viernes, 20 de diciembre de 2019

Entrevista a Francisco Cázares: Breve Historia de la Casa de la Cultura de Durango Por Alberto Espinosa Orozco


Entrevista a Francisco Cázares:
Breve Historia de la Casa de la Cultura de Durango
Por Alberto Espinosa Orozco





I
                -Maestro Cazares, ¿nos podría hablar de los orígenes de la Casa de la Cultura?
                -La historia de la Casa de la Cultura viene de Lejos. Se remonta a 1974, con el Señor Mayagoitia, gobernador del Estado de Durango. Porque en 1976 fundamos FONAPAS (Fondo Nacional Para las Artes), siendo su primer director el Señor Eduardo de la Peña, trabajando con el Licenciado Héctor Palencia Alonso, y yo mismo –más otras dos o tres personas. Tuvimos en un principio nuestras  oficinas allá en las Instalaciones de la Feria. Hubo varios directores. “El Loco” Pedro Guerra fungió por un tiempo como director.
-Un exalumno del Maestro Francisco Cázares de la Casa de la Cultura interrumpe la conversación para saludarlo, con visible aprecio, abundando en la noticia de que está estudiando Ciencias Políticas en la UJED y quería decirle eso y sobre todo detenerse para saludarlo. Le cometa de la entrevista y se despiden. Continúa su relato EL Maestro Francisco Cázares de manera afable, siempre gentil y muy sonriente.
-Realmente el grupo estaba constituido por cinco personas, trabajando primero en las Instalaciones de la Feria, en una oficinas que eran de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que nos prestaron. Ahí estábamos. Ahí nació FONAPAS y de ahí nació luego la Casa de la Cultura, de esa semilla, de la que luego surgió el ICED (Instituto de Cultura del Estado de Durango).
De ahí rentamos la casa de Aquiles Serdán y Bruno Martínez, que fue la primera sede de la naciente Casa de la Cultura. Ahí trabajamos por muchos años. Teníamos nuestras oficinas junto a las de la Señora Mayagoitia, esposa del gobernador, allá en Bruno Martínez y Aquiles Serdán, lo que hoy en día es el CIAC, junto con el Voluntariado de Durango. Ahí es donde teníamos nuestras oficinas generales. Ahí se daban clases de danza para los niños, que eran como cien, porque la Señora Mayagoitia pidió un espacio especial para ellos. Teníamos también el edificio de “El Ágora”, del lado de Negrete.
–Lo que antiguamente fue la Casa de Moneda.
-Sí, ése es.
El Subdirector  General de FONAPAS era Don Héctor Palencia, en el año de 1977, quien luego fue Director de la Casa de la Cultura. Por seis años fue eso, de 1979 a 1985, por ahí –porque la Casa de la Cultura empezó a funcionar dos años después.
En un principio éramos cinco nada más –y claro, también el gobernador Mayagoitia, obviamente. En el equipo éramos cinco personas, nada más. Fuimos siempre nada más esos cinco: Malicha Mayagoitia, El Licenciado Héctor Palencia, Adriana Laveaga Labastida, que era periodista de El Sol de Durango, Lupita, la secretaria y yo. El Licenciado Palencia fundó FONAPAS con nosotros, y luego pasó a ser el ICED.
También estuvo el jardinero, Jorge Quiñones, a quien le gustaba mucho pintar, por cierto. Llevaba sus botecitos de pintura y sus lienzos y pintaba ahí. Andaba ahí, con un cuadrito y unos pinceles. Se fue a estudiar pintura a la EPEA (Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías de la UJED) y me dije: “Yo le voy a seguir pagando su sueldo”. Y así fue, le pagaba su sueldo y así lo hice. Le dije: “Vaya allá Quiñones (a la EPEA)”, y se apuntó y terminó su carrera. Yo le pagaba, porque necesitaba mantener a su familia, a su esposa y a sus hijos. Le pagaba con el consentimiento de Palencia, porque yo era el Director de Finanzas. Quiñones ha logrado muchos trofeos para la escuela. Ha hecho muchas exposiciones de pintura y ha realizado varios murales: uno de ellos en el Palacio de Zambrano, en la oficina de Socorro Soto, a un ladito, ahí hay uno, firmado junto con Serrano ; otro en la Casa de la Cultura, a la entrada de la oficinas de la dirección, donde está Blanquita, don Serrano también; en el Poder Judicial hay un lienzo grande también, y: en el Poder Legislativo hay otro, muy grande, masivo, realizado con otros artistas de Durango.[1] 
-Tengo entendido que en el departamento de fotografía estaba el artista Roberto de la Renta.
-Sí, sí, creo que sí. Pero era personal extra, y algunos otros en periodismo. Si, en difusión, estaba en eventos.
-Y de ahí nació la Casa de la Cultura.
-Si. Éramos el equipo, No éramos muchos. Éramos poquillos. Se reconstruyó “El Ágora”. Tardaron como dos años los trabajos de remodelación. Costó 24 millones de pesos relujarla. Cosa que fue algo. Intentamos comprar la casa de los Alanís, allá por las calles de Hidalgo, que costaba 15 millones, pero no se pudo. Una casa muy buena, que hoy en día sigue abandonada, porque a la fecha no se ha sabido aprovechar.
En 1977 se abrió la Casa de la Cultura, asistiendo a la ceremonia de inauguración la esposa del Señor Presidente la de República Don José López Portillo, la Señora Carmen Romano de López Portillo, quien era pianista. Ahí en la Casa de la Cultura hay una placa en bronce que conmemora ese acontecimiento, pero está mal la fecha. El fundador y primer director fue Don Héctor Palencia Alonso, quien había promovido su creación por mar y tierra, incesantemente.
-¿Qué maestros los acompañaron en el inicio?  
-Bueno, los primeros maestros de esa primera institución cultural de Durango fueron: Gustavo Galindo en el área de música; en canto y piano estaba la soprano Raquel Asencio; Leo Tena estaba en el departamento de escultura; en ballet estaba Miguel Ángel Oloño, luego en canto popular estaba Javier Solís y; en teatro yo (Francisco Cázares).
-Se ha dicho que el Maestro Don Héctor Palencia era muy fiestero.
-No fue bebedor, como se ha insinuado, no. Gustaba, como todo el mundo, dos o tres copitas, nada más. Fuimos muy amigos, anduvimos juntos por doce años. Corrimos muchas aventuras, porque Héctor tomaba los problemas grandes y los hacía chiquitos, los resolvía. Héctor siempre andaba alegre, es la virtud que más recuerdo de él. Sonriente el hombre siempre, siempre de buen humor. Disfrutaba mucho escribir e investigar y sobre todo enseñar. Era muy dicharachero. Un cuate a todo dar. Un gran amigo, en las duras y en las maduras como se dice. Muy amigo de medio mundo.


