lunes, 25 de marzo de 2019

La Estafa Cultural Por Nazario O. Moncada

La Estafa Cultural
Por Nazario O. Moncada 

“Extienden la mano, pero esconden la cara.”
El Zohar

I
            Pésimo ambiente se vive en las instituciones de la comunidad cultural durangueña. Malestar debido, entre otras cosas, a una maliciosa ideología en boga, que flota en el aire pesadamente, y desde hace décadas, confundiendo el socialismo con el autoconferido derecho a la infamia. Estética del peligro, consistente en apostar por sí mismo, para obtener todo el poder que sea posible, tomando las instituciones por asalto. Se trata, en efecto, ni más ni menos, que de la toma del poder de acuerdo al más puro orden del egoísmo. Conocida doctrina y conocida de sobra, que se ha vuelto un dolor de cabeza para todo el mundo, cuyo sello es la insubordinación institucional, la rebeldía, la inconformidad y, por supuesto, el chantaje social, que acarrea la denuncia, o la llana delación, aderezadas con todo tipo de provocaciones que quepa imaginar. Y toda aquella masa informe de irregularidades se hacen pasar por “crítica”, cuando no incluso por “filosofía de izquierda”. Su objetivo sigue siendo el mismo: la usurpación de los puestos directivos para “apropiarse” de la institución (labastidismo).

            El fenómeno tiene varias aristas ya resquebrajadas por el tiempo o adelgazadas como un jabón por el uso: una de ellas es la bicefalia institucional, perpetrada en oscuras instancias de la SEP, una especie de muñón, para describirlo de alguna manera, inventado seguramente por el genio de algún lerdo, que crece tan impune como improductivamente mediante la inoculación institucional de disimulados agentes sediciosos, llamados "comisonados", “delegados” o algo así,  infiltrados en las instituciones particulares, a manera de agentes dobles, sirviendo a intereses que vienen de otros lugares y viciando el aire de la sana convivencia comunitaria. Vicio que por Norma de la Federación ha quedado conjurado y subsanado, enviando a tales “recomendados” de retache a sus originales puestos de trabajo, evitando por tanto ese entorpecimiento sistemático de comandos, procedimientos y duplicidad de puestos directivos, cuya clara intención sería la de sabotear, paralizar actividades o simplemente de hacerle la vida pesada a quien puedan. En casos se ha tenido que echar fuera hasta en cinco ocasiones al mismo agente, renuente a abandonar su consolidada posición, contando con la colaboración de algún mando medio arraigándolo, a fuerza de calzador y a fuego de artimañas, en el triste rincón de un puesto operativo, en justa exhibición por el desacato a una norma justa y de carácter nacional.

II
            Pero la cosa no para ahí, pues mediante engañosos libelos se ataca ahora a la Directora del ICED, Socorro Soto Alanís, y lo hace un tan conocido como infatuado economista profesional, un viejo Espartaco del infausto labastidismo comunista, que dice representar a un modesto trio de tripas popular (economía política), cobrando sumas anuales de seis dígitos, aparentemente a cuenta propia, según informa un encargado en la citada institución, de las que ha dado poca cuenta o ninguna a sus agremiados o a sus lectores, y que es asunto de justicia transparentar del todo respecto a su monto exacto y destino final. Con la clara intención de confundir a los incautos y llevar agua a su molino, el economista en cuestión ataca y difama, ahora, a la Directora del ICED, echando por delate, teatralmente, como es su dilecta costumbre, al gremio explotado que le toca representar (el pueblo).

Mismo personaje que, bajo el mando de Alberto Sarabia Castillón, saboteó abiertamente un proyecto editorial del mismo ICED hace años, tres lustros ha, negándose a realizar el trabajo encomendado, mientras que subrepticiamente se apoderaba de otro programa, que le debió parecer más rentable como economista que es, , llamado “Bailando con la Polilla”, junto con su contlapache en turno de esa época, cuyo nombre no viene ahora a cuento mencionar, violentado incluso verbal y físicamente, soy testigo ocular de ello, al primer Director del ICED, el mismísimo Don Héctor Palencia Alonso, a quien jalonaban de las solapas del traje con fieros ademanes propios de primates o de desaforados, y todo ello frente a la mirada cómplice de dos de aquellos "comisarios" encajados por la SEP -dando así al traste, a la postre, con el hermoso proyecto cultural original, que el Maestro Palencia levantaba en el hoy tan cuestionable espacio del JuanaVillalobos, prácticamente sin un centavo, por puro espíritu deportivo.

