Una espléndida victoria prostituida.- 1° parte de 5
El jueves 25 de junio
el general Villa ordenó el arresto de todos los sacerdotes y se fijó la suma de
100,000 dólares (pesos?) como precio de su libertad. Los sacerdotes arrestados
eran José María Vela; Cenobio Vázquez; José Antonio Ramos; Vicente Jaso; Manuel
Romo; Juan Ignacio Richart; Francisco Sánchez; Emérico Martínez; Benjamín
Rodarte; J. Escalante; J. Cumplido; J. Remigio; Juan Martínez; José Quintero;
J. Peña; J. Muñoz; J. Serrano; José Cuevas; Juan Raigosa; Rojas; y Ramiro
Velasco, mientras J. Gumiel quedo fuera muy enfermo: veintiuno en total.
El padre Ángel
Tiscareño, un viejo y querido sacerdote, fue escondido por sus amigos y esta
aun aquí. El martes 30 se pagaron los 100,000 dólares (pesos?) ya que los curas
que formaron el comité al cual se permitió hacer la colecta del dinero fueron
por la ciudad y obtuvieron de gente caritativa la suma requerida, en la
creencia de que una vez pagada quedarían en libertad. Estaban equivocados, sin
embargo, pues cuando se telegrafió al general Villa que se había pagado la suma
y se pedían sus instrucciones, ordenó que los curas fueran enviados a Torreón
y, para que “no sufrieran abusos” (Dios salve la observación) se les puso una
escolta militar. De torreón fueron enviados a El Paso, expulsados del país.”
“El miércoles 24 de
junio, a las 3 pm, por orden del general Villa, también ejecutada por el
general Chao, el director del Colegio San José de los Hermanos Cristianos,
Adrián Astruc, el principal de la escuela, Adolfo Guillet, ambos ciudadanos
franceses, y el capellán Pascual de la Vega, mexicano, fueron sacados de dicha
institución en el mismo momento en que otros catorce miembros del profesorado
del Colegio eran arrestados. Esos tres desdichados fueron llevados a la Bufa,
donde los fusilaron al atardecer de ese día. Nada habían hecho para merecer tal
suerte. He sabido que eran personas queridas por toda la comunidad, como
también lo eran los otros catorce miembros. El día 28 se descubrieron los tres
cadáveres, parcialmente enterrados en La Bufa, y aunque el señor Cayetano
Larronde, el agente consular francés, no pudo subir al cerro debido a su pierna
herida, gracias a sus esfuerzos se recuperaron los cuerpos y tuvieron un
entierro decente.
Fotografía de Fray Ángel de los Dolores Tiscareño.
Los catorce restantes
quedaron bajo arresto hasta la tarde del día 27, cuando se les puso en libertad
solo para ser vueltos a apresar al día siguiente, y el 29, en la tarde, los
pusieron en el techo de zinc de un vagón, cuando cayó un diluvio. La altura de
Zacatecas es de 8,100 pies y es muy posible congelarse hasta morir después de
haber sido empapado por una lluvia al anochecer. El conductor del tren, Dios lo
bendiga, tuvo piedad de ellos después de haber salido de Zacatecas y los ubico
en un vagón cerrado junto a un montón de carga.
Cuando estos individuos
desolados llegaron a Gómez Palacio, se puede imaginar su desaliento cuando uno
delos oficiales de Villa apareció y les dijo que seguirían presos hasta que
reunieran la suma de 5,000 dólares (pesos?). Les dijeron que si no conseguían
esa suma los iban a fusilar. Dos de los Hermanos rogaron que se les permitiera
salir para ver si era posible reunir el dinero, pues no tenían nada. ¿Qué
esperanza podían tener ellos, entre gente extraña, de conseguir esa suma? Pero,
con fe en sus corazones, fueron adelante y con la ayuda del representante
francés en Torreón reunieron el dinero y se les mando a El Paso. Ahora están en
St. Michael´s College, de los Hermanos Cristianos, en Santa Fe, Nuevo México.
El general Villa y sus
fuerzas habían dejado Zacatecas y estaban en Torreón cuando se arrancaron esos
5,000 dólares (pesos?) a esos hombres perseguidos.
El general Rosalío
Hernández, de las fuerzas de Villa, y presumiblemente por órdenes de Villa,
exigieron 50,000 pesos al cura de Calera, un pequeño poblado a pocas millas al
norte de Zacatecas. El pobre cura tenía tanta posibilidad de reunir esa suma
con de convertir en cristianos a sus perseguidores, de modo que lo fusilaron,
creo que el día 30. Su nombre era Jesús Alva.
El padre Inocencio
López Velarde, el capellán del Colegio Teresiano, fue sacado y fusilado el
miércoles 24 de junio por la noche, tal vez porque no pudo reunir el dinero
para su rescate o porque Villa o alguno de sus enemigos tenía algún rencor
trivial contra él.
2°
parte.
Otro de los malolientes
incidentes en los cuales parece haber estado hondamente involucrado el general
Villa, fue el saqueo de la casa del Obispo católico de esta ciudad. El saqueo
se hizo por órdenes de los oficiales de Villa, y si damos crédito a un alemán,
el capitán Von der Golz, que estaba a cargo de las ametralladoras de Villa, a
él y a un estadunidense conocido como Jim the Crack, el general Villa les
otorgo el privilegio de saquear la residencia del Obispo, a condición de que
Villa recibiera 50,000 dólares (pesos?) del saqueo. Von der Golz declaró que él
y Jim the Crack obtendrían 200,000 dólares (pesos?) de la operación. Despojaron
a la casa de su rico mobiliario y sus valiosas pinturas. Jim the Crack, que
tenía fama de abrir cualquier caja fuerte en menos de media hora, y de quien se
supone es un ex convicto estadunidense, abrió la caja fuerte y la desvalijo.
Todo el botín de la
residencia del Obispo, así como el extraído de otras residencias, tiendas y
depósitos, se envió hacia el norte por tren de carga. Convendría anotar aquí
que los oficiales de Villa mostraron buen sentido comercial cuando el miércoles
24 de junio por la mañana cabalgaron por la ciudad deteniendo a los soldados
que estaban saqueando: querían hacerlo ellos mismos. Trataré de averiguar
cuantos trenes cargados de botín se enviaron al norte.
Estos hombres, Von der
Golz, y Jim the Crack, parecen ser filibusteros profesionales. Por supuesto,
cuando los constitucionalistas entraron en la ciudad se apoderaron de las casas
de las clases ricas y de las de aquellos en situación confortable. La mayoría
de las familias habían huido y solo quedaban los sirvientes de confianza. Estos
fueron despedidos y los lugares se usaron por las fuerzas que aquí quedaron
durante su permanencia en la ciudad, y después mobiliario, pianos, máquinas de
coser – en realidad, todo lo que tuviera algún valor – lo llevaron a la
estación de ferrocarril y lo despacharon al norte.
Pero volviendo al tema,
Von der Golz y Jim the Crack se habían apropiado para si la residencia del
señor Luis Escobedo, un abogado, que está ausente. Naturalmente, robaron todo
lo que encontraron a poco tiempo de estar en la casa. Alguien les dijo que no
encontrarían nada de valor en la caja fuerte de Escobedo, pero le contestaron
que sea como fuere, esta contra nuestros principios estar en una casa donde hay
una caja fuerte sin averiguar cuál es su contenido. Al día siguiente Von der
Golz estaba tratando de vender las acciones de control de varias minas en las
cercanías. Había encontrado los papeles en la caja fuerte de Escobedo. Entiendo
que él y Jim the Crack tuvieron un entredicho sobre el botín obtenido y es de
esperar que se hayan degollado mutuamente.
Se arrestó a un grupo
de unas veinte personas respetables y se les convirtió en barrenderos, los
pusieron a barrer las calles y algunos de ellos fueron expulsados del país.
Algunos de los que recibieron este trato fueron Eusebio Carrillo, Manuel
Zesati, José Torres, todos abogados, Manuel Rodarte, comerciante, y Carmelo
Sucunza, un rico propietario. Conseguiré los nombres de otros que sufrieron la
misma humillación, por el solo motivo de obligar a quienes habían acumulado una
pequeña propiedad a cambiar lugares con la canalla que había tomado posesión de
sus casas y propiedades. Pues no solo se apoderaron de las residencias urbanas,
sino también de la propiedad rural. Prácticamente tales o cuales oficiales se
han apoderado de todas las haciendas del país – en nombre de la revolución,
pero esto es solamente un subterfugio.
Despojo total de la
propiedad.
Como dije en el
apartado precedente, un pillaje de saqueadores no puede haber superado el que
practicaron las fuerzas constitucionalistas en Zacatecas. A los ejemplos mencionados,
quiero agregar el saqueo de la tienda de abarrotes y gran almacén del señor
Jesús Soto, por el general Rosalio Hernández, de las fuerzas de Villa, de donde
sacaron más de 200,000 pesos en mercancías y las enviaron al norte. Los
automóviles y carruajes de propiedad de la gente en situación acomodada, fueron
tomados sin excepción por los constitucionalistas, junto con cuanto caballo
allí hubiera. De los templos se han robado pinturas de valor, y de los altares
artículos valiosos y las imágenes y ornamentos que los adornan.
