lunes, 9 de julio de 2018

Distopía Monterrey: Antonio Charaud Por Alberto Espinosa Orozco

Distopía Monterrey: Antonio Charaud
Por Alberto Espinosa Orozco  


            El joven maestro Antonio Charaud (1989) incursiona en el realismo expresivo y existencial desde una perspectiva neoimpresionista que, a partir de los campos de color, explora el combate mítico entre la alta luz con las bajezas de las sombras, persiguiendo los efectos del claroscuro, los juegos de la contraluz y los caprichos de los contornos. Pintura en cierto modo tenebrista, en la que se detecta la tendencia universal del retorno de la materia a su estado inerte, en el que se disipa el fragmento luminoso al ser invadido por las tinieblas de la noche inabarcable. Sus espacios formales, enmarcados en escenas cotidianas, transitan así por calles abandonadas, baños públicos, cuartos de hotel  o centros comerciales, explorando la excentricidad de lo marginal y la extrañeza de un mundo deteriorado, recorrido por la vagancia, por lo engañoso, por lo réprobo o lo delincuencial. Su interés, como en Edward Hopper, es la visión de la mezquindad social del drama urbano, en lo que tiene de cita clandestina o de indigna soledad.


   

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