Filosofía por Radio
Curso de Iniciación en la
Filosofía
Por José Gaos
5.- Crítica de las pruebas
Los objetos de las
premisas de las pruebas de la existencia de Dios que éstas pretenden que son
hechos o fenómenos de experiencia dados o innegables son: la contingencia y las
imperfecciones de los seres integrantes del mundo, el orden de éste,
especialmente el teleológico, la perfección del fin último de la felicidad
infinita por el hombre, la moralidad humana, la eternidad de ciertas verdades y
la idea de Dios.
Estos objetos están
relacionados entre sí...
La contingencia es la
inexistencia de los seres antes y después de existir, o por lo menos antes...
Pero la inexistencia no es fenómeno de experiencia alguna, no es nada dado. Lo
dado, lo que es fenoménico, es puramente la aparición y desaparición de los
seres. Pero la aparición o desaparición de los seres puede concebirse de dos
maneras. Puede concebirse como puro desplazamiento al lugar de aparición y
presencia al sujeto que presencia y de este lugar, y puede concebirse como
empezar a existir y dejar de existir, o como creación y aniquilación en el
sentido más propio y riguroso de estos términos. El nacimiento y la muerte de
los seres vivos, especialmente de los seres humanos, es decir, la aparición de
un cuerpo animado y la desaparición de la animación de tal cuerpo, los conciben
como desplazamiento de un alma los que creen en la trasmigración de las almas;
como creación y desplazamiento los que creen en la creación de las almas por
Dios y en la inmortalidad de las almas; como creación y aniquilación los que no
creen en la inmortalidad de las almas.
La prueba por la
contingencia tiene, pues, por premisa una proposición que no tiene por objetos
hechos o fenómenos de experiencia, sino una concepción de hechos o fenómenos de
experiencia con el concepto de inexistencia, que no tiene por objeto ningún
hecho o fenómeno de experiencia, y que por ello plantea estas cuestiones: ¿por
qué se conciben ciertas apariciones y desapariciones como creaciones y
aniquilaciones, o ciertos seres como inexistentes antes y después de existir? ¿Por
qué se piensa el concepto mismo de inexistente?
Un ser inexistente antes
y después de existir es un ser que no consiste en existir, o cuya esencia no es
la existencia, o del que la esencia y la existencia son distintas. El concepto
de contingencia, de inexistencia antes y después de existir, está, pues, en
relación con la distinción de la esencia y la existencia de los seres.
Cosa análoga a lo que se
acaba de ver qué pasa con la contingencia de los seres, pasa con sus
imperfecciones.
¿Existen propiedades imperfectas
o finitas de seres -o puramente las concebimos así?
¿Es incomprensible que
exista nada imperfecto o finito sin que exista lo perfecto o infinito -o es
incomprensible puramente que se conciba nada (como) imperfecto o finito sin
concebir lo perfecto o infinito como término de comparación o punto de
referencia.
Aunque existan
propiedades imperfectas o finitas, prescindiendo de que las concibamos así, ¿es
incomprensible que existan sin que exista lo perfecto o infinito, o es
incomprensible puramente que las concibamos como imperfectas o finitas sin
concebir lo perfecto o infinito?
Y ¿es incomprensible el
concebir lo perfecto e infinito y con ello lo imperfecto y finito, sin que
exista lo perfecto e infinito?
La prueba por los grados,
lejos de tener por premisa una proposición que tenga un objeto dado e
innegable, tiene por premisa una proposición que tiene un objeto sumamente
problemático.
Pero ¿qué es una
inteligencia, una bondad, una belleza imperfecta o finita? Es una esencia
finita. El concepto de imperfección o finitud presupone el de esencia -distinta
de la existencia...
La persecución de fines
por los seres tampoco es fenómeno más que para cada ser humano en la intimidad
de su conciencia. La persecución de fines por los demás seres humanos y seres
vivos es ya una manera de concebir los fenómenos de la percepción de ellos, por
fundada que se la piense. La persecución de fines por los seres inanimados es
una manera de concebirlos que le parece absolutamente infundada a la ciencia.
Pero aunque la
persecución de fines sea fenómeno de conciencia para cada ser humano en su
intimidad ¿es así fenómeno la persecución del fin último de la felicidad
infinita?
Pero suponiendo que lo
sea, y que la felicidad infinita sea Dios, ¿qué pasa si el hombre no
consiguiese tal fin?...
Sin sentido,
incomprensible...
La felicidad parece una
esencia, como la inteligencia, la bondad o la belleza. El concepto de felicidad
infinita presupone el de esencia -identificada con la existencia...
El sentirse obligado a
ser moral u obediente a una ley moral, y si se lo es, sentirse digno de conseguir
la felicidad infinita, será fenómeno de conciencia para los seres humanos en la
respectiva intimidad; pero ¿para todos los seres humanos?
Y aunque lo fuese para
todos que la moralidad es la condición de la felicidad, ¿lo será sólo en el
sentido de condición necesaria o también en el sentido de condición
suficiente?...
Si a pesar de ser moral,
no se fuese feliz -nunca, ni siquiera finitamente, ¿qué pasa?...
La moralidad es una
esencia...
Que nada puede ser y no
ser algo a la vez, que el todo es mayor que la parte, que dos y dos son cuatro,
son, han sido y serán verdad siempre ¿no querrá decir simplemente que son, han
sido y serán verdad siempre que las piensa, ha pensado y piense un sujeto
cualquiera -que si no las hubiera pensado ni pensara ningún sujeto no serían
verdad, ni falsedad, por no existir las ideas mismas de las que es propiedad la
de la verdad?... Las ideas son esencias...
Y en fin, la inexistencia
del ser existente es una contradicción -como la no triangularidad de la figura
triangular; pero contradicción ¿no puramente en el pensamiento? Si existen
triángulos serán triangulares, pero ¿no pudiera no existir un solo triángulo?
Si existe el ser existente, existe; pero ¿no pudiera no existir el ser
existente?
Todas las pruebas
entrañan la distinción [de] los conceptos de la esencia y la existencia..., los
conceptos "esenciales" de la ontología.
La teología se funda en
la ontología.
Pasemos, pues, a ésta.
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