sábado, 16 de marzo de 2019

Beata Por Alberto Espinosa Orozco

Beata
Por Alberto Espinosa Orozco




Tendida en el postrero lecho
con un escudo de oro en el pecho
duerme mi madre con el cuerpo deshecho
y un amargo tósigo se le cuelga del belfo
a su lado derecho.

Rosas blancas coronan
a la fuente primordial en que bebieron
vino de amor todas las huestes,
en la hora ingrata en que se duerme
el exhausto cuerpo consumido
de la beata.

Toda su sangre de vida entre todos
esparcida, toda su sed delirante,
su movimiento perpetuo y su marea incesante
enigmáticamente aguarda el momento
de entrar a la casa que la aguarda y que la atrae
como un imán de diamante.

Antes escapa por entre los sueños
para decirme entre señas en la noche fatal
un arcano secreto –pero no puede hablar.
Voltea porque alguien imperioso la llama
-no puede esperar ni un par de segundos más-
y con angustia se va.

Entre una bruma disuelta se esfuma
su amada presencia querida concluyendo su visita
de ángel custodio con un mensaje impreciso
de críptica epifanía.




No hay comentarios:

Publicar un comentario