Pero si eso fue antaño, hogaño el mismo sujeto del que se habla se ha declarado tan tácita como públicamente “vedette” del espectáculo, y ansioso de figurar en la palestra de la fama usurpa de lleno el micrófono teatral, afligiendo al respetable sin ningún tipo de conmiseración, ya no con arengas socialistoides en pro de las masas proletarias, sino con desvanecidas y lacrimosas lamentaciones de rancheras, por un espacio de tiempo inusitado en cada una de las presentaciones –asegurándose con ello el derecho a toda la manteca y a la gruesa mordida, llamada coloquialmente “tajada del león”.

III
Por su parte, el motín a bordo ha llegado a escalas de vértigo, recibiendo a tras mano el que esto escribe, primero, carnadas bañadas en miel, bajo la forma de atractivas proposiciones salariales y de trabajo, a condición de colaborar con un supuesto proyecto (“golpe de estado”) que se fragua en las mismas oficinas del Palacio de Zambrano contra la actual Directora, pues, por una erupción de inconformes ambiciosos, deseosos de tomar, y cuanto antes, la batuta de la citada institución cultural, tocados por el dedo de quien sabe quién, que los capacitaría para tan magnífica pretensión  –presión institucional que la poeta no resistiría ni dos años, a dicho del equívoco cabalista Gómez, subiendo la fiebre de la olla exprés adoctrinando para ello a los “trabajadores” en el descontento, según confiesa, entre dientes y con gesto descompuesto, la artista Herminia.

Tal cáncer se ha extendido, después, a lo largo y ancho de las ambiciones pueblerinas, esparciéndose ese mal, esa estética peligrosa de la inconformidad y del “control total”, peor que si se tratara de la fiebre homosexual o de la peste del ateísmo, inundándolo todo con el velo gris de la parálisis y el espantoso estigma de la estrechez provinciana falta de miras.

Pero todo ello no para ahí, que va, ni mucho menos, sino que dedicados a comprar conciencias y a fraguar crímenes del fuero común, como es la figura del robo domiciliario, implicando a propios y a extraños, el oscuro grupo de sediciosos se ha dedicado también a mentir sin rubor e inconscientemente a los cuatro vientos, borrachos de maledicencia, levantando torpes campañas de desprestigio, instrumentadas por rancios agentes de la corrupción oficial, tintos de estupefacientes y trufando su lenguaje de proyecciones culpígenas del subconsciente -que algún día, al grito destemplado de "somos muchos",  reventaran por las vísceras, como los sapos, por su ácido humor amargo y por sus viscosos afanes consuetudinarios, reduplicados en su doblez existencialista, elevada a cubica potencia desplegada sobre un delirante y ya desenfrenado circo de tres pistas. Más allá de la difamación, la deformación de los hechos, del chismorreo churumbelesco,, cancinesco, , de la mentira y el cansino chantaje, ahora intentan provocar, ya por medio de la acción directa, agrediendo a manotazo franco incluso, entre estentóreas amenazas y muecas enfermizas, a las puertas mismas de la multicitada institución, al alegre viandante.

IV
            Y a todas esas abigarradas anomalías del arte dadaista y aberraciones éticas de irredentos incrédulos, botones de muestra de la estafa cultural contemporánea en la región, los tales, bufones ventrudos,  llaman, entre mortales estertores de agonía, Revolución… ah, pero eso sí, Revolución… Institucional (rentable, se entiende, con cargo a nómina). Su nombre en realidad, dicho en buen romance, es otro: corrupción moral, ocultamiento de la verdad, pactos inconfesables con el poder y persecución de la palabra.

Durango, 13 de junio del 2018
Durango, 13 de junio del 2018


No hay comentarios:

Publicar un comentario