Maestro Héctor
Palencia Alonso: Educador
Por Alberto
Espinosa Orozco
Todo hombre
lleva en potencia un maestro que es la exclusiva del hombre en donde se
magnifica y realiza plenamente lo que en todo hombre hay de espíritu generador
o de padre. En Don Héctor Palencia esa potencia se actualizó
circunstancialmente hasta los extremos de la esencia plenamente acabada. Ello debido a que el maestro durangueño se asomó a los hontanares de la
historia y de la cultura donde se genera lo distintivo del hombre, sacando de
esa experiencia regulativa un patrón o medida de lo humano con que medir y
formar, guiar y aquilatar la vida de sus congéneres y la suya propia.
Su
magisterio, nadie lo ignora, estuvo fundado en los robustos pilares del
espíritu de libertad y el espíritu de caridad. El entusiasmo de esa vocación
hecha de servicio y libertad hallaba en su pasión por lo acendradamente humano
la forma de expresión más contagiosa y formativa, más positiva y fecunda que
quepa imaginar.
Porque la vida es promesa de su propio cumplimiento y anuncio de lo que en lenta y tortuosa germinación bajo la forma de una pléyade de artistas y humanistas, que asombran tanto por su granel como por lo granado de sus subidos méritos, debiendo todos ellos una parte de sí al Maestro Palencia, cuyo trabajo en pro de la cultura supo estimular la misión de cada artista y letrado, no menos ennobleciendo al lugareño que arrebatando de admiración al peregrino.
Porque la vida es promesa de su propio cumplimiento y anuncio de lo que en lenta y tortuosa germinación bajo la forma de una pléyade de artistas y humanistas, que asombran tanto por su granel como por lo granado de sus subidos méritos, debiendo todos ellos una parte de sí al Maestro Palencia, cuyo trabajo en pro de la cultura supo estimular la misión de cada artista y letrado, no menos ennobleciendo al lugareño que arrebatando de admiración al peregrino.
Nota
Necrológica
El Siglo de
Durango, 1 de Septiembre de 2004
Héctor
Alfonso Palencia Alonso nació el 3 de marzo de 1934 en una de las casas
coloniales de la calle Hidalgo, en esta ciudad capital. Sus padres fueron Pedro
Palencia, práctico en la medicina, y Valentina Alonso. Inició sus estudios de
educación primaria en su ciudad natal, continuando su enseñanza secundaria en
el antiguo Instituto Juárez de Durango y la carrera de Abogado en la Escuela
Libre de Derecho de la capital de la República Mexicana.
Como
estudiante fue inquieto y se distinguió por la dedicación al estudio y su
afición al periodismo y a la oratoria. Durante su estancia en la escuela
primaria siempre perteneció al Club de Periódico Mural y como consecuencia
estuvo bajo su responsabilidad la línea de información de la escuela.
El 3 de
noviembre de 1942, a la edad de ocho años, ya figuraba su nombre y fotografía
en las páginas de un periódico de la localidad como corresponsal. Por lo que a
la oratoria se refiere, también fue una de sus grandes aficiones desde pequeño.
Siendo alumno de primer grado de primaria pronunció su primer discurso en
público a nombre de sus compañeros de grado en un festival escolar.
En 1950, a
la edad de 14 años, pronunció el discurso oficial en la ceremonia que se
organizó con motivo de declarar ciudad a la población de Guadalupe Victoria.
Como
estudiante de secundaria en el Instituto Juárez alcanzó el honor de triunfar en
el Quinto Concurso de Oratoria, contra rivales tan experimentados como lo era
el entonces estudiante de derecho Gonzalo Salas. En la Escuela Libre de Derecho
de la Ciudad de México también fue campeón escolar de oratoria durante los años
de 1954, 1955 y 1956, cuando estudiaba su carrera de Abogado y posteriormente,
ya siendo profesionista, le tocó pronunciar la oración fúnebre ante el féretro
de la excelsa cantante duranguense de fama internacional Fanny Anitúa.
Como
estudiante fue dedicado y estudioso, afirma Manuel Lozoya Cigarroa en su libro
“Hombres y mujeres ilustres de Durango”, lo cual le permitió alcanzar altas
calificaciones. Durante los estudios de la carrera de Abogado fueron sus
maestros José Ángel Ceniceros, Ezequiel Padilla, Raúl Cárdenas, entre otros.
Presentó examen profesional con la tesis “Reflexiones sobre un derecho penal
penitenciario”, trabajo que recibió la máxima distinción de “Laureles de Oro”,
presea que concede la institución a trabajos excepcionales por su calidad.
Con el deseo
de servir a su patria chica, al terminar sus estudios se trasladó a su tierra
natal, donde ejerció algunos puestos como: Procurador de la Defensa del
Trabajo, vocal representante del Gobierno del Estado en la Comisión Agraria
Mixta, agente del Ministerio Público Federal para asuntos agrarios y forestales
en Durango, agente del Ministerio Público Federal en las entidades de Puerto
Vallarta, Tlaxcala, Aguascalientes y Guadalajara, jefe de Consultoría en la
Procuraduría General de la República de México.
Como
periodista y escritor su pluma fue ágil y productiva, colaboró en diferentes
épocas en varios periódicos de la localidad, así como en El Siglo de Torreón y
revistas como Horizontes de México, Criminalia, entre otras.
Entre sus
libros publicados figuran “Apóstol del pensamiento libre”, “Sepulcros blancos”,
“Músicos de Durango”, “Cocina durangueña”, “Apuntes de cultura durangueña”.
Fue
presidente de la Academia Durangueña de Historia y del Seminario de Cultura
Mexicana Corresponsalía Durango. Recibió varias preseas y diplomas de labor
social que realizó y por el impulso permanente que ofreció a la cultura en
general. Admiró mucho a los hermanos Revueltas, incluso al Festival Tonalco le
cambió el nombre por Festival Revueltas, en honor a los hermanos de Santiago
Papasquiaro, Durango.
Fue el
primer director de la Casa de la Cultura, proyecto por el que luchó impulsando
varios programas. Todos los domingos organizaba un programa en donde se
realizaban conferencias, charlas, conciertos; los participantes no cobraban ni
un centavo, todo era gracias a las amistades que el director tenía con grandes
personalidades.
También fue
el creador del Concurso Internacional de Ópera “Fanny Anitúa”, de donde surgió
Fernando de la Mora. Al frente del ICED impulsó el Concurso Nacional de
Composición “Silvestre Revueltas”, que solamente se organizó durante dos años.
A mis seis años, me tocó presenciar ese discurso en la Ciudad de Guadalupe Victoria, que refiere tu biografía, además tomé innumerables tazas de café contigo en el Excélsior y Benavides, por lo cual puedes válidamente afirmar que también eres amigo del Poeta e Historiador Duranguense... Rafael Z Flores
ResponderEliminarEs un privilegio conocerte y me complace mucho leerte y saber de ti... sobre todo cuando compartimos la misma afición por la historia, tema en el cual eres un docto señor, y yo un simple amigo de estudiar esos temas. Felicidades
ResponderEliminarGracias muchas
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