Las Siete Ciudades de Cíbola:
Vázquez de Coronado y los
Castillos de Cinabrio
Por Alberto Espinosa Orozco
I
Don Antonio de Mendoza y Pacheco,
primer Virrey y Capitán General de la Nueva España (1535-1550), fascinado con el relato de Cabeza de Baca,
encarga el asunto a Francisco Vázquez de Coronado, buen amigo y hombre con fama
de cabal por haber sofocado una rebelión en Culiacán y haber dado esplendor a
la ciudad de Guadalajara, de la que fue gobernador. Coronado decidió enviar una avanzadilla que le informase de las
características del terreno, las posibilidades de aprovisionamiento y la
veracidad de los rumores de la riqueza de aquel ignoto territorio. El
responsable de aquella misión sería el monje franciscano Fray Marcos de Niza,
reputado no sólo de docto en teología, sino también en cosmografía y en el arte
de la mar, hombre famoso no sólo por propagar la leyenda de las siete doradas
ciudades de Cíbola, sino también por ser uno de los más grandes mentirosos de
la Historia.
En el año de 1539, Fray Marcos
parte de San Miguel de Culiacán en una primera expedición acompañado de otro
fraile, un nutrido grupo de indios y, por disposición del Virrey, del intrépido
Estebanico, el esclavo de Dorantes, como supuesto guía. El fraile Marcos de
Niza regresó a la ciudad de México narrando que había continuado la exploración
después de la muerte de Estebanico y con reporte de que los nativos de las lejanas
tierras usaban vajillas de plata y oro, decoraban sus casas con turquesas y
usaban perlas gigantescas, esmeraldas y otras joyas más y que a lo lejos había
avistado una ciudad más grande que la gran Tenochtitlan
Hechizado por aquellas noticias,
el Virrey Don Antonio de Mendoza organizó de inmediato una segunda expedición
militar de gran magnitud para tomar posesión de las riquísimas tierras que el
fraile le había descrito con alucinada profusión de detalles. Al mando de la
misma quedó un amigo del Virrey, el hidalgo Francisco Vázquez de Coronado
(Salamanca, 1510- Ciudad de México, 1554), quien lleva como guía al fraile
Marcos de Niza. La expedición al mando de Francisco Vázquez de Coronado estaba
formada por 340 españoles, cientos de indios nativos aliados además de ganado
vacuno.-haciéndose acompañar por navíos que les seguían por mar para
abastecerlos al mando de Fernando de Alarcón y de otra expedición más pequeña
por tierra organizada por García López de Cárdenas.. Francisco Vázquez de
Coronado, quien a la sazón era desde 1538 gobernador de la Audiencia de la
Nueva Galicia en sustitución del primer gobernador de la provincia Nuño de
Guzmán, para el año de 1539 llega por vía marítima a lo que hoy es el estado de
Nayarit, desembarcado en un litoral del Pacífico llamado Compostela.
Hay que recordar que el
conquistador Nuño de Guzmán, el primer gobernador de Nueva Galicia, penetró los territorios bajo su jurisdicción
en 1530, siendo con el tiempo calificado por Fray Bartolomé de las Casas de "gran
tirano" por su extrema crueldad. Nuño de Guzmán impuso el nombre de
"Conquista del Espíritu Santo de la Mayor España" a los territorios
por él explorados y conquistados. Sin embargo la Reina de España Juana I de
Castilla (madre del emperador Carlos V de Alemania y Carlos I de España), no
estuvo conforme con el nombre que le había otorgado Nuño de Guzmán, por lo que
por Real Cédula dada en Ocaña España el 25 de enero de 1531 ordenó que se
nombrara al territorio conquistado como Reino de la Nueva Galicia (que comprendía
los hoy estados de Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y parte de Sinaloa,
Zacatecas y San Luís Potosí).y se fundase una ciudad con el nombre de
"Santiago de Galicia de Compostela" como capital.
