domingo, 6 de julio de 2014

Entrevista a Don Ricardo “El Pajarito” Moreno Por Alberto Espinosa Orozco

¡Ring Side¡ La Tierna Infancia
Entrevista a  Ricardo “El Pajarito” Moreno
Por Alberto Espinosa Orozco 



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   Ricardo Moreno “El Pajarito” fue uno de los grandes ídolos del boxeo mexicano y figura de los encordados en la década de los 50´s, forjando durante su difícil vida una leyenda en torno a sus hazañas como peleador y conservando durante toda su vida una aura de admiración por parte del pueblo y el reconocimiento de quienes lo conocieron y trataron.
   Cuando su entrenador Lupe Sánchez lo incluyó en su establo y le preparó una habitación en su propio domicilio eligieron su nombre de batalla, entonces Ricardo Moreno le confesó que su madre Zenaida desde que nació le llamó ”Pajarito”, porque era muy esbelto, y así fue que desde entonces adoptó ese nombre como luchador: Ricardo “el Pajarito” Moreno. 
   Gozó de enorme popularidad llenando cualquier gimnasio al que se presentara a entrenar y colmando las arenas de México y Estados Unidos. Provocaba llenos a donde quiera que hiciera acto de presencia, fama que pronto lo llevó al cine.
   Fue en los años 50´s que conquistó fama y fortuna. Calificado de excéntrico compró una casa en el Pedregal de San Ángel y un Cadillac convertible, jactándose ante la presa de alimentar a sus perros con chuletas.
   Ricardo Moreno escaló en su meteórica carrera suplantando pronto en la preferencia popular al púgil Luis Castillo, “El Duende de la Merced”. Su pegue dinamitero lo hizo subir de mosca a pluma sembrando el terror en todo el mundo, pues el aporreador de Chalchihuites fue un peso pluma con apariencia de completo que impresionó por la furia que ponía en cada combate. El salvaje ponchador de Chalchihuites, el vengador de Zacatecas, fue adorado por el público, tomando pronto la estafeta del ídolo popular Rodolfo “Chango” Casanova. En efecto, Ricardo “Pajarito” Moreno poseía una de las pegadas más violentas del boxeo mundial de todos los tiempos, según refiere José Luís Camaillo. Su brutal golpeo fue haciendo que sus rivales fueran cayendo como castillos de naipes. Bandolero del ring, fue llamado, pues destrozaba a sus rivales con sus puños de hierro. Aunque su sencillez de carácter la admiraba todo el mundo fue calificado por la prensa de “monstruo” del ring, siendo mejor conocido por los cronistas locales como “El Aporreador de Chalchihuites”.
   La última de sus batallas la realizó 17 años más tarde, en la ciudad de Durango, en  el año de1973, cuando se retiró oficialmente. Sin embargo, hubo varias despedidas posteriormente. Se vez en cuando lo invitaban a pelear, y más grande simplemente a subir al ring donde, a modo de homenaje, el público le arrojaba billetes y monedas, miles de pesos, con los cuales llenaba una, dos bolsas, aliviando con ello la difícil situación del otrora ídolo del boxeo mexicano. Don Ricardo se emocionaba cuando lo llamaban para una pelea o para una presentación, aunque en sus últimos años, por alguna extraña razón, no se llegaron a concretar tales presentaciones ante la afición.
   Al igual que el poeta argentino Jorge Luis Borges, Ricardo Moreno tenía la marcada tendencia de falsear y magnificar los acontecimientos, debido todo ello a un doble amor, cabe conjeturar, tanto por el mito como por la grandeza.
   Poseedor de una imponente pegada, Don Ricardo Moreno, también conocido como “El Barretero de Chalchihiutes”, ya eclipsada su carrera como boxeador, deambula por las calles de Durango, se reunía con algunos allegados en el Bar Bellmont  y departía en los cafés regionales con algunos conocidos, donde contaba algunas de sus aventuras profesionales o mundanas y, por supuesto, sus hazañas deportivas, ya estando abandonado y en la ruina económica. La afición lo recordaba sin embargo, invitándolo a comer en las taquerías regionales, obsequiándole a su paso monedas o dándole fruta en el mercado. 
A.E.  

