Ricardo
Moreno Juárez: Recuerdos de “El Pajarito”
Entrevista Por
Alberto Espinosa Orozco
(Primera
Parte)
Mi
abuelo fue Alberto Martínez Montañés. Fue siempre Cónsul en los Estados Unidos.
Fueron dos hijas. Vivían en Los Ángeles, California, y mi abuela tenía
pasaporte consular. Y después mi abuela fue gerente de una empresa, que se
llamaba “La Paloma”, compañía de metales. Ella estaba preparada, hablaba inglés
y ganaba buen dinero. Su nombre fue Magdalena Gálvez Corchado. Del lado de mi
papá mi abuela Zenaida. Y la abuelita Zenaida vivía en la calle de Atenor
Salas, y nosotros en Niño Perdido y Cumbres de Maltrata. Estábamos cerca y nunca
nos buscábamos. Yo la busqué, pero ya no estaba ahí, porque ella vivía con la
hermana de mi papá.
Mi madre fue Rebeca Juárez Gálvez.
Rebeca tenía los ojos verdes. Yo los tengo como mi mamá. Soy hijo del “Pájaro”
Moreno. El primero reconocido. Fuimos dos: mi hermanito murió de un año, le dio
meningitis y se llamaba Alberto Radamés Moreno Juárez. Está sepultado