El
Arte y la Cultura en la Educación
Por
Alberto Espinosa Orozco
I
El arte es: la expresión por alusión, alude a cosas que no pueden ser
propiamente hablando dichas; alude a esas cosas mediante analogías, alegorías,
símbolos, signos, metáforas, melodías.Hay que agregar que la satisfacción estética se dirige primordialmente a los sentimientos, siendo por ello dese su raíz expresión sentimental y emoción estética.
La educación es: el proceso de la formación del hombre, en medio de una
cultura que le preexiste y que le sucederá.
La palabra cultura viene del agro y se refiere al cultivo de las cosas
del espíritu, de la mente, de la sensibilidad y es en última instancia cultura
animi, formadora del hombre.
El arte es el gran medio de educación, pues cultiva con goce las cosas
del espíritu, haciendo amigables, familiares y asimilables los logros distintivos de la
cultura de un grupo humano, de una tradición, colaborando así como ninguna otra
herramienta o medio a su expresión, transmisión y educación.
II
Los individuos empiezan por distinguirse debido a sus aptitudes o
predisposiciones de carácter favorables hacia alguno de los sectores de la
cultura. Es el llamado, la vocación respecto de alguna exclusiva humana, latente
en el sujeto, para su especialización mediante el proceso educativo, formador,
realizador de la persona por medio de sus talentos innatos –los cuales
cristalizan en la persona a través del arduo camino del aprendizaje de
contenidos y formas culturales, sembrado de pruebas y vicisitudes, de
desconocimientos e incomprensiones, pero también de alicientes y reconocimientos al esfuerzo y a los logros obtenidos. Ningún aliciente
es mayor que el valor del ejemplo vivo del maestro sobre las generaciones
futuras.
La educación es: toda expresión que articule una situación de convencía formativa.
Dado que la educación es el proceso de la educación del hombre, de la
trasmisión, adopción y recreación de los contenidos de una cultura dada,
preexistente, ninguna tarea culturas puede ser más importante, por lo que
reclama en el sistema del saber una preeminencia absoluta.
Capítulo de la estética es el sistema de las artes, que se organiza
fenomenológicamente por los sentidos de la sensibilidad humana.
Si el primer sentido de todos es el tacto, fenomenológicamente hablando,
las primeras artes que deben desarrollarse en el niño son el modelado, la
marcha y el baile, formadoras de la mano y de el pie humanos. Dentro de las artesanías e industrias ocupa un lugar fundamental
la alfarería, que maneja el barro –del que fuimos hechos. El baile por su
parte sirve para combatir la molicie del cuerpo, dando a gestos y ademanes el
refinamiento de la gracia, y a los pies, el aprendizaje sincopado de los
ritmos.
El gusto y el olfato, íntimamente relacionados de suyo, encuentra su desarrollo
propio en la cocina, en especial el capítulo artesanal de la confitería, siendo especialidad suya las nuevas disciplinas como es la
aoromoterápia, o las tradicionales como es la floricultura, que lejos de ser
motivo de la explotación de menores, constituye de suyo una poderosa industria
estrechamente ligada a la agricultura, etc.
Los restantes dos sentidos, los más espirituales de todos, son el oído y
la vista. Sus artes: la música y la literatura y la pintura y las bellas artes -formadoras de la vista y el oído humanos.
La literatura, ligada específicamente a la escritura, contrae nupcias con la
música en el canto.
Tienen todas las artes sin embargo una relación estrecha con el tacto,
especialmente con la mano, que es, como señaló Aristóteles, instrumento de
instrumentos y formadora del hombre todo. Es por ello la mano, en mucho, el centro mismo de desarrollo de
toda la empresa educativa, al que le sigue la boca, la expresión facial y
corporal toda, el cultivo de la mirada y de la escucha, formadores a su vez de la espiritualidad, de la interioridad humana.
III
Tal clasificación de las artes, apenas esbozada en este apunte, tiene
como función práctica la ordenación del sistema de la educación, el cual suele
crecer fuera de toda armonía y control. Su función: el combate de la ignorancia
y del error, que condena a los pueblos o a la falta de desarrollo o la ceguera
moral y espiritual, pues caído un pueblo en la miseria física o moral es pasto
de ese invisible Atila que es el instinto de perdición.
La educación artística se presenta así como la vía propia para el desarrollo
del individuo y de la sociedad, por lo que resulta de una prioridad absoluta en
el sistema –pudiendo tener como derivaciones naturales el comercio, la
industria artesanal y el turismo. Querer desarrollar primero el turismo y el
comercio sin atender a esos contenidos primarios es igual a querer poner la
carreta de los bueyes.
Contra la idea pesimista del hedonismo exhausto, hoy propalada en las
plazas públicas, de que el arte es infecundo y no sirve para nada; que es tan
solo un goce, y por lo tanto equivalente a un vicio; basta recordar aquí su
enorme función social de insobornable vehículo de la educación, formación y
logro de los talentos innatos de los individuos, así como de realizador del
carácter de un pueblo, signado por su indesconocible vocación por el arte, al
ser, como el mexicano, esencialmente un pueblo de artistas y artesanos -adornado
con las prendas estéticas de la cordialidad poética y por el rítmico buen gusto
de sus rimas y de sus coloridos atuendos regionales.
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