La Batalla del
Caballito
Por Alberto Espinosa Orozco
El Señor Guillermo
Tovar de Teresa se ha convertido en el portaestandarte de un grupo de mexicanos
conscientes de nuestra realidad desvencijada y sensibles ante las múltiples
expresiones de belleza atesoradas por nuestra patria -hoy como nunca diezmadas,
sustraídas o puestas en peligro de muerte o desaparición por autoridades perfectamente
desautorizables, al parecer obedientes en todo a una depravada política
internacional destinada a borrar los blasones de nuestra identidad cultural, de
nuestra alma colectiva y de nuestra pertenencia a ella -porque esa alma, a la
que evidentemente no pueden pertenecer, es la de un lugar prometido y sagrado:
la de un espacio encantador que esencialmente nos constituye y que por ello
será algún día restaurado y restituido en la presencia, no mas allá sino mas
acá de la memoria, como algo vivo quiero decir, cuando caigan las mascaras al
suelo, para poder disfrutar otra vez tranquilamente en una patria reconocible y
en una matria reconocedora de sus verdaderos hijos -acaso cuando suenen las
postreras trompetas y toque a nuestra madre-patria articular su frase ultima en
medio del atónito silencio del concierto universal.
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