las horas
la lenta amistad ha sido eso: el compartir
el pan, la sal, el vino, el viento, el día y la palabra,
sobre todo la palabra que abre la esperanza del mañana
-marchando en la pendiente entre la noche impía,
rodeando los pozos secos, sedientos de negrura.

Y con los muertos... ¡Ah, sí! La amistad
que sostenemos, ateridos, con los muertos,
con nuestros muertos -que infatigables
nos observan más allá de las compuertas:
que nos escuchan y nos observan y nos hablan
-sin decirnos nada, nada, ni siquiera una palabra.

Y la amistad con el silencio peregrino
que asecha entre las grietas del camino;
con el silencio, donde se escucha entre ecos
 los latidos del mundo que pasó, que se ha perdido,
confundido entre la ambigua bruma, en que se estrechan
en combate la incesante memoria y el fragoroso el olvido. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario