Por Alberto Espinosa Orozco
José Clemente Orozco pintó sus primeros grandiosos
frescos en la planta baja del patio grande de la Escuela Nacional Preparatoria,
en sus escaleras y en el primer piso, de 1923 a 1924, con un humilde sueldo de profesor
de dibujo. Se trata de una serie de frescos cuyas imágenes simbólicas están
organizadas en el cuerpo de una alegoría. En el primer nivel los tableros Maternidad, Cortes y La Malinche y La Trinidad, éste último un fresco a La Gloria de San Francisco; en la parte
media un San Cristóbal, un Cristo y un Ángel; y en el último nivel de la Escuela La Trinchera, La destrucción
del Viejo Orden, y El Padre Eterno.
Por su parte Alfaro Siqueiros siguió pintando el techo en la Escuela Nacional
Preparatoria el mural El Espíritu de Occidente, composición
estructurada con formas abstractas de origen mecánico las cuales sirvieron para
expresar los símbolos de los cuatro elementos en el primer plafón.
Es un hecho que fueron los pintores los
primeros que realizaron una consideración a profundidad de las circunstancias
nacionales, la mayor parte de ellos pintando con un sueldo humilde de obrero,
dando así nacimiento al gran ciclo colectivo de la Escuela Nacional
Preparatoria. La idea de la pintura mural
se desarrolló junto las ideas en boga nacionalistas, desarrollándose y
definiéndose entre 1900 y 1920. En realidad la Escuela de San Ildefonso sirvió
como un periodo de preparación, porque necesario antes que nada desarrollar una
técnica hecha primero a base de ensayos y tanteos. Una vez que los artistas
fueron dueños de su técnica y al ser un grupo organizado que aprendían unos de
otros, la usaron ampliamente para expresarse.
Sin embargo, para el año de 1923 se había
desatado una campaña contra el movimiento muralista, pagada por la política
personalista que se enseñoreaba por ese tiempo en el país, a la que
inmediatamente se adhieren los detractores mezquinos, retardatarios e
ignorantes, contando con la complicidad del vulgo semicivilizado y burgués,
imantando a la masa incolora y a toda laya de oscurantistas fracasados y
envidiosos. El movimiento muralista, empero, defendió sus expresiones como
afirmación de nuestra nacionalidad, y por estar ellas de acuerdo no sólo con el
sentir del pueblo, sino también con el gusto de los escogidos y con la
civilización del buen gusto universal –seguridad que daba a los pintores la
resonancia que el movimiento había tenido, en franca acogida, en los círculos
cultos internacionales. Lo que molestó a
la reacción fue ver en tamaño ampliado y de gran envergadura a los prototipos
de la sociedad capitalista: el clero oscurantista y manipulador, los lideres
corruptos que envilecen a la clase obreras, lacras del político y del militar,
los intelectuales homosexuales y los rorros fascistas, los falsos
revolucionarios y sus políticas burguesas y la complicidad de los falsos
socialistas y, en fin, el chango malhecho a que habían reducido al campesino
mexicano tras cuatro siglos de desamparo y discriminación.
Así el 7 de julio de 1923 empieza José
Clemente Orozco de 39 años de edad a pintar los muros en el Colegio de San
Ildefonso en el corredor del Primer Piso de la Escuela Nacional de San Ildefonso.
A principios de 1922 Orozco había sido nombrado Profesor de Dibujo en la
Escuela Nacional de Bella Artes y en enero del año siguiente había entrado a
trabajar en el Departamento Editorial de la SEP como viñetista y diseñador para
el magno proyecto de las “Obras Clásicas”.
José Juan Tablada lo recomienda entonces a José Vasconcelos para ser tomado en
cuenta para el proyecto mural de la Preparatoria Nacional. El pintor, de 29
años de edad, realiza entonces el conjunto de tableros de corte simbolista “Los Dones que Recibe el Hombre de la
Naturaleza”, compuesto por: “Maternidad”,
“Cristo destruyendo su cruz”, “Los Elementos”, “La Lucha del
Hombre con la Naturaleza”. Lo que
más se admiró en estos primeros muros de Orozco fue la compleja y rica
integración plástica lograda entre pintura y arquitectura –asunto sobre el que
la fotógrafa Tina Modotti dejó constancia gráfica.
