Elsa Chabaud: el Relato
de los Rótulos
(1a de 10 Partes)
Por Alberto Espinosa
Por Alberto Espinosa
En memoria de Luís
Cisneros García (+),
hombre genuino,
rotulista popular.
“Amable paradoja la
esencia del arte: ejercer
una función perjudicial
sin producir perjuicio.”
Federico Nietzsche
“Como la sota moza,
Patria mía,
en piso de metal, vives
al día,
de milagro, como la
lotería.”
Ramón López Velarde
“No es el amor de fuego
ni de mármol,
el amor es la piedad
que nos tenemos.”
Efraín Huerta
I
La fotógrafa mexicana
Elsa Chabaud ha reflexionado en el camino para encontrar, en uno de los
registros de sus límpidas imantaciones sensibles, una estancia del espíritu, a
la vez cordial y colorida, en la cual poder reconocer lo que somos en la
intimidad y como cultura, para así poder saber también a lo que pertenecemos.
Porque a través de una cuidadosa selección de rótulos e ilustraciones
populares, Chabaud ha ido profundizando en las raíces tradicionales y carácter
de nuestra cultura, hallando un suelo nutricio poblado de emblemas y símbolos,
alcanzando a fijar y detener por un instante el fluido manantial del alma
mexicana. Así, sus películas instantáneas se despliegan como una secuencia
narrativa, en cierto modo Adánica, en las que vuelve a revivir el borbotón
natal del tiempo original. La serie articulada de imágenes prístinas y
esenciales rescatadas por Chabaud en su peregrinaje estético se presentan así
en su desfile como una narración en la que se dibuja el alma de nuestro pueblo
y su gesta cultural, añadiendo un componente de carácter educativo, pues desde
las aceras urbanas y pueblerinas las ilustraciones populares abren el espacio a
la reflexión y a la convivencia formativa, haciendo despertar e irrigando con
agua clara los brotes más preciados de nuestro más íntimo jardín.
La artista parte así de
la inclinación contemporánea por el historicismo, heredada por vía del
romanticismo, que nos mueve y remueve a buscar cosas distantes y exóticas en
épocas o edades de la historia y en parajes y escondrijos geográficos, viajando
así en el espacio y en el tiempo para ver y saber de formas de vida y formas de
hacer contrastantes con las nuestras, para extraer así de las modificaciones,
mutaciones y diferenciaciones generacionales y étnicas la constante de una
esencia y a la vez una idea más rica y completa de lo humano. Empero, tal punto
de partida se resuelve por dar a la lejanía de lo distante abstracto un cuerpo
y una carnalidad coetánea que es a la vez una calidez y una ternura. Porque su viaje
en el espacio y en el tiempo se ha decidido por explorar los mundos más
refractarios al vértigo de la historia, encontrando en las imágenes del
rotulista popular algo más estable y permanente, logrando con ello sintonizar
con el espacio humano y cordial de lo más próximo y concreto, que siendo
marginal a la mirada distraía es en realidad para la visión escrutadora un
centro imantado de la cultura y de la memoria colectiva.
Las imágenes vecinas
pergeñadas por el ilustrador y rotulista popular, entre cuyas formas y
expresiones sin darnos cuenta hemos crecido y con-crecido, se presentan
entonces como una memoria con la que poder reconciliarnos, como un espacio
también del alma popular en la que ser más nosotros mismos. Así, las insólitas
instantáneas de la fotógrafa nos ayudan a refrescar un sentido permanente
inscrito en nuestra tradición y cultura, reconociendo que el artesano había
estado trabajando por nosotros. De tal suerte, la tendencia historicista de
nuestra edad se ha decantado en el gusto de una mirada reflexiva que polariza y
orienta la mirada hacia una cercanía ignorada que había habitado todo el tiempo
entre nosotros, irrigando de agua dulce desde siempre nuestras venas,
entibiando con su calor el pecho y dando una luz más clara a la visión de nuestro
propio espejo interior.
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