lunes, 9 de julio de 2018

Distopía Monterrey: Rafael Rodríguez Por Alberto Espinosa Orozco


Distopía Monterrey: Rafael Rodríguez
Por Alberto Espinosa Orozco
 
 
 
 

            En una órbita semejante, pero acaso de signo contrario, se desenvuelve el trabajo del dibujante y pintor regiomontano, avecindado en Querétaro, Rafael Rodríguez (1977). Imágenes poderosas que obedecen al irracionalismo objetivista contemporáneo del que habla Jorge Cuesta, su estética realista pone el acento en la representación y en las normas academicistas, girando sin embargo sus  espléndidos retratos sobre un gozne dialéctico, que va de de la simpatía y empatía por sus modelos, frecuentemente afectados por los estigmas de la gravedad, del dolor, de la enfermedad o de la muerte, a un sentimiento de distancia y conmoción espiritual. Fluctuación emocional, pues, que va de  la atracción a la repulsión y que se estabiliza en una especie de frialdad quirúrgica, no carente de filosa insensiblidad ni por lo tanto de dureza. Visión y revelación de las miradas que, sin embargo, está a medio camino de la ocultación y de la ceguera, fluctuando así su arco expresivo de la sensibilidad a la indiferencia. Contraste entre claridad expresiva de la realización formal y la complejidad del contenido latente, donde se da el quebranto o el temblor de la forma, la cual se expone a los vendavales de la intemperie o se vacía en las asépticas apariencias de la realidad fenoménica, quedando por fin presa en la delgada película de lo superficial, en una especie de tránsito sutil entre lo necesario y el accidente, o que va de la fenoménica transparencia de la luz, lo mismo al insípido corazón del drama que a la oscuridad invisible del espectro. Sus cuadros son así, más que nada, detenidas meditaciones plásticas, teniendo su lenguaje el peso natural del rigor y de la gravedad, no exentos de la sobriedad de carácter ni del vuelo alado de la  poesía. 




 

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