La primera campaña contra la obra
revolucionaria de José Vasconcelos tomó a los pintores murales como pretexto
para lanzar desprestigiar el proyecto reformador educativo. El 23 de julio de
1923 firman una Protesta pública José Clemente Orozco, Diego Rivera, Jean Charlot,
Amado de la Cueva, Roberto Montenegro, Xavier Guerrero, Carlos Mérida, Fermín
Revueltas, Siqueiros, Rodríguez Lozano, Emilio Amero, Abraham Ángel y José
García Uribe. La Protesta señalaba la
campaña contra el movimiento de pintura, atacado por la ignorancia y la
envidia, infamia mal calculada que quería mezclar el movimiento con la política
personalista, cuando era en realidad la afirmación y expresión de la
nacionalidad del grupo, encontrando el gusto mexicano que lo norma acuerdo
entre los hombres civilizados; mezquinos enemigos que deben ser tratados como
lo que son: retardatarios, ignorantes y perjudiciales, sombra ideológica de
aquellos que se niegan a vacunar, a bañarse o a aprender el silabario. Oscuros
fracasados y envidiosos de los artistas que trabajan de acuerdo con el sentir
del pueblo y un gusto escogido, burgueses incomprensivos que quieren normar el
derecho de la obra de arte tomando como medida su propia bajeza. El equipo de
trabajo de la Secretaría de Educación comandada por José Vasconcelos se adhiere
de inmediato a la protesta: Martín Luís Guzmán, José Juan Tablada, Antonio
Caso, Julio Torri, Carlos Pellicer, Ignacio Asúnsolo, Vicente Lombardo
Toledano, Pedro Henríquez Ureña, Luís Enrique Erro, Manuel Cobarrubias, Jorge
Juan Crespo de la Serna, Manuel Toussaint, Palma Guillén, Genaro Estrada, Alfonso Cravioto, Salomón de
la Selva, Carlos Obregón Santacilia, Adolfo Best Maugard, Eduardo Villaseñor,
José Romano Muñoz y Carlos Gutiérrez Cruz.
El 20 de julio de 1923 es asesinado
Francisco Villa, produciéndose el 5 de diciembre la insurrección de Adolfo de
la Huerta, Enrique Estrada y Guadalupe Sánchez en Veracruz, con el apoyo de las
compañías petroleras, contra el gobierno de Álvaro Obregón, en protesta contra
la imposición de Plutarco Elías Calles como presidente de la República. El 9 de
diciembre de 1923 firman un Manifiesto en contra de los
golpistas los intelectuales y artistas no envilecidos por la burguesía,
firmándolo: José Clemente Orozco y sus colegas Siqueiros, Rivera, Xavier
Guerrero, Calor Mérida, Fermín Revueltas, Ramón Alva Guadarrama y Germán Cueto.
La situación estaba definida en dos bandos claramente diferenciados: de un lado
la revolución social, más ideológicamente organizada que nunca, compuesta por
la raza indígena, los obreros y los campesinos que clama por la desaparición de
un orden envejecido y cruel, del otro la burguesía armada que azotaba a los
pobres por su avaricia, o los explotadores del pueblo.
El Manifiesto ensalzaba el arte del pueblo
y la tradición indígena, repudiando en cambio el individualismo burgués
masturbatorio, el arte de caballete por aristocrático, pronunciándose por un
arte monumental, a causa de su utilidad pública, de su propaganda ideológica en
bien del pueblo, con una finalidad de belleza para todos.
El colmo llegó cuando las damas de la Cruz
Roja hicieron una kermesse de caridad en el Patio Mayor de la Preparatoria,
expresando en voz alta su disgusto y desprecio por el trabajo de José Clemente
Orozco, al cual le ordenaron con altanería que se retirara, mandando deshacer
sus andamios y clavando sobre los murales adornos para la fiesta. Entre los
estudiantes se había sembrado la envidia, volviéndose reacios a la belleza,
generándose un progresivo malestar derivado de su mal gusto, al grado que el
disgusto se convirtió en queja, yendo en masa a protestar ante la Secretaría de
Educación. El escultor Ignacio Asúnsolo, quien trabajaba las esculturas que
decorarían la fachada y los patios de la Secretaría de Educación, tomó armas en
el asunto: se presentó una mañana en la Preparatoria y junto con su brigada de
sesenta canteros que tenía a su servicio lanzaron mueras contra los estudiantes
reacios a la belleza y empuñando su 45 inició una balacera que agotó los tiros
de sus tres cananas. José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros fueron
violentamente arrojados a la calle por los estudiantes como perros rabiosos y
sus murales fueron gravemente agredidos a palos, pedradas y navajazos.[1]
Era la reacción natural de una clase media provinciana, arribista e hipócrita,
formada al amparo de la confiscación de la revolución armada por parte de la
burguesía nacional, inmersa en la
maquinaria de la corrupción política y en la mezquindad servil que se iba enquistando
en el sistema educativo, formando con ello un establisment refractario,
inclinado al prejuicio, la superstición y el corporativismo.
