Réquiem
Por Alberto Espinosa Orozco
Los ojos se llenaron de tierra
y sangre coagulada
las rosas sin perder su dulce aroma
fueron de cárdena apagada
las manos enterraron los fusiles
junto con el odio de las balas
alzó entonces el pueblo
la frente a las alturas despejadas
-mientras los ojos, con el agua pura
de otro sol, resucitaban.
de otro sol, resucitaban.
No hay comentarios:
Publicar un comentario