Horizonte
Por Alberto Espinosa
La corrupción que rueda a nuestros
pies trayendo
los fragmentos obstinados de
maravillas obsoletas
que un tiempo pertinaz hollado va volviendo
nada;
el airado rugir del mar que en densos
torbellinos
mezcla en el caleidoscopio de la
arena vida y muerte;
el polvo de la montaña erosionada que
se filtra
por las puertas cayendo sobre un
fondo de hojas secas;
la reseca costra de la noche con su
vago manto roji-negro
donde anida insidioso el grosero
ulular del terco olvido;
nada de ello habrá de oscurecer los
claros tesoros de la costa
la luz de la bahía transparente y sus riberas
donde las conchas
del recuerdo tornasolan al sol las
perlas de su nácar:
la estampa de aquel grupo de focas
sobre las rocas detenidas;
el largo puente rojo que colgaba
entre la niebla que surgía
de aguas aceradas entre las enormes
naves encalladas;
o el viejo tren que con equilibrio
endeble bamboleante
se deslizaba por cintas de argento a
la carrera para ser el viaje
y el claro anuncio cantarino de la otra orilla y sus riveras.
Es onírico y muy sugerente, bajo una inteligente pluma poética, dibujas un cuadro maravilloso.
ResponderEliminarMuchas Gracias Azzi
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