También el periodismo participó con
punzantes críticas, asumiendo para ello una nefasta influencia política. Todo
ello se debió a que la conciencia “moral” no tolera al arte su libertad de
pensamiento y a que la conciencia “reaccionaria” no tolera del espíritu ninguna
originalidad en ningún orden de ideas. Tal conciencia social pronto dejó
extender su alarma a la multitud de insensatos y de retrasados del espíritu,
dando con ello oportunidad al vulgo para escandalizarse y perseguir a quienes
no comparten ni su mediocridad ni sus fetiches, Moral de la cobardía que pronto
encarnó en los políticos, los cuales dejaron sentir su tiranía sobre la
voluntad original y libre que inspiraba al movimiento de los muralistas.
El hostigamiento contra los muralistas había
llegado al paroxismo hacia finales del gobierno de Obregón. Si embargo, José
Clemente Orozco había pintado ya el mural Cristo destruyendo su cruz (el cual
sería borrado por Orozco dos años después y sustituido por La Huelga), junto con Los
Elementos (sustituido en 1926 por La Trinchera) y otros murales
modernistas que Orozco hizo desaparecer: Tzontemoc, Lucha del Hombre con el Gorila,
El Sol, Colegialas, Primavera -y algunos más que
conservó, Maternidad, El
Padre Eterno, La
Ley y la Justicia y Las Fuerzas Reaccionarias. Por su arte David Alfaro Siquieros pintó la
encáustica, en el panel del techo primer tramo de las escaleras, El
Espíritu de Occidente o Los Elementos (1923), que es una
mujer alada con los símbolos de los cuatro elementos, el fresco El
llamado a la libertad o Los ángeles de la liberación (1923),
el encáustica Los mitos (1924), el fresco Entierro del obrero sacrificado
(1924), pintura en las que tres obreros cargan un ataúd con una cruz y un
martillo, que es un homenaje póstumo al socialista Felipe Carrillo Puerto
asesinad el 3 de enero de 1924.
El 30 de noviembre de 1923 estalla una
rebelión contra el presidente Álvaro Obregón, la rebelión delahuertista. Para
la época navideña ya se combatía en la Ciudad de México y en enero Vasconcelos
renuncia a su cargo como ministro de la Secretaría de Educación como protesta
contra la represión de los rebeldes, pero es persuadido por Obregón para
mantenerse en el cargo. La sublevación duró hasta el mes de marzo de 1924, fue
sofocada y Adolfo de la Huerta desterrado, dejando la rebelión un saldo rojo de
siete mil muertos.
El ministro de Educación José Vasconcelos no
apoyó la candidatura presidencial de Plutarco Elías Calles y el 28 de enero de
1924 prefirió renunciar antes de seguir a Obregón en apoyo a su candidato.
Obregón lo convence por un tiempo de que aguarde los cambios. La situación
política siguió inestable y Vasconcelos presenta nuevamente su renuncia en
junio de 1924, pero esta vez de forma definitiva, como protesta por la elección
a la presidencia de Plutarco Elías Calles, lograda con el apoyo de intereses
estadounidenses, pero también con el del presidente Obregón. Vasconcelos sale a
fines de junio para inmediatamente lanzar su candidatura a gobernador de
Oaxaca. Al salir José Vasconcelos de la Secretaría de Educación Pública los
trabajos murales en la Preparatoria de San Ildefonso tuvieron que ser suspendidos
pues los sectores reaccionarios de jóvenes y adultos más vandálicos los habían
hecho blanco fácil para desahogar su repudio a los artistas revolucionarios,
cobrando la saña contra los frescos de Orozco especia brutalidad, pues los
rayaron y golpearon, pegándoles encima mantas y papeles, hicieron pintas sobre
las obras de los muralistas, las escupieron y escribieron sobre ellos palabras
ofensivas.
