Don
Héctor Palencia Alonso: Notable Durangueño
Por
Alberto Espinosa Orozco
I
Cerca de cumplirse 12 años ya del deceso del culto
abogado Don Héctor Palencia Alonso, toda una comunidad de fe en el espíritu
universitario y en la cultura estará de luto, recordando las muchas prendas del
querido mentor, de historiador, abogado, periodista y sabio, con las que engalanaba
tanto la cátedra universitaria como las prensas rotativas del periodismo
regional y internacional, no menos que los foros culturales de la nación, con su impecable
concepción de la cultura en la vibrante voz del ilustrísimo orador.
El legado del Lic. Héctor Palencia Alonso al frente
del ICED difícilmente puede ser aquilatado en una época, como lo es la nuestra,
abrazada por las sombras vagas y amenazada por el oscurantismo. Baste mencionar
que dando ejemplo de humanismo y tolerancia intentó armonizar a todos los grupos regionales constituyentes del arte, tomando en
cuenta a cada participante en los empeños artísticos locales, destacando sobre
todo los logros distintivos de la cultura durangueña que ha habido en la cuatro veces
centenaria historia de su conformación, preservando en lo posible las propias
tradiciones regionales y alentando a los intelectuales y artesanos con conferencias, exposiciones, eventos y
apoyos de todo tipo y, yendo más allá de
su historia, incardinando todo ello a los logros de la cultura universal, para poner
a Durango a la altura de la historia y del arte.
En la
sede del ICED, asentada en lo que fuera el impoluto Hospital General del Estado y luego el
Colegio de Huérfanos “Juana Villalobos”, contando con un raquítico presupuesto, la cultura gozó, sin embargo, durante su impecable administración, de un desarrollo notable: tres Museos
en funciones (El Museo Domingo Arrieta, el Museo del Cine y de la Fotografía, la
Pinacoteca Virreinal del Estado), la “Biblioteca Olga Arias” junto con otras dos de breves dimensiones, más dos Salas de Exposiciones, la de conferencias "María Elvira Bermíudez", un Cine sabatino, el Centro de Investigación y Periodismo
abocado a la atención a los artistas denominado “El Laberinto” y las dos alas de la Dirección; instancias todas que conformaban su organismo vivo, al que habría que sumar el más caro proyecto de
su administración: la Sala de Fonoteca y Centro de Estudios Musicológicos “Silvestre
Revueltas”, presidida a mitad del paseo por una escultura de nuestro héroe santiaguero, que
rescató uno de los edificios derruidos del viejo Internado y que tardó cuatro años
edificarse y en hermosear, haciendo ahorros aquí y allá, hasta llegar a los acabados en los pisos de finos mármoles de la
región, la serie de butacas, agregando como la cereza en el rubí de la corona las más sofisticadas tecnologías eufónicas de los adelantos modernos.
El interrumpismo político característico de
nuestra república terminó por dar al traste con aquella empresa, dando lugar a
la entrada del llamado Centro de Convenciones Bicentenario, presidido en su mermado baluarte cultural por la artista plástica Pilar Rincón. Lo cierto es que los museos se desmontaron y se dispersaron, derruyeron o perdieron, junto con la biblioteca “Olga Arias”, de la que no se si quedó un
tomo, dos tildes o tal vez solamente media coma, mientras que los restos fúnebres electrónicos de la Fonoteca fueron a parar a las
Oficinas de Radio UJED, donde permanecen arrumbados y en completo desorden,
preservándose sólo de aquella preciada iniciativa la escultura de Silvestre Revueltas,
que fue a dar, como tantas otras que decoraban el jardín ideal del Maestro Palencia
Alonso, a las actuales oficinas excéntricas del ICED, apostada en la cima de un distante lomerío, en una casona nueva y rentada, larga como un chorizo, que anteriormente sirvió como sets
cinematográficos a dudosos filmes heteróclitos, de escasa producción y nula memoria.
La incuria y negligencia en materia de
cultura tocó su ápice cuando en el año de 2010 fue violentamente desempotrada
la placa en bronce, reservada a la memoria de los héroes, que conmemoraba el
lugar del nacimiento de Don Héctor Palencia, en la Calle de Hidalgo # 311, misma
casa que otrora viera el nacimiento de otra luminaria durangueña: la famosa actriz Dolores de
Río.[1]
Tocará pues a la nueva administración estatal
de la cultura por venir rescatar, de entre sus innumerables trabajos
periodísticos, las joyas más preciadas de la historia y de la cultura de Durango,
de sus orígenes, fundación y destino todo, en tantos volúmenes como haya menester, en
una labor de rescate e investigación, para luego imprimirlos en función del enriquecimiento de
los jóvenes de ahora y para los futuros científicos sociales y sabios todos de la
posteridad de esta región geográfica, que aguarda paciente el tiempo de su gestación,
germinación y luminosa florescencia, contando en sus raíces con ese faro del
espíritu, cuyas teas de luz viva no podrán ser borrar ni por las mezquindades
del tiempo feroz ni por el soñoliento hechizo de la inconsciencia.
II
Vale
la pena recordar ahora el núcleo la doctrina de la Durangueñeidad, a 11 años
del fallecimiento de su insigne fundador, el sabio abogado y bienhechor de la
cultura regional Don Héctor Palencia Alonso. Momento de conciliar el pasado con
el presente, para poder así escanciar el vino nuevo en odres nuevos.
La tesis de la durangueñidad no es económica,
ni política, como quisieran algunas manos estrábicas u oídos miopes, prosélitos
del determinismo materialista, hoy en día tan en boga.
Por lo contrario, se trata de una tesis
propiamente cultural, que atañe a la cosas del espíritu, a la comunidad y a la
intimidad de la persona, consistente esencialmente en una defensa del pasado
que, al preservar y restaurar nuestra memoria colectiva, nos permita poner en
foco lo que somos y el acento del corazón en el alma misma de nuestro pueblo,
de nuestra raza, signada con un destino histórico de independencia frente a las
potencias hegemónicas internacionales, aportando con ello una nota sin par por
su colorido al concierto mundial de las naciones.
Tesis de conciencia histórica es la de la
durangueñeidad, pues, que se enmarca dentro de del amplio movimiento de la
filosofía del mexicano propuesto por José Gaos y a su zaga por Octavio Paz, que
nos hace ver lo que tiene nuestra circunstancia moderna de ser nuestras vidas
plurales y superpuestas a otras capas tectónicas del tiempo, por lo que
resultan nuestras vidas, vidas
hermenéuticas también, cuya modernidad radica justamente en el esfuerzo
de ser contemporáneos de todas las edades, de ver nuestra actividad de hoy
sobre un transfundo del sentido, contrarrestado las inercias del hombre viejo y
pagano, bárbaro o amoral, o excéntrico y extremista por el que se desfonda toda
modernidad, con las linfas del hombre nuevo y sus inconsútiles destellos de luz
y velos de belleza.
Contra el desprecio de esos soñadores de
quimeras, de esos habitantes del futuro inexistente, que sacrifican por el
mezquino progreso personal la memoria colectiva que nos hace pertenecer a
un horizonte espiritual colectivo, la
tesis de nuestro querido mentor Don Héctor Palencia nos hace despertar a un
valor enraizando íntimamente a nuestra tradición, a nuestra memoria colectiva,
que al preservar en la evocación y en el recuerdo los tesoros de nuestros
artistas más insignes nos permite poner el punto sobre las íes, la tilde en lo
que es realmente importante y valioso, por su sentido trascendente incluso,
para participar con ello y formar parte del alma sencilla, humilde, colorida y
cantariana, de un pueblo cubierto por el constelado manto de la Virgen y señalado
desde siempre por el potente dedo creador de Dios.
Apéndice:
Biografía
de Don Héctor Palencia Alonso
Por
Víctor Samuel Palencia Alonso
El culto abogado y escritor Héctor Alfonso
Palencia Alonso nace el primero de marzo de 1933 en la casa colonial de la
calle de Hidalgo número 311 de la ciudad de Durango, Dgo., misma casa donde
naciera -27 años antes- precisamente el 3 de agostó de 1906 la actriz Dolores
del Río. Fueron sus padres el Dr. José Pedro Palencia Contreras y la señora
Valentina Alonso Díaz de Palencia, sus abuelos paternos Dr. Heriberto
Palencia Liceras e Isabel Contreras García, y sus abuelos maternos Samuel
Alonso Parga y Valentina Díaz Valadez. Cursó su primaria en la escuela de
Súchil, Dgo., secundaria en el glorioso Instituto Juárez de Durango y los
estudios profesionales de abogado en la prestigiada Escuela Libre de Derecho de
la Capital de la República.
Como estudiante se distinguió por la
dedicación al estudio y su afición al periodismo y la oratoria. Desde temprana
edad ya figuraba su nombre y fotografía en las páginas del naciente "El
Sol de Durango" como corresponsal en Súchil, Dgo. En el año de 1950 -a la
edad de 17 años- pronunció el discurso oficial en la ceremonia que se organizó
con motivo de declarar Ciudad a la población de Guadalupe Victoria, Dgo. Como
estudiante de secundaria en el Instituto Juárez, alcanzó el honor de triunfar
en el V Concurso Estatal de Oratoria, convocado por el Instituto Juárez;
participó en concursos nacionales de oratoria cómo los convocados por el
periódico "El Universal".
En la Escuela Libre de Derecho de la ciudad
de México, también fue campeón escolar de oratoria durante los años de 1954,
1955 y 1956. Miembro del H. Jurado Calificador en innumerables concursos de
oratoria y declamación, concursos de cuento y novela, así como de los Premios
Nacionales de Periodismo "Francisco Zarco" y los Premios Estatales
de Periodismo "Antonio Gaxióla", organizados por al Universidad
Juárez del Estado de Durango "UJED" en 1991, 1992 y 1993. Realizó
estudios de postgrado en Comunicación, en Educación y Derecho Agrario; cursó
diplomados en Formación para la Docencia Universitaria (UJED), Investigación y
Docencia en Ciencia Histórico Social (UJED), Análisis Político (UIA), Historia
del Arte Virreinal (UNAM). Su extensa preparación incluyó el desarrollo de
diversos cursos: Metodología en la Investigación de las Ciencias Sociales,
Psicología Educativa, Investigación Educativa, Didáctica General, Investigación
Científica del Derecho, Didáctica Jurídica y Sociología Educativa.
En 1978 le correspondió pronunciar la
oración fúnebre ante el féretro de la excelsa cantante durangueña de fama
internacional Fanny Anitúa. Presentó su examen profesional con la tesis
"Reflexiones sobre un Derecho Penal Penitenciario", trabajo que recibió
la máxima distinción de Laureles de Oro, presea que concede la prestigiada
institución Escuela Libre de Derecho a trabajos excepcionales por su calidad. Y
fue comentada elogiosamente en la prensa nacional, por ejemplo:
"Brillante aportación que entra a formar parte de una reserva ética de las
prisiones", dijo Jacobo Dalevuelta en el periódico Excélsior; mereció
también varias referencias de renombrados tratadistas, por ejemplo la del
maestro Raúl F. Cárdenas en la revista Criminalía de la Academia Mexicana de
Derecho Penal; la tesis es libro de texto en varias universidades del país, en
la impartición de la materia de Derpcho Penal.
Desempeñó importantes puestos dentro de la
procuración de justicia: Procurador de la Defensa del Trabajo, Vocal
Representante del Gobierno del Estado de Durango en la Comisión Agraria Mixta;
fundador de la Agencia del Ministerio Público Federal para Asuntos Agrarios y
Forestales en Durango; agente titular fundador de la Agencia del Ministerio
Público Federal en Puerto Vallarla, Jal., Tlaxcala, Aguascalientes y Guadalajara,
Jal., y jefe de Consultaría en la Procuraduría General de la República en
México, D.F.; Supervisor de la Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras
Públicas (SAHOP) en lo relativo al Plan Coplamar en los estados de Durango,
Chihuahua y Zacatecas; Secretario Ejecutivo del Fondo Nacional para las
Actividades Sociales (FONAPAS) en el estado de Durango. Fungió como Secretario
de la Colonia Durangueña en el Distrito Federal durante cinco años, cuando el
organismo fue presidido por el coronel Enrique Carrola Antuna.
Como periodista y escritor su pluma fue
ágil y productiva, autor de más de cinco mil artículos en páginas editoriales
entorno a una gran diversidad de temas, sobre todo, relativos al acontecer de
Durango, publicados en medios escritos en el extranjero, en los periódicos
nacionales que se editan en la ciudad de México, en otros estados de la
República y en • Durango. colaborador editorialista en El Sol de Durango, El
Siglo de Torreón, La Opinión, La Voz de Durango, Excélsior, El Universal y en
las raevistas Todo, Horizontes de México, Criminalía y otras.
En enero de 1993 recibió el reconocimiento
del periódico de circulación nacional Excélsior por su participación en la
serie coleccionadle Encuentro de Dos Mundos, Análisis de 500 Años, que con
motivo del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y el 75 Aniversario
de Excélsior, realizó este periódico en conjunto con 27 periódicos más del
ámbito internacional. Bajo el titulo de Derecho Indiano se publicaron los
artículos del abogado Héctor Palencia Alonso en Le Monde de Francia, Novedades
de Moscú, Clarín de Argentina, Jornal da Tarde de Sao Paulo, Brasil, Granma
Internacional de Cuba, Tribune de Chicago, EUA., y El Tiempo de Colombia.
Impartió conferencias en diversos lugares de
la República Mexicana, desde el Antiguo Salón del Cabildo de la Ciudad de
México, el Salón Orozco del Hotel Camino Real, el Club Sirio Libanes, el Club
de Industriales de la Ciudad de México, Concamin, CANACINTRA, hasta en su
Durango en el Aula Magna Laureano Roncal del Edificio Central de la
Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), en el Museo Regional UJED,
en el Instituto Tecnológico de Durango (ITD), en los Clubes de servicio, entre
otros. En su biblioteca personal consistente en más de diez mil volúmenes,
cuelga debidamente enmarcados más de cien reconocimientos de diversas
organizaciones académicas y culturales. Sobre política cultural también se
expresó en prestigiados foros, como en la más alta tribuna de la nación, la de
H. Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión.
Entre sus libros publicados figuran Apóstol
del Pensamiento Libre, Sepulcros Blanqueados, Músicos de Durango, Apuntes de
Cultura Durangueña, Opinión Pública, Cocina Durangueña, Apuntes para la
Historia de Durango, Memorias del Cinematógrafo, Doctrinas Económicas en
México, Silvestre Revueltas, Francisco Zarco, Historia del Cine en Durango, La
Educación en México, entre otros.
Dirigió las corresponsalías en Durango del
Seminario de Cultura Mexicana, y de la Academia Mexicana de la Historia y
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, socio académico de número de la
Academia Mexicana de la Educación A.C. Sección Durango, miembro de la
asociación civil "Amigos de la UJED".
Autor de la doctrina de la Durangueñeidad,
relativa al ideal de armónico progreso de Durango basado en nuestros recursos
materiales y en el mundo espiritual que da unidad a lo durangueño; autor
también de serias investigaciones sobre la historia y personajes de Durango.
Sus datos biográficos se han publicado en diversas
Antologías y libros de efemérides, por ejemplo "Quién es quién en Durango"
del periodista Raúl Vázquez Galindo; "Hombres y Mujeres de Durango"
del historiador Manuel Lozoya Cigarroa; "Anuario Cívico Durangueño"
del escritor Víctor Samuel Palencia Alonso; "Calendario Duranguense"
de Louis Sergio Soto Jiménez, Olga Arias y Gerardo Llarrasa Cangas; también su
biografía se ha publicado en diferentes revistas como en "Ciencia y
Arte", órgano de difusión de la Universidad Juárez del Estado de
Durango.
Director fundador de la Casa de la Cultura de
Durango, titular de la Dirección de Asuntos Culturales de la Secretaría de Educación
del Estado de Durango. Director fundador del Instituto de Cultura de Durango
(ICED) y Coordinador del Fondo Regional del Noroeste del Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes (Conaculta). Recibió varias preseas y diplomas de labor
social que realizó y por el impulso permanente a la cultura en general.
Muere el martes 31 de agosto de 2004, siendo
director del ICED y autor de la columna "Durango: Ayer y Hoy" en el
periódico El Sol de Durango. Catedrático de la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Facultad de Derecho de
la Universidad Autónoma de Tlaxcala, de la Facultad de Derecho de la
Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), de la Escuela de Matemáticas
de la UJED, de la Universidad José Vasconcelos en las carreras profesionales
de Psicología y Ciencias y Técnicas de la Comunicación.
Le sobreviven sus hijas Gabriela, Mónica y
Martha Palencia Núñez, y sus hijos Mauricio y Fabián Palencia Estrada; sus
hermanos Horacio, Oralia, César, Víctor y Gerardo Palencia Alonso.
El ICED le rendirá homenaje.
[1]
A su muerte, el gobierno de Luis Ángel Guerrero Mier y José Aispuro Torres,
Presidente Municipal, levantaron un recinto cultural con su nombre: la Biblioteca
Pública Municipal Hector Palencia Alonso Razon social Gobierno Municipal. Actividad
económica 519122 - Bibliotecas Y Archivos Del Sector Público. Estrato
Personal de 0 a 5 Personas Número de Teléfono 6188358830. Biblioteca
Pública Municipal Héctor Palencia Alonso. Gobierno Municipal. Ubicación: Av. de
los Cipreses s/n Centro Comunitario El Ciprés CP 34217, Durango, Durango Tels.:
(618) 835 88 30. Servicios: Sala general Sala de consulta Sala infantil
Horario de servicios: Lunes a viernes de 9 a 20 hrs. Hay que agregar que a
finales de 2006, nació la revista "Durangueñeidad", manejada por José
de la O Olguin; Esvardo Carreño y Javier Guerrero Romero, editada hasta el día
de hoy, junto con 30 magazines más, por el grupo de la industria editorial Herrera
de Piedra.
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