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-Oiga, pues es usted el Decano de la Casa de la Cultura entonces. 
-              -Yo nací en El Salto, Pueblo Nuevo, Durango, en el año de 1940, en pleno nacimiento de la 2ª Guerra Mundial. En la Casa de la Cultura ya tengo 34 años de estar trabajando ahí. Recientemente en una ceremonia Socorro Soto me reconoció, y dijo eso, que yo soy el Decano de la Casa de la Cultura.
                -¿Quién han dirigido los destinos de la Casa de la Cultura?
                -Los directores de la institución, luego de Don Héctor Palencia, han sido muchos: Salomé Herrera Noriega, quien como directora fue muy buena pianista: Luis Sergio Jiménez; Lucerito Hernández;  Benjamín Torres Vargas, con quien tuve algunas fricciones y hasta nos mentamos la madre, sí, porque yo un día de plano se la menté; Toño Villareal; Jaso Chico también fue director un tiempo; y muchos otros, como Ibáñez, que como directora ha sido buena cantante.[2] 
                -¿Que nos puede decir Maestro Cázares de su trabajo en el área de teatro en la Casa de la Cultura y de sus puestas en escena?
                -Hoy a las seis de la tarde se presenta una Pastoréala en Venado.  He puesto muchas obras, unas mías, otras adaptaciones libres. Obras personales, obras vanguardistas, también otras de leyendas. Por ejemplo: “El Tren que Marcha a Turquía”: “Tierra Baja” de Miguel Ángel Binaa; “Esperando a Godot”; y obras variopintas, personales, de leyendas también: “En el Campo va a Nevar”; “El Diablo Punk”; “El Músico que le Tocó al Diablo”; “Las Leyendas de Cuca Mía#, “El Invitado del Más Allá”, “Sindicato de Criados”. En fin, muchas obras he puesto.
Con esas palabras cerramos la pequeña entrevista al querido Maestro Don Francisco Cázares quien, manteniendo siempre un tono mesurado, sencillo, pero permeado siempre de contagioso entusiasmo, se despide muy amablemente de nosotros, portando como emblema de su personalidad una sonrisa en el rostro, adornado con las ventanas de unos ojos vivaces, alegres y chispeantes.

Durango, Dgo. 20 de Diciembre del 2019

[1] Jorge Quiñones García es originario de Ciudad Lerdo, Durango, fue instruido artísticamente en los talleres del IMSS bajo las enseñanzas de la pintora Guadalupe Antuna Fernández de Castro, además de que fue alumno de la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías (EPEyA) de 1981 a 1986.
El creador durangueño se ha hecho acreedor de ocho primeros lugares en certámenes estatales de pintura, así como de cuatro reconocimientos nacionales, entre los que destacan los convocados por el IMSS, el ISSSTE y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). Una docena de murales se exhiben en esta su tierra, entre los más destacados se encuentran el que se muestra en el Congreso del Estado de Durango, el que se ubica en la Secretaría Particular en el Palacio de Gobierno, dos en la Casa de la Cultura, uno en la Escuela de la Tercera Edad, otro más en el Centro de Readaptación Social No. 1 (Cereso) y hasta en el Centro de Información del Instituto Tecnológico de Durango (ITD). El pintor fue instructor durante 18 años, del taller artístico del Cereso y actualmente dirige el área de pintura en el Centro de Seguridad Social del IMSS. Azucena Serrano Simental es discípula de Jorge Quiñones desde 1993, ha expuesto tanto individual como colectivamente y ha recibido varios premios como reconocimiento a sus habilidades artísticas.

[2] Fue el Gobernador Héctor Mayagoitia Domínguez, a quien se le planteó la necesidad de que Durango contara con una Casa de la Cultura, inaugurándose dicho centro cultural el 7 de julio de 1979, por el entonces Presidente de la República, José López Portillo. La donación fue recibida por María Luisa Prado de Mayagoitia y Eduardo León de la Peña, en su carácter de Presidente y Director General del Fondo Nacional para Actividades Sociales y Culturales (FONAPAS) en Durango. El primer Director de este lugar fue Héctor Palencia Alonso; posteriormente fue dirigida por Fernando Sonora Ríos, Luis Sergio Soto Jiménez, Alejando Herrera Villarreal, Salomé Herrera Noriega, Salvador Palencia Vargas, como encargado, y después, Benjamín Torres y Lucero Acosta Moreno.



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