Una vez que recibió Nuño de
Guzmán la Real Cédula procedió a renombrar la "Villa del Espíritu Santo de
la Mayor España" con el nombre de "Santiago de Galicia de
Compostela", población que actualmente es la ciudad de Tepic, capital del
estado de Nayarit. Así la Villa de Santiago de Nueva Galicia adoptó el nombre
de Compostela de Indias en el año de1539, en memoria de la ciudad gallega de
Santiago de Compostela -que proviene del latín Campus Stellaen que en
castellano significa Campo de Estrellas. El valle de Cactlán, donde se
encontraba la ciudad de Compostela de Indias, estaba habitado antes de la
llegada de los españoles, por indios cacnos y tepehuanos, y debían el nombre
autóctono de Cactlān a la lengua náhuatl, pues Cactli significa “zapato” y el
sufijo de tlān, “cerca de”, es decir, "lugar de zapatos".
A principios de 1540 Vázquez de
Coronado parte de Compostela en busca de las siete ciudades de Cíbola y
Quivira, prestó oídos junto con el Virrey Mendoza a una vieja leyenda europea,
mitad cuento de caballería, mitad cuento recompuesto y edulcorado por las
visiones fantásticas de Fray Marcos de Niza. Esa expedición trajo como
resultado el descubrimiento para España de las tierras del oeste de Estados
Unidos y la constatación de la existencia de una serie de pueblos en aquella
región desértica sumidos en la miseria.
En efecto, para el día 22 de
abril de 1540 Vázquez Coronado llega a Culiacán al mando del grueso de la
expedición, en tanto que un grupo más pequeño que iría a la zaga más lentamente
quedó a las órdenes de Tristán de Luna y Arellano, pues en cada villa española
se reorganizaba la expedición terrestre a la vez que partía otra expedición por
mar al mando de Fernando de Alarcón para abastecer a la expedición de
tierra. La fuerza más pequeña, al mando
de Tristán de Luna, continuó aún más al norte y tomó los pueblos de los Zuñi en
julio de 1540, lugar que les habían dicho era el emplazamiento de las siete
ciudades doradas de Cíbola.
Sería el mismo Fernando de
Alarcón el primer europeo en tocar y navegar las aguas del Río Colorado, aunque
su descubrimiento se debe a Francisco de Ulloa, quien el 28 de septiembre de
1539 tomó posesión de la desembocadura del río y lo nombra “Ancón de San
Andrés”, en beneficio de la corona española, aunque sin navegar aguas arriba
como lo hizo Fernando de Alarcón.
II
Francisco Vázquez de Coronado
atravesó Sonora y entró en los territorios de la actual Arizona. Después de 75
días de camino empezó a sospechar la falsía de
las historias de Marcos de Niza, al no encontrar por ninguna parte las
riquezas de las que el fraile había hablado, pues resultó una mentira la
aseveración del fantasioso fraile que desde aquellas tierras se podía ver el
mar, ya que como le dijeron los nativos a Coronado el mar se encontraba a muchos
días de camino.
Así, se instala con sus hombres a
orillas del Río Bravo o Río Grande en un poblado de nombre Tiguex. Entonces el
grupo de exploradores se dividió en dos grupos. Una de ellas queda al mando de
Pedro de Tovar, quien regresa con la noticia de haber encontrado siete ciudades
populosas que acaso sean las de la legendaria fábula. El segundo grupo se
adentró en tierra para descubrir el Gran Cañón y la boca del río Colorado,
legando hasta el Golfo de California.
En el emplazamiento de Tiguex,
cerca de la actual ciudad de Santa Fe, se reunieron los dos grupos y pasan los
inviernos de 1540 y 1541. Insistiendo en encontrar la dorada ciudad de
Quiviria, Vázquez de Coronado se deja engañar por un indio, al que llamaban “el
Turco” y emprende con 30 de los suyos en 1541 una última exploración dejando al
grueso de sus hombres en el Cañón de Palo Duro, hoy Texas. Buscando el rico
país de Quiviria se remontó a caballo atravesando la pradera, hasta caer en
cuenta del engaño y hacer ejecutar a “el Turco”.
