jueves, 19 de noviembre de 2015

Libertad: Esencia o Existencia Por Alberto Espinosa Orozco

Libertad: Esencia o Existencia
Por Alberto Espinosa Orozco


   Dice Octavio Paz: “La libertad no es un sistema de explicación general del universo y del hombre. Tampoco es una filosofía: es un acto, a un tiempo irrevocable e instantáneo, que consiste en elegir una posibilidad entre otras. La libertad, que comienza por ser la afirmación de mi singularidad, se resuelve en el reconocimiento del otro y de los otros: su libertad es la condición de la mía. Para realizarse, la libertad debe encarnar y enfrentarse a otra conciencia y a otra voluntad; el otro es, simultáneamente, el límite y la fuente de mi libertad.” (Discurso Octavio Paz, Premio Cervantes 1981)


   Cabe objetar, empero, que sobre la libertad erótica o existencial, por llamarle así, de Octavio Paz, está la libertad moral o de la razón pura practica, que es el elegir no sólo entre dos posibilidades, condición sin la cual la libertad misma no existiría, sino en elegir la más alta... la posibilidad superior, en algunos casos puramente ideal, que es el reino propio de los valores, que sería la libertad ascendente, la libertad hacia el bien, que opta en cada caso por la justicia, la verdad o la belleza -por màs que en cada tal opción resulte inhabilitada prácticamente por las circunstancias, como una mera toma de partido sin consecuencias o como una postura a la orilla del mundo. La libertad descendente existe también, consistente en elegir la peor alternativa posible entre dos posibilidades propuestas, en el caso más representativo elegir entre la obediencia debida a la potestad superior de la divinidad o al capricho de la voluntad propia, subjetiva, que define la singularidad del sujeto libre propiamente como rebelde, egoísta, anòmica, en todo caso luzbèlica. 
   El liberalismo es condición de posibilidad la democracia, de las instituciones libres; pero éste es impotente ante los poderes inicuos de nuestro tiempo si se mira a la libertad como un derecho de paso, como un mero dejar hacer o dejar pasar propio al liberalismo económico. No. 
   Porque la libertad sólo puede romper las cadenas de la esclavitud, de la tiranía de los deseos y los apetitos que dividen al hombre de los otros y de si mismo, cuando se apoya en un firme fundamento moral, metafísico y trascendente, que no puede sino tener raíces teológicas. De lo contrario, el bien preciado que es la libertad, volando sobre el abismo erótico de la elección impulsiva se disipa, o se evapora como el agua que cae sobre el asfalto hiriente, consumida por el simùn del desierto, confundida entre la tolvanera arenisca de la contingencia existencial, que la arrastra sin freno para arrojarla luego a las guas abisales del o a sus mareas.
   Porque si bien es cierto que la libertad autàrquica singulariza al individuo, que la libertad del sujeto moderno lo proyecta como ser autosuficiente frente al cosmos, como ser en si y por si desligado incluso de la esencias o fundando en su existencia misma, también lo es que en tal margen existencial el sujeto puede quedar a la deriva, postulándose como facticidad pura, como puro hecho, bruto, sin razón de ser, siendo en tal caso su singularidad irreductible la medida misma de su falta, de su inconformidad con la ley moral, y por tanto la de su deuda ética, mirada asì como pura particularidad, como mera individuaciòn por la temporalidad, como existenciaridad contingente "en caso caso mía", no salvada por esencia alguna o sujeta a ser devorada por las aguas tumultuosas del devenir, carentes de forma y de memoria. 
   Por lo contrario, la libertad ascendente más que singularizar al sujeto lo universaliza, al ordenarlo en una forma estable, en un mundo de jerarquías, en el orden, más estable, de la idealidad, cuya trascendencia coincide en cada caso con la proyección de una figura o la realización de un arquetipo, individuado en virtud del tiempo y del carácter, pero en todo sujeto caso a la universalidad de la ley moral, sin detrimento de la expresión del propio deseo visto como libertad pura e incondicionada o libre elección, pero resistente a los vaivenes del tiempo por obra de su misma eticidad que moldea al sujeto en un orden ajeno a la contingencia y por tanto necesario y trascendente.    






1 comentario:

  1. ¿Elegir entre dos posibilidades? Acaso no hay un tercera "elegir no elegir" también es un acto por laque se expresa la libertad ... Daba

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