martes, 15 de septiembre de 2020

Corderos de Cristal Por Alberto Espinosa Orozco

 

Corderos de Cristal

Por Alberto Espinosa Orozco

  


 

 

 

Las palabras escapan de mi boca

como lagartos de un laberinto en llamas;

por la habitación las veo difundirse,

extender sobre el espacio sus cuerpos

de amadas bestias tornasolándose a la luz

e inflamarse como globos efímeros.

 

Vuelan así libres por el aire,

sumergiéndose en la corriente ingrávida

del río de los espejos, rebotando sus formas

al saltar entre las piedras  del camino,

domesticándose en el fluido silencioso

en que alegremente se esparcían.

 

Y regresan a mi oído, ya mansas

y humildes como corderos de cristal,

para romperse y triturase y dar su jugo

al yunque animal de mi sordera.








lunes, 7 de septiembre de 2020

Alberto Espinosa Orozco Allá en Edén

Alberto Espinosa Orozco

Allá en Edén


Dios en Edén creaba 

después del hombre a una mujer del barro

y con polvo de estrellas los formaba

como quien pule un guijarro. 











Alberto Espinosa Orozco Identidad

 

Alberto Espinosa Orozco

Identidad



Yo soy de verde jaspe

de lapislázuli es mi mente

son de turquesa mis cabellos 

y amarillos berilos sus destellos.





domingo, 6 de septiembre de 2020

Sobre la Envidia Por Alberto Espinosa Orozco

 


Sobre la Envidia

Por Alberto Espinosa Orozco

 

 

I.- La infeliz envidia, esa penosa inquietud del deseo que, impotente de ser, desea que el otro mejor no sea.

 

II.- La envidia, esa pasión cobarde que se alegra con la desgracia de los amigos hinchando su ocioso orgullo.

 

III.- El envidioso es un tonto orgulloso que, descontento de sí, desea cobardemente el mérito ajeno.

 

IV.- La infeliz envidia, esa penosa inquietud del deseo que, impotente de ser, desea que el otro mejor no sea.

 

V.- La envidia, ese espejo deforme que no teniendo que enseñar se niega decididamente a aprender.

 

VI.- La mezquina envidia, que solaza su avaricia despreciando el mérito ajeno con vergonzosa fruición de su miseria llamándola orgullo.

 

VII.- La envidia expulsa con la virtud a la felicidad, siendo la triste sombra de una naturaleza madrastra prodiga en mezquindad.

 

VIII.- La envidia, esa corrosión del alma que a sí misma se daña.

 

IX.- La envidia, esa pasión amarga de la que se alimentan penosamente los bocones calamitosos.