  
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      Nací en Chalchihuites, Zacatecas, el día 7 de febrero de 1937, hace más de medio siglo. Soy el cuarto hijo de Doña Zenaida Escamilla Chaires, oriunda del municipio de Valparaíso, también de Zacatecas. Mis hermanos mayores son Francisca y Esteban, les sigue Mercedes y luego yo. Mis hermanos viven. Mi mamá no, ya murió, en septiembre de 1978, a los 69 años de edad.
      Nací en el barrio de Jalisco y me crié en el barrio Colorado. Recuerdo a mi tía Victoriana, hermana de mi abuelita Agapita Chaires Mateos Pineda. Mi mamá y yo íbamos al rancho de ellas, el rancho “La Pilitas”. Mi abuelita vivía en la calle García Salinas # 406, en una casa grande y añeja, que tenía siglos. Ella fue muy cariñosa conmigo. A Victoriana, esposa de mi tío Marcelino, la conocí muy viejita, antes de que muriera. El murió antes que ella.
      Mis abuelos Agapita Chaires Mateos Pineda y Cipriano Escamilla Ángeles se conocieron allá en Valparaíso. Engendraron tres hijos: mi tía Beatriz, luego Zenaida, mi mamá, a los que siguió Gilberto. Allí creció la familia, pero luego se traslado entera a Chalchihuites, pues era la Revolución.
      Mi abuelo Cipriano Escamilla Ángeles era medio hermano del general Felipe Ángeles, jefe de las fuerzas militares de Álvaro Obregón. Cipriano era ganadero. Solo dejó una casa, grande, en García Salinas, que ahora tiene el número 305. Nunca conocí a mi abuelo, todo lo que se de él lo se por mi abuelita. El fue Valentín de la Sierra y Juan Colorado en Michoacán. Existe una canción de mi abuelo:

   “Este es el nuevo corrido
     que yo les vengo a cantar
     de un amigo de mi tierra
     llamábase Valentín
     que fue fusilado y colgado en la sierra.”

      En esa casa que nos heredó mi abuelo me crié con mi abuelita y mi mamá. Comía frijoles y tomaba atole, pues la situación económica era difícil. Éramos pobres. No mucho, pero si pobres. Mi hermana Mercedes andaba con nosotros. Chalchihuites era frío en aquellos años.
      Mi papá fue Pedro Moreno Pérez, de oficio curtidor de cueros. Se separó de Zenaida antes de que yo naciera. Lo conocí mucho después, cuando yo era peleador, cuando estaba con fama. Chaparro, barbón, como yo. La primera vez que lo vi estuvo lejano, distante, pero si nos reconocimos. Luego me fue a buscar, en 1962, cuando estaba castigado como peleador. Fue el mismo año en que tuve que abandonar la casa de Romero de Terreros, en Coyoacan.  Fue a estar conmigo un tiempo. Se regresó.  Lo ayudé con  25 mil pesos y se regresó a Durango en ese año. Mi papa era de San Juan del Río, Durango.
      Mi mamá Zenaida vivió siempre en Chalchihuites. Murió de la vesícula biliar, en la ciudad de México, en una operación, en 1978. Sus restos materiales descansan aquí, en Durango, en el Panteón de Oriente.
   A mi abuelo Cipriano Escamilla Ángeles no lo conocí, más que en fotografía. Alto él, espigado, no era gordo ni flaco. Esposo de mi abuelita Agapita. De los hombres que inventó la revolución mexicana. Se fue para Huejoquilla, Jalisco, donde, junto con su hijo Gilberto Escamilla Chaires, quien fuera campeón de box de Norteamérica, fue fusilado por Mariano Miramón Mejía, general de las fuerzas sonorenses.
   Mi abuelito Cipriano y mi  tío Gilberto trabajaron para el ferrocarril de EE.UU. En Yuma perforaron el túnel en la montaña, para que pasara el tren. Barreteros ellos, perforadores de montañas. Gilberto Escamilla fue sparring de Roky Marciano, quien a su vez fue gran campeón de los pesos completos del mundo. Roky Marciano tenía una sobrina llamada Susana Nemets Marciano. La conocí en México, en el Bar del Hotel Montecasino de la Zona Rosa. Fue un amor fugaz. No he vuelto a saber de ella, solo que ahora vive en Massachussets. Gilberto fue campeón norteamericano de box, cuando se enfrentó a Rolando Lastarzá, en los treintaitantos, por ahí.
      Cipriano era medio hermano de Felipe Ángeles Escamilla, el famoso y tremendo general  villista. Mi abuelo incursionó en territorio de Michoacán, donde forjó su leyenda pues, como ya dije, el fue “Juan Colorado”, “Juan Colorado de Michoacán” como se le conoció por allá. Fueron pláticas de mi abuelita, que me platicó de la historia de mi familia.
    Por el lado de mi papa, mi abuelo fue Pedro Moreno, coronel insurgente, cristero, que luchó con Álvaro Obregón. Fue perseguido por Abelardo Rodríguez y Pascual Ortiz Rubio.



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