Sin embargo, era tan fuerte la
idea fabulosa de las ciudades de Cíbola que aún a pesar del desánimo, la
expedición de Coronado continuará su viaje, adentrándose cada vez más en el
corazón de lo que algún día serían los Estados Unidos.
Siguió adelante, recorriendo las
llanuras del Mississippi y las montañas Rocallosas, atravesando los actuales
estados de Nuevo México, Texas, Oklahoma y Kansas. Finalmente dio con un pueblo
cerca de la actual Linsburg, en el estado de Kansas, donde encuentra a los
indios de Wichita habitando en un poblado de cabañas con techos de paja, a los
que no sin ironía llamó indios Quiviria.
En la primavera del año de 1542
regresa Vázquez de Coronado a la Ciudad de México por la misma ruta con sólo
cien de sus hombres. El Virrey de la Nueva España Antonio de Mendoza lo recibe
con frialdad dado lo paupérrimo de los resultados, abriéndole incluso un
proceso en contra por el abandono de la empresa. Cuando los sucedidos se
aclararon regresó Francisco Vázquez de Coronado como Gobernador de la Nueva
Galicia, puesto que desempeño hasta el año de 1544, cuando se retiró a la
Ciudad de México donde murió en 1554.
III
La expedición de Francisco
Vázquez de Coronado constituyó el primer grupo europeo que contempló el Gran
Cañón del Colorado. Fue entonces cuando García López de Cárdenas quien en 1540,
al mando de un puñado de hombres, partió desde la población indígena que los
españoles habían llamado Quivira, pueblo habitado por los indios Zuñi cuya
ubicación se desconoce hoy día.
En Quivira se encontraba parte de
la expedición comandada por Vázquez de Coronado con treinta hombres y se
comisionó a García López de Cárdenas junto con un puñado de voluntarios para
encontrar un río del cual los indios Hopi les habían hablado, para lo cual se
le concedieron 80 días para que fueran y regresaran. Después de 20 días de
viaje exploratorio encontraron el Gran Cañón del Colorado. A la distancia
García López y sus hombres pensaron que aquel monumental cañón no era otra
cosa que los magníficos Castillos de
Cinabrio que coronaban a una de las míticas ciudades de Cíbola. Cuando llegaron a su límite se encontraron
con que no podían bajar hasta el río
para abastecerse de agua y después de varios intentos para descender empezaron
a tener problemas de agua para beber, por lo cual decidieron regresar. Para
cuando llegó García López al Gran Cañón, formado por el río Colorado, ya
Fernando de Alarcón lo había navegado 80 leguas río arriba y bautizado con el
nombre de “Río de Nuestra Señora del Buen Guía”, en agosto de 1540. García
López no pudo encontrar una senda o atajo para bajar desde lo alto del Gran
Cañón hasta el río Colorado, no obstante se considera que fue el primer europeo
en visitarlo.
Al comprender que se trataba de
una construcción natural los exploradores tomaron aquello como una señal de
buen augurio y siguieron buscando las ciudades maravillosas, traspasando
entonces el río Arkansas, convirtiéndose en los primeros europeos en ver las
inmensas manadas de bisontes y sin encontrar otra cosa que una aldehuela mísera
–por lo que la palabra “Cíbola” se asoció irónicamente a la voz “cíbolo”,
nombre español hoy desusado que se daba al bisonte, ya que el territorio del
mítico reino en donde se suponía la existencia de las siete ciudades se
extendía hasta las praderas en donde existían millones de estos animales
(arrasados por los colonizadores norteamericanos hasta su extinción para
mediados del siglo XIX).
En 1542 regresa la expedición a
la Nueva España con una salada sensación de frustración y de amargo fracaso.
Fray Marcos de Niza moriría en 1558, debilitado por las penurias pasadas
durante la expedición, vencido por la tristeza y sumido en un absoluto
descrédito. Con respecto a la Gran Quivira (antes Pueblo de Las Humanas) quedó
sólo en el nombre y en las actuales ruinas de un asentamiento indígena en Nuevo
México.
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