Las protestas contra las agresiones de las
pinturas murales venían publicándose desde marzo de 1924, mes en que comenzó a
publicarse El Machete, órgano del
SOTPE. Diego Rivera no estuvo de acuerdo con el tono de la protesta de
septiembre de 1924 y renunció al sindicato cuyo secretario era Alfaro
Siqueiros. En realidad el rompimiento de Rivera era con Orozco, con quien ya no
podía compartir el mismo ideal de belleza ni la misma relación con el gobierno.
La protesta señalaba como los depredadores de las pinturas murales a los
Caballeros de Colón, a las Damas Católicas, a los liberales fosilizados, a los demócratas
melifluos, a los burócratas arraigados y a los estudiantes fifís, hijos de
explotadores –responsables todos de truncar el esfuerzo colectivo que ayudaba a
los trabajadores de México en su revolución social.[2]
La pintura mural empezó a invadir los muros
de San Ildefonso, pero a los preparatorianos, estudiantes, empleados y
profesores, no les caía bien la pintura de los artistas revolucionarios y daban
constantes muestras de indignación. Tampoco a los periodistas, empezando
violentas críticas por escrito. Las intrigas, envidias que confrontaban a los
artistas pronto cedieron su sitio a la unidad que suscitó la agresión a su
trabajo.
Relata Orozco que prácticamente a nadie le
gustaban los nuevos murales, siendo frecuentes las quejas y protestas que los
estudiantes llevaban a la Secretaría de Educación. El escultor durangueño
Ignacio Asúnsolo que trabajaba en las esculturas que decorarían la fachada y
los patios del edificio de la SEP, al enterarse de las quejas estudiantiles
contra los muralistas se presentó un mañana en la preparatoria empuñando su
pistola 45 y comenzó una balacera que agotó los tiros de sus tres cananas
saliendo al frente de 60casnterros que tenía a su servicio, mientras él sus brigadas lanzaban muras a los estudiantes
reacios a la belleza.
En otra ocasión las damas dela Cruz Roja o
de la Cruz Verde eligieron el patio de
la Preparatoria para hacer una kermesse de caridad, ordenando al pintor con
altanería que se retirara, mandado deshacer en el acto los andamios y clavaron
sobre las pinturas en ejecución adornos para la fiesta. La comitiva expresaba
en voz alta su disgusto y desprecio por u trabajo, desagradándoles
especialmente el mural Maternidad, pues decía que era una
Virgen desnuda con un hijo.[3]
El incidente
suscitado a propósito del muro “Maternidad”, 1923, sirvió sin embargo a Orozco para tomar a las vejetas
arguenderas y prepotentes como incalculable modelo de caricatura para su mural Las
fuerzas reaccionarias de 1924. El cuadro de reminiscencias
renacentistas Maternidad formaba parte del ciclo Los Dones.
Los pintores sindicalizados se radicalizan;
en el patio Grande la Preparatoria Orozco comenzó a insertar hoces y martillos
en los entrepaños de la planta baja (La
Revolución, La Unión Obrera y
Campesina) –pues convertir la pintura en una función implicaba predicar
desde los andamios una nueva religión, impregnando con los andamios esa idea
mística. Ante la imposibilidad de seguir
trabajando los muros Orozco se refugia como caricaturista en las páginas de El Machete. Queda entonces como titular
de Educación Bernardo J. Gastelum, quien por pocos meses, de julio a noviembre
de 1924, ocupa el puesto con orden terminante de suspende los trabajos de
pintura mural en la Preparatoria de San Ildefonso. Por último fue destituido
Orozco como profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes, y acto seguido se
le ordenó suspender definitivamente las obras murales en el Colegio de San
Ildefonso. Bernardo J. Gastellum fue sucedido por el doctor José Manuel Puig
Casauranc (1888-1939) quien fue secretario de noviembre de 1924 hasta el año de 1928. Por orden del director de la Secretaría de
Educación, doctor J.M. Puig Casauranc, también pinta un muro de cien metros
cuadrados en la Escuela Industrial de Orizaba para el año de 1926, hazaña
llevada a cabo en dos semanas, no teniendo como ayudante sino a un albañil.
Thank you for this valuable history.
ResponderEliminarI have quoted and linked here:
http://ongoingtomexico.blogspot.mx/
Is a honor tu me dear Dennis
ResponderEliminarMuy interesante y lleno de informacion historica. Me gusto el escrito, lastima que sigue presentando parrafos repetidos y descuidos editoriales. Faltan los titulos de las pinturas que solo se pueden adivindar al leer el texto.
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