Distopía Monterrey: Gonzalo García
Por Alberto Espinosa Orozco
El mundo de Gonzalo García (1985)
es el de lo excéntrico y perturbador. Artista que alía a su excelencia plástica la exploración
por el horror y lo monstruoso –reflejo de la sociedad contemporánea, que al
perder su centro de gravedad emocional lo busca en los márgenes, en el
extremismo o en la locura. Influenciado por el Pop Art y Francis Bacon, la obra
del pintor veracruzano describe minuciosamente la tendencia entrópica universal,
regresiva y disgregadora, que hay en todo lo vivo, a regresar al estado en
reposo de la materia muerta. Imaginación fantástica donde se da la licuefacción
de las formas, que deja la sensación de lo repugnante, de la humillación y de
la miseria. El drama narrativo de sus imágenes, vertiginoso a la vez que
sombrío, es el de la realidad decadente y brutal contemporánea, en la que los
sueños utópicos de una libertad indeterminada se convierten en pesadilla, donde
las segmentaciones, fragmentaciones y descomposiciones propias al hibridismo,
destilan una amarga toxicidad y acaban alimentándose de sangre. Arte donde el realismo,
fantástico y onirista, es llevado a su extremo, tocando las costas el
narcicismo primitivo, donde la identificación afectiva se vuelve ambivalente,
hasta el grado de querer incorporarse el objeto de deseo devorándolo.
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