La consigna de Villa:
Antes de que se acabe la revolución terminaremos con todos los ricos del país,
se puso en práctica con el mayor énfasis. La casa en donde me alojo pertenece
al señor Manuel Soto, un abogado, que ahora está con su familia en la ciudad de
México, donde fue hace tiempo para obtener atención médica para su esposa. Esta
propiedad, que es una de las mejores residencias privadas de la ciudad, estaba
a cargo de una desdichada y desprotegida mujer, servidora de la familia,
durante quince años. Los oficiales que vinieron aquí, debo decirlo, no causaron
tanto daño en la parte superior de la casa. Rompieron las cerraduras del
aparador, las alacenas, los escritorios, etc., y se llevaron toda la ropa de
cama, la vajilla de plata, y tomaron la parte útil de la máquina de coser,
dejando aquí parte de su estuche. También tomaron toda la vajilla, la loza y
los utensilios de cocina. Pero, en la planta baja, en las oficinas, todo fue
desvalijado. Todos los papeles privados del señor Soto y sus clientes están
desparramados por los pisos en la mayor confusión. Cada escritorio y armario
fue abierto por la fuerza, en aparente búsqueda de dinero, acciones, bonos o
papeles de valor. Algunas grandes pinturas con marcos dorados fueron descolgadas
y la pintura sacada del marco, pero los saqueadores decidieron finalmente no
molestarse por esos cuadros, y los llenaron de agujeros. En una parte de la
planta inferior alojaron sus caballos y se entregaron a una destrucción al
azar.
Fotografía
del Ilustrísimo Obispo de Zacatecas don Miguel de la Mora.
Miguel
Macedo. 3° parte
Este hombre es uno de
los dirigentes revolucionarios en este distrito, pero no se unió a sus fuerzas
hasta hace menos de un año, después de que el éxito estaba ya bien asegurado.
Es un ingeniero, un hambre de bajas pasiones y temperamento violento. Ha sido
nombrado Jefe del Departamento de Agricultura del Estado de Zacatecas, y parece
tener un sistema para hacer su agosto sin que brille el sol, pues sus métodos
trabajan día y noche y, presumiblemente, mejor en la obscuridad. Fue el quien
fue a la casa del señor Benigno Soto, hijo de don Manuel, y saqueo el lugar.
Benigno Soto estaba recién casado y el bonito ajuar nuevo suyo y de su esposa
evidentemente fue bien apreciado por el nuevo jefe de Agricultura, pues se
llevó todas las piezas y anduvo husmeando por otras más. La pobre mujer de
servicio se encontró por dos veces con un revolver contra su pecho empuñado por
Macedo en persona, quien en la primera ocasión quería saber dónde había
escondido ella el balance del mobiliario de la casa, y en la segunda fue
amenazada de muerte si no decía adonde estaba en ese momento el joven Soto.
Macedo revisó la casa desde el sótano (si es que hubiera habido tal cosa) hasta
el astillo. Esto al parecer solo sirvió para aumentar su creciente apetito
agrícola, pues a continuación dirigió su científico ojo sobre la residencia del
venerable sacerdote, el padre Tiscareño, y recorrió el lugar entero sin que
nada de lo que hallo le resultara demasiado pequeño o demasiado grande como
para no llevárselo.
Ahora bien, este hombre
Macedo puede haber sido el responsable de que Villa diera la orden de fusilar a
los Hermanos Cristianos. La vida humana no tiene significado o importancia para
esta gente y es negociada por cualquier nimiedad. Si Villa tiene un hombre a
quien otro quiere matar por cualquier enojo trivial, un simple pedido o algún
favor insignificante es suficiente para condenar a la desdichada victima a la
muerte sumaria. Cuando estos rencores se han satisfecho, parece ser la regla
que el resto de los jefes no se entrometa. Pueden tal vez hacer un pedido a
favor del condenado, pero no harán más que eso.
Macedo es una conexión
de la familia Madero y solamente por esa razón tiene influencia ante Villa.
Tenía dos hermanos en el Colegio San José, de los Hermanos Cristianos, pero los
muchachos eran incorregibles – evidentemente eran astillas del viejo palo, y finalmente
el colegio los expulsó. Los esfuerzos para recibirlos no tuvieron resultado.
