martes, 24 de abril de 2018

Ricardo Moreno Juárez: Recuerdos de “El Pajarito” Entrevista Por Alberto Espinosa Orozco

Ricardo Moreno Juárez: Recuerdos de “El Pajarito”
Entrevista Por Alberto Espinosa Orozco
(Primera Parte)




            Mi abuelo fue Alberto Martínez Montañés. Fue siempre Cónsul en los Estados Unidos. Fueron dos hijas. Vivían en Los Ángeles, California, y mi abuela tenía pasaporte consular. Y después mi abuela fue gerente de una empresa, que se llamaba “La Paloma”, compañía de metales. Ella estaba preparada, hablaba inglés y ganaba buen dinero. Su nombre fue Magdalena Gálvez Corchado. Del lado de mi papá mi abuela Zenaida. Y la abuelita Zenaida vivía en la calle de Atenor Salas, y nosotros en Niño Perdido y Cumbres de Maltrata. Estábamos cerca y nunca nos buscábamos. Yo la busqué, pero ya no estaba ahí, porque ella vivía con la hermana de mi papá.
               Mi madre fue Rebeca Juárez Gálvez. Rebeca tenía los ojos verdes. Yo los tengo como mi mamá. Soy hijo del “Pájaro” Moreno. El primero reconocido. Fuimos dos: mi hermanito murió de un año, le dio meningitis y se llamaba Alberto Radamés Moreno Juárez. Está sepultado en el Panteón Jardín. El periódico dijo: “Otro golpe a “El Pajarito”. Se le murió uno de sus hititos.” Y la foto de la cajita con mi hermano adentro. Mi mamá decía: “Cómo lloraba tu padre”. Él, si viviera, tendría 56 años.  Yo soy del 17 de noviembre de 1959. Yo iba a la Escuela Simón Bolívar. No me sabía ni la tabla del dos. Y ya en el 4º me dice mi mamá: “Te voy a meter a una de gobierno.” Y yo le digo: “Está bien.”




            Mi mamá estudió en el Colegio de las Vizcaínas, ahí, en la calle de Las Vizcaínas, con su hermana de mí mamá. Y yo le digo a mi mamá: “Y de todas las mujeres ¿tú fuiste la elegida?” “Si”, dice: “Tu padre ahí pasaba en su Cadillac rojo, convertible, y todo el viejerío se alocaba: Ay, ahí va “El Pajarito”, ahí va “El Pajarito””. Dice: “Pero yo nunca lo pelé, y mira…”
            No, pues imagínese, mi mamá un día, tenía un Cadillac, el verde, era de arriba verde pistache y de abajo era verde botella, nuevecito estaba el carro. Y un día mi mamá lo agarró. Y ya ve que está así la bajada, que baja por el cerro ese, donde estaba la escuela El Franco Español. Entonces mi mamá no sabía manejar y se baja en el Cadillac con una prima de ella, en la mera glorietita, que se estrella con todo y Cadillac. Y le dice un señor que le ayudó a bajar el carro de ahí, de la glorieta: “Ay, niña. Cómo se le ocurre a tu papá prestarte este carrazo.” Po´s sin saber que mi mamá era la esposa de “El Pajarito” Moreno. Mi mamá tenía como 19 años. Mi mamá fue una mujer muy guapa, muy guapa, guapísima. Ahí en la casa mi papá le tomó una foto.




Mi mamá un día me contó que fueron a bailar a La Fuente, un cabaret que había ahí en Insurgentes. Y tenía un Cadillac. Y dice que ahí dentro fueron a la bailada y todo lo que usted quiera y mande. Y se encontraron al Bob Arum, otro de esos empresarios de box, y traía otro Cadillac más nuevo, precioso. Y le dijo mi papá: “¿Cuánto quieres? Te voy a dar éste y una diferencia… "Po´s órale…!!!”, dice. Salimos de ahí, de La Fuente, con carro nuevo.” Dice mi mamá que era un Catalina, o no sé qué, el modelo, era un Catalina.  
            Yo tengo un desplegado del Esto, que trae fecha de 1960 y yo tenía como 6 meses de nacido. Entonces, creo que iba a pelear con el Fili Nava, pero pospuso la pelea, porque le había salido una perrilla en un ojo. Entonces al periodista lo invitó ahí a la casa, porque era su cumpleaños. Y ahí el periodista me sale cargando, me sale besando, sale con mi mamá, me están bañando, sale con su changa, sale con la mula. Tenía también una mula ahí, dentro de la casa.  ¿Si no? Pues mi papá, ya ve. Ahí tenía, adentro de la casa, tenía un salón de juegos, tenía una mesa de billar… tenía mesas palera jugar póker… Y allí iba mi familia: mi abuela, mis tíos. Ya sabe, cuando mi papá estaba en su mero auge, todos se iban a meter ahí dentro de la casa.






Mi mamá me contaba que también hacía unos fiestones, pero de días. E iban a la casa “Resortes”, “Capulina”, “El Pichi”, Solís. Javier Solís era muy amigo de mi papá. A mi mamá le dedicó un disco. Tengo un tío, que apenas falleció, en enero, se llamaba José Luis Molina, y él me contaba:”Yo me le pegaba a tu jefe en las borracheras.” Y dice:”Una vez compró una pantera, y ahí la traía, en el coche. Y andábamos por Reforma. Si, tenía billetes, muchos billetes.”








Tuvo un pastor cruzado con lobo, se llamaba Faraón. Y dos doberman. Tuvo él un pastor alemán. Tuvo una changa que se llamaba Pancha. Tenía una jaula con 500 pericos australianos…  Mi papá tuvo todo, todo lo que una persona puede querer en esta vida. Tenía unas esclavas de oro; bueno, más bien las esclavas mi mamá las conservaba. Pero no, hombre, eran unas groserías, pulseras de oro de 18 quilates de 200 gramos o 300 gramos. 



            Ya ve que mi papá siempre andaba bien vestido, bien trajeado. Y le decía yo a mi mamá: “Oyes, mi papá siempre andaba bien pachucón.” Y ella me decía: “Po´s, quién crees que lo pulió?” Mi mamá fue quién lo pulió –supuestamente.
             Tenía una prima, que tenía un negocio en el mercado de San Lucas, y vendía sopes, garnachas y todo. Y dice mi mamá: “Siempre venía su prima, con toda la chamacada, todos los sobrinos.” Y le decía mi papá a mí mamá: “Dale todo lo de la despensa, regálale todo. Ahí luego lo vuelves a comprar.” "Yo le daba todo, y luego tenía que comprar todo otra vez.”
            Mi papá venía a entrenar a los Baños Margarita, que estaban en el Mercado Hidalgo. Y el que le lavaba el carro me dijo: “”Me dio un billete de 100 pesos y me dijo “Cámbialo por de a 10””. Y formó a los niños y les dio un billete de a 10 pesos a cada uno. Dice el señor:”Con eso se comía toda una semana. Una cerveza costaba 35 centavos.”
            También tuve una tía que vivía en la Colonia Obrera, en Joaquín Arriaga, y ahí nos iba a dejar, y toda la gente se ponía alrededor del coche y le decían: “Pajarito”. Lo quería la gente y lo admiraba –y todos me querían tocar y abrazar.
Tenía un amigo que se llamaba Dr. Alarcón, vivía también en El Pedregal. Y cuando compró el yate le dijo a mi papá: “Yo me lo llevo en el remolque”. Y mi papá se fue con mi mamá en avión. Me decía mi mamá: “A tu padre le encantaba la bailada”. Y se estuvieron un mes en Acapulco. Hay fotos donde está aprendiendo a esquiar en el mar.






            Un señor que tiene un negocio de aceite de coche, que está en La Condesa, me contó una anécdota. Le pague el cambio de aceite con tarjeta, ya ve que tiene el nombre. Y me dice: “Te llamas como el boxeador”. Y le dije: “Si, fue mi papá”.” Y me empezó a contar que él había sido su ídolo. Y me dijo: “Tu padre una vez tuvo un incidente. Una vez hubo un incidente de tránsito, en las calles de Dolores. Iba en su carro y unos tipos le dieron un golpe. Pero él ya traía sus copas y les dijo: “Órale…!!!” Y a dos de los tipos les pegó y el tercero era un político.” Y le dijo: “Te voy a fregar. Vas a ver…” Y es cuando Spota le quita su licencia para pelear aquí. Y es cuando se lo lleva el Parnassus a Los Ángeles, California, para explotarlo.
En ese Cadillac le gustaba irse a bolear los zapatos a, ya fuera al Sanborns de Insurgentes o al de Aguascalientes. Los sábados por las tardes mi mamá lo andaba siguiendo en un taxi, yo iba con ella, me acuerdo.
            Cuando mi mamá dejó a mi papá, en el año de 1964, nos fuimos a vivir con la abuela, a Palenque, en la Narvarte, y  después ahí llegaba mi papá, ya con sus copas, a romper vidrios. Y le hablaban a la poli. Pero luego le iba a pedir perdón a mi mamá.
            Yo tenía un tío que tenía un taller de coches en La Dolores, en Balmis, y le decía a mí mamá: “Ricardo quiere ver al niño.” Y me llevaba a verlo, Y él tenía  un Cadillac rojo y adentro a una gringa. Y me decía: “Ven a vivir conmigo.” Y me daba dinero, juguetes. Me dio un Mercedes de pedales, rojo. Tenía luces, claxon, todo. Cómo me gustaba. Y cuando le escribo esto, se me saltan las lágrimas de eso. Nunca se me va a olvidar. Yo tenía siete años.   
            Ya 10 años cuando murió. Me enteré por el Esto, primera plana: “Murió El Pajarito”. Y le llevé el periódico a mi mamá y me dijo: “Vamos a rezarle”. Y le prendió su veladora en la casa. Mi mamá ya no quiso que lo buscara. Dijo: “Si él prefirió sus pachangas y sus gringas, pues allá él”. Mi mamá siempre lo quiso mucho. Decía mi mamá: “Tu padre era un chamaco con dinero”.  Cómo me hubiera gustado que hubiera conocido a sus nietos y bisnietos. Mis hijos se parecen a él. Uno se llama como él: Ricardo Moreno Osorio, tiene 25. El otros se llama Daniel, es abogado penalista, tiene 22. Y tengo una hija de 32, vive en Nueva York, tiene a mis 3 nietas. Son americanos.






1 comentario:

  1. soy del mismo pueblo de ricardo anduvo algun tiempo alla despues de todo eso h lo oi comentar algo de cuando andaba en la parranda

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