Irwin
Sandoval: la Secreta Yaga
Por Alberto Espinosa Orozco
“Porque
no tenemos lucha contra sangre y carne,
Sino
contra principados, contra potestades,
contra
los gobernadores de las tinieblas
de
este siglo, contra huestes de maldad
en
las regiones celestes.”
Efesios
6.1.2
“El
Señor es Espíritu,
y
donde está el Espíritu del Señor,
ahí
hay libertad.”
2
Corintios 3.17.
I
La más reciente exposición de Irwin
Sandoval, “Oximorons de Padecimientos” equivale a un sombrío deslumbramiento:
atmósferas fantásticas de intenso dramatismo que son un petrificado torbellino
de signos que dan cuenta de la anarquía biológica y moral de nuestro tiempo. [1]
Artista precoz, Irwin Sandoval (1995) empezó
a adiestrase en el oficio pictórico a la edad de cuatro años, recibiendo sus
primeras lecciones formales a los siete. En el año de 2009 gana en la
Secundaria técnica su primer premio en la justa “El Niño y el Mar” y comienza a
pintar sus primeros oleos bajo la dirección de su padre, el reconocido pintor
regional. Luis Sandoval. En 2010, 2012 y 2014 se confirma como gran artista del
concurso anual Madonnari, en Durango. En 2012 viaja a Europa con el artista
Valentino Salas, a Salerno, Italia, recorriendo con su mochila España, Francia
y Cerdeña, empapándose de la estética occidental contemporánea y de todos los
tiempos, refinando extraordinariamente el dibujo anatómico.
En 2012 en los muros de la EPEA pinta un
gran mural en varias secciones con temas regionales titulado “Centenario de la
Revolución”, asesorado por su padre, el experimentado muralista regional Luis
Sandoval. Es galardonado en el Concurso Mural 450 Aniversario, realizando la
obra “El Desarrollo Regional” para los muros de la biblioteca del ITD. A inicios de 2013
participa en la elaboración del grabado
gigante en xilografía “Mural de Alacranes” realizado por 16 artistas plásticos
de Durango en el Museo Ángel Zárraga,
dirigido por Angélica Carrasco Acevedo. [2]
Expone en
2010, en la Casa de la Cultura la muestra “Criaturas I”; un año más tarde la
colección ampliada es presentada en la Galería #618, “Creaturas II”. En marzo
de 2015 gana, con un magnífico paisaje,
el concurso independiente otorgado por el CORE con el tema del Parque
Guadiana, titulado “Hogar Silvestre”.[3]
II
En la presente muestra “Oximorons de
Padecimientos” el novel artista durangueño realiza una apuesta surrealista,
dando forma al sentimiento de malestar y a la inconformidad contemporánea,
detectando por un complejo sistema de analogías y vasos comunicantes las
enfermedades sociales y los padecimientos psicosomáticos del ser humano en los
albores Siglo XXI, producto de sus transgresiones y constitutiva rebeldía
tardomoderna, que ha desembocado no sólo en la profunda perturbación y
confusión de la conciencia, sino en una especie de hibridismo psíquico feroz,
asociado a una decadencia de la especie humano sin paralelo la historia de la
humanidad.
Así, lo primero que salta a la vista en sus
trabajos experimentales es el coque de potencias contrarias, que en la
anulación de sus términos da lugar a otra cosa: a la visión de formas inéditas
y sobrecogedoras, mutantes o en franca tendencia transformista, que frisan con
el hibridismo.
Metáforas visuales, alegorías de la
insatisfacción y el desequilibrio contemporáneo y nuestro, que al ir en
círculos excéntricas en busca del cambio y del comienzo topa con lo más
arcaico: con las metamorfosis arcaicas del ser que presumen al hombre como un
ángel y, a la vez, con la retrogradación del hombre hacia las formas más
primitivas, incluso mineralógicas, de la
creación.
En cierto modo estética de la belleza
convulsiva e incluso diagnóstico de sus peligrosas consecuencias morales y
espirituales, Sandoval se sumerge en el riesgoso territorio onírico del
subconsciente, ese antro de fieras, para traer de sus pesquisas submarinas a la
superficie una serie de complejas ideas-sensaciones, las cuales son notables
por su altísimo grado de síntesis y de abstracción.
Atmósferas de una densidad sin sosiego, cuyo
sentimiento dominante es el de la zozobra: el de lo sub-supra, que sube hasta
lo más alto imaginable para asentarse en un reino de formas puras, para luego
despeñarse en el sensualismo primario del alma inferior. Primero las
constelaciones siderales; luego, las llamas y la fiebre helada del submundo –en
una visión por decirlo así post-apocalíptica donde se refleja un mundo psíquico
en ruinas, donde el dólar y sus yagas parecen no poder dar lugar a cosa alguna
sana. Espejo de nuestro mundo interior, velado por el tenebrismo de las sombras
vanas, que sin embargo de pronto se condensan hasta volverse tangibles y
encarnadas o alcanzar incluso el peso contundente de la roca.
Porque la aceleración, el cambio y la
novedad perpetua del mundo contemporáneo no puede sino conducir a lo otro del
hombre: al peligro dejar de ser, del desequilibrio axiológico de la escisión de
sí y de los otros, e incluso a la manifestación o contra-natura en el hombre:
al luciferismo en lucha contra las normas. Visión, pues del undgraund, del otro
lado del ser: al vacío y su barroco torbellino quieto, su páramo de espejos
afilados.
III
Exploración, pues por los confines de la
tierra árida, en la que se atrevido un puñado de adelantados gambusinos,
sirviendo a ellos como guía el primero de ellos: Fernando Mijares Calderón, al
que han seguido Oscar Escalante, Gloria Rincón y un poco más cerca José Luis
Ramírez-
Ir a los confines de la tierra castigada por
los extremos de pavoroso sol de la sequía, herida por el rayo y por los
fantasmas fugitivos de la noche que abren la llaga secreta del olvido, hasta
tocar los límites del ser y su otra cara, la vacía. Tierra que es refugio de
demonios en lucha y de misterios de posesos y alienados, de hombres atados a
los caprichos de la subjetividad o roídos por el doble chancro del
confinamiento o de la indiferencia.
Así, en el límite del aciago mar de las
arenas, Sandoval se interna por borrascosos paisajes de tormenta, azotados por
la desolación y el desamparo, asaltados por rojos y aciagos resplandores. Entre
los terribles celajes de tiniebla los seres que suben hacia lo alto como
ángeles o como el amor, que también es medio pájaro, o que bajan a las aguas
abisales para quedar marcados con escamas. Sentimiento de zozobra, que primero
se expande y efervesce entre plumas con las alas y que luego quemado, partido
por un rayo, se achicharra y cae, lánguido, entre los velos negros de la
mariposa hasta volverse ígneo y duro y de obsidiana, que se dispersa y evapora
hasta busca el agua e impregnarse con el limo del barro y reposar en el nácar
de la concha.
Insospechadas condensaciones arbitrarias,
metamorfosis de mezclas misceláneas, donde las células genésicas realizan
insospechados cruces de géneros y especies. Saleas que se vuelven olas que son
alas en donde abrevan escuálidos fantasmas. Explosiones, seres difusos heridos
por el trueno, para luego ser dispersados por el viento.
Paisaje de las presiones internas cuyas lajas
fragmentadas, en medio de la densidad del escenario, simulan al vacío de la
piedra, a lo que tiene ser pero sin dentro. Exceso de humedad evaporada de
donde surgen fosilizados seres marinos y sólo brilla el calcio de los
huesos, participando en los niveles más arcaicos, no orgánicos, de la creación
o del frío sin rostro de las sábanas. Ensambles góticos de mineral de hierro
que recuerdan el insensible vicio o la tiranía del instinto, contiguos a las
puertas del Seol o del abismo.
Osario vegetal cuyos
cristales se rompen el choque con el magro arrecife de las sombras. Lozas que
se deslizan en sus macizas plataformas planas hacia la disolución: las
mutaciones de las formas. Transgresión de las fronteras vueltas polvo; formas
que envuelve el torbellino donde lo que es más bien un ir dejar de serlo.
Alegorías del proceso del ser humano por ser otro, lo otro o por dejar de
serlo. Andróginos, autómatas, estatuas renegando de ser hijos de la tierra de
la que toman, sin embargo, sus sustancias: mercenarios del cosmos y esclavos de
las formas fugitivas.
IV
Irwin Sandoval se sirve de las armas
técnicas y poéticas desarrolladas por el surrealismo para despertar la
sensibilidad y despertar la imaginación. Sus herramientas, el azar objetivo y
lo real maravilloso, le sirven así para
captar y luego fijar las radiaciones excéntricas de la libertad equívoca,
subiendo y bajando por la espiral espiritual de los ecos y las rotaciones
magnéticas, exhibiendo en cada una de sus composiciones gran madures artística
y artesanal. .
Su exploración, así, da cuenta del ritmo de
una serie de realidades demetéricas que, violentando las normas, perturban en
su raíz misma la esencia de la naturaleza humana. Su obra, inquietante, está
sujeta a atmósferas de altísima presión existencial, lo que le permite
internarse en los antros del inconsciente y de su imágenes psico-mentales, en
una especie de saturación informática bien resuelta.
El tema del artista así es doble: por una
parte la fascinación ejercida por los poderes de las sombras, aparecen como
prolegómenos a la lucha espiritual contra las nuevas formas de la esclavitud y
sus virulentas metamorfosis incesantes; por la otra, el de la soledad y el fin
del futuro, es decir, el tema del tiempo clausurado y de la cancelación del
mañana donde, por tanto, nada pasa que no sea el estancamiento y el
desvencijamiento rutinario de la ruina. Se trata así de la contingencia, de la
no necesidad de todo lo creador, mejor dicho, de todo lo existente, de la
extrema fragilidad del tiempo y de la ruptura con la tradición. Que nos habla
de una especie e hiperbólica desilusión trascendental. Era post-metafíscia, en
cierto modo post-apocalíptica, donde se da junto a decadencia social una
especie de degeneración y confusión categorial, que remata sobre todo en
hibridismo.
Territorio sembrado de aguadas
contradicciones lógicas y existenciales, donde el hombre se presenta por su
ausencia, por su hueco, por su falta, tomando su lugar los poderes de las
realidades súbitas acosados por el tiempo. Lugar en donde cada cosa se vuelve
su contrario y en el que cada signo es inverso en su reverso, cada cosa
adversaria de sí misma.
Visión de la humanidad también como el foro
de los desgarramientos donde se trenzan las luchas de ángeles y demonios,
peleando cada uno por la liberación o la esclavitud de la carne. Choque de
verdades, de veleidades, de debilidades y poderes. Escenario del silencio y del
estruendo, torcidos para cerrar los ojos del entendimiento a los acólitos de la
astucia y de la vergüenza, ajenos a la verdad –que permanece oculta para
aquellos que se pierden, como la cara cubierta por un velo, disfrazada con un
gesto.
Retratos de fuerzas, más que de formas, y
más que de formas de deformes sensaciones. Por tratarse de formas que no logran
sostener su fuerza o de formas que no logran incorporar su fuerza. Pugna, choque, querella, sobre todo
desequilibrio entre el fundamento (graund) y la falta de fundamento (ungraund),
en donde cada uno está expuesto a su capricho, sin oídos para otro corazón que
no sea el del perverso, el del olvido del ser y de la negatividad.
Retratos de la región de la abundante
escases y del vacío del alma, los cuadros de Irwin Sandoval transitan por el
delgado filo de la espontaneidad y la reflexión. Sus imágenes insólitas son
también formas fatales que revelan una gran conciencia de la imagen, de la
imaginación y sus poderes. Sensibilidad desnuda que percibe las vibraciones y
llamados de los signos, contenidos gracias a un complejo sistema de señales
urdido por una imaginación coherente.
Así, la magia en harapos de la fascinación
repulsiva que se petrifica en el rito logra volver el monolito en polvareda, y
de movimiento sin fin de la metamorfosis una nada que regresa como una agua
bañada: no la otra cara del ser y su fijeza, que es una nada sin ser, sino el
sueño sereno que vuelve a reclinar la cabeza en la almohada. Porque el arte de
Irwin Sandoval no es el que se funde, sino el que se distancia de su objeto.
Porque el artista no pinta las apariencias del mundo, sino su reverso: las
furiosas formas inconformes, las desapariciones de la realidad. O mejor: no
pinta eso, sino su combate: su inane petrificación y su disolución final.
[1] Del 28 de agosto al 28 de septiembre del 2015 en el Palacio de los Gurza (ICED). CONACULTA. PECDA.
[2] Obra administrada por el Colectivo # 618 de Carlos Cárdenas en la que también participaron Rodolfo Ortega, Oscar Mendoza, Luis Sandoval, Irwin Sandoval , Víctor Navarro, Armando Blancarte, Antonio Ruiz, Cristina Sandor, Melanie Peña, Liliana Cortez, Karla Sánchez, Felipe Piña , Thor Reveles, Humberto Ugalde, Jonathan Gone y Alma Santillán. Gerardo Rosales, “Mural artístico de alacranes, obra hecha por 16 artistas duranguenses”. Contexto. 28/01/2013.
[3] 2do lugar pintura Escuelas Secundarias Técnicas, 2do lugar pintura infantil “El niño y la mar”. Proyecto Audio-visual “paisajes y resonancias” Mono-infinito, (Corredor Constitución), Día del zombie 2011 (Ex convento del Carmen, Guadalajara, Jalisco), Colectivo Durango, Galería Germán Gedovius (San Luis Potosí), Colectivo Durango, “618” (Cd. de México). Ha recibido varios reconocimientos en los Concurso Madonnari de la Ciudad de Durango.
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