Para esta gente, eso fue suficiente para condenar a cualquier pena, incluso la
muerte, al Director, al principal de la escuela y al capellán. Creo que
realmente esta es la explicación de la ejecución de los tres Hermanos
Cristianos. La ejecución de gente apresada de este modo se debe al fracaso para
extorsionarles dinero, a la satisfacción de algún ansia de venganza, o a que
los mataran meramente porque fueron dotados de una inteligencia superior y
fueron capaces de acumular posesiones terrenales para su propio disfrute y el
de sus familias. No he oído que se hubiera hecho ningún intento de obtener
dinero de los Hermanos Cristianos, fuera del caso de Gómez Palacio, paro algunos
de los Hermanos en Santa Fe pueden tal vez aclarar mucho de este caso.
Macedo se ha instalado
en la magnífica casa del señor…., un ciudadano francés ahora ausente. Se dice
que este encantador lugar es uno de los más bellos de México. Está diseñado al
estilo italiano, con el jardín en terrazas. Los mejores jardineros de la ciudad
de México vinieron aquí cuando se diseñó el lugar y el terreno se convirtió en
una deliciosa morada de selectas flores, plantas, árboles y fuentes. La casa
estaba a tono con el diseño general.
Ignoro que destrozos ha
hecho allí este hombre Macedo, pues el lugar está en el borde de Zacatecas
hacia el norte. Tengo entendido, sin embargo, que hace apenas unos días envió
un mensajero al agente local del propietario, diciendo que le gustaba mucho el
lugar y que lo compraría si el precio no era muy alto. Si era muy alto, dijo,
la propiedad sería confiscada. En otras palabras, trata de conseguir la
propiedad por una bagatela, para apropiarse de ella en forma legal, o la
obtendría mediante confiscación. En ambos casos, es un robo liso y llano.
Macedo ha tomado
posesión de varias haciendas en este estado, nombrando los administradores. Los
propietarios a sus representantes fueron expulsados. Una de ellas es la
hacienda de los hermanos Delgadillo, llamada Gruñidora, a unas 150 millas al
norte de aquí. El señor Teófilo Delgadillo, uno de los hermanos, vino a verme.
Me visitó pues afirma que, bajo el contrato que tiene con Continental Mexican
Rubber Co., una empresa estadunidense, con oficinas en New York, la cosecha de
guayule lista para ser recolectada pertenece a esta empresa. En noviembre de
1905 firmó con esta compañía un contrato por diez años para la entrega de todo
el guayule que pudiera sembrar. La compañía tiene su fábrica en Torreón. Por
supuesto el único interés que la compañía podría tener habría sido la provisión
del material, pero en cuanto haya sido cosechado y se le haya entregado. Sin
embargo, revisaré mejor el caso. La cosecha actual dará entre 15,000 y 20,000
toneladas de guayule, que vale alrededor de doscientos dólares por tonelada, de
modo que la cantidad total representa entre tres y cuatro millones de dólares.
El guayule se cosecha cada seis años.
Creo que la Continental
Mexican Rubber Company es una empresa de Madero, y la intervención de esta
hacienda por Macedo, miembro de la familia, traerá grandes ventajas a la
compañía, especialmente bajo los procesos que aquí se utilizan. Se dice que
Macedo hizo esta y otras intervenciones de haciendas bajo un decreto del general
Natera, que le ordenó ocupar todas las haciendas en nombre de la revolución.
Dado que las haciendas solo pertenecen a la clase superior es muy fácil juzgar
que clase de incentivos tendrán en este país el desarrollo y la industria.
Hombres que se mantienen fuera de la política y atienden sus negocios, son
gente pacífica y honran a su comunidad, se convierten en víctimas de todo tipo
de abusos, se les arrebata su propiedad y a algunos de ellos se les pone a
barrer las calles, mientras todos quedan en la pobreza. Toda la escoria sube a
la superficie y promete muy poca esperanza para el futuro de este país. Si se
confirma el gobierno del país, o incluso posiciones subordinadas, a hombres tan
depravados, a menos que se los tenga bajo la más severa vigilancia este
infortunado país se condenará para siempre.
La
devoción religiosa en dificultades. 5° parte.
Nada puede dar un
prueba más concluyente de que la expulsión del clero no fue conforme a los
deseos del pueblo, sino solo la voluntad de algunas de la gentes de Villa, que
lo que pude presenciar el domingo y el lunes.
El domingo por la
mañana temprano Salí para dar una caminata por la ciudad, no acompañado por el
comité designado para atenderme. Fui hasta la catedral (todas las iglesias de
la ciudad han sido cerradas) y las pobres mujeres habían estado poniendo flores
(y seguían haciéndolo) en las grietas de las ventanas y puestas, y en la base
de las columnas en las puestas. Varias de ellas estaban de rodillas en la acera
frente a la iglesia, en actitud devota, ofreciendo a Dios su humilde plegaria.
(Decir que era una escena patética seria solo un pálido reflejo).
A todas partes de la
ciudad adonde fui, a través de puertas o ventanas abiertas, se podían ver
altares improvisados, con velas encendidas y gente rezando. Así es, la Casa de
Dios, en lugar de estar en los templos para ello destinados, está ahora
dispersa por toda la ciudad, en casas privadas consagradas por este pueblo
humillado e intimidado.
El lunes el agente
consular británico y yo subimos a las alturas de la Bufa. El camino está
cubierto de agudas rocas y guijarros, desagradables para nuestros pies calzados
con pesados zapatos. La subida es tal que tuve que quedarme muchas veces
durante el ascenso para recobrar aliento. Imagine la piedad que apretó mi
corazón al ver a mujeres que subían con tedio y dolor por ese camino rocoso y
cruel, de rodillas, haciendo ese mortificante peregrinaje, castigando su carne,
como expiación por los pecados cometidos contra la Iglesia y contra aquellos
consagrados por Dios. Más de veinte mujeres y dos hombres estaban reunidos en
la capillita en la cima de La Bufa, donde con velas encendidas, pero sin la
presencia de ningún sacerdote, ofrecían sus oraciones al Gran Autor de sus
personas. Ninguna visión más conmovedora podía ofrecerse. Es la mejor prueba de
la violación de los deseos del pueblo con la expulsión de todo el clero, lo
cual completa la desolación religiosa.
Temo haber alargado
demasiado este informe, pero en realidad no veo donde podría haber sido
abreviado sin hacer palidecer el cuadro que quiero trasmitirle sobre la
situación aquí.
Tengo el honor de ser,
señor, su más obediente servidor.
L, J. Canova (Rubrica).
P.S. No mencione el
motivo de Domínguez para atacar a la persona de Juan Zesati. Domínguez había
sido antes un vaquero empleado en la hacienda de El Cuidado, cerca de Jerez, en
la parte norte de este estado, cuya hacienda colinda con propiedades de Juan
Zesati. Domínguez continuamente pasaba el ganado de El Cuidado a la propiedad
de Zesati y parece que Zesati tuvo que reprenderlo por esa razón.
En lo que toca al
general Natera, creo que es un hombre rudo y sin muchas luces, pero no muy
malo. Su tolerancia con la conducta de Domínguez tiene explicación razonable.
El mismo Natera es visto como una persona ordenada y su nombre en general no
está mezclado con los desagradables incidentes ocurridos aquí. El peligro que
estos hombres presentan no es por acciones por ellos planeadas, sino sugeridas
por hombres más inteligentes a su alrededor.
No he hablado mucho con
Natera desde mi llegada, pues como usted puede ver estuve ocupado investigando
hechos que nunca hubiera obtenido de él o de su gente. Se fue a Aguascalientes
ayer y no estará de regreso por varios días.
Agregados: veinte
fotografías con escenas de Zacatecas antes y después de la batalla, con
descripciones al dorso de cada una. No se adjuntan, sino que serán enviadas por
vía separada por el señor Williams.
Telegrama enviado.
Departamento of State,
Washington, 15 agosto 1914.
León J. Canova.
Zacatecas, México.
Dos informes Zacatecas
recibidos por correo. Su trabajo es muy satisfactorio, pero sugeriría que evite
expresiones de opinión en informes oficiales. Las opiniones podrían ser
agregadas en forma de memoranda separado. Los informes factuales son
permanentes y las opiniones no siempre son apropiadas para los informes. Bryan.
Fotografía de Jacinto Carlos.
Textos e imágenes tomados del muro de Don Bernardo del Hoyo Calzada.
Textos e imágenes tomados del muro de Don Bernardo del Hoyo Calzada.
[1]
Parte del informe de León
Canova, publicado en Zacatecas, en el Pregonero. El Pregonero de la Muy Noble y
Leal Ciudad de Nuestra Señora de los Zacatecas. Órgano de difusión del Archivo
Histórico del Estado. Segunda época, año 4, Zacatecas. México, marzo de 2007,
Núm. 24. Primera parte. Abril de 2007, Núm. 25. Segunda parte. Mayo del 2007,
Núm. 26. Tercera parte. “La Toma de Zacatecas”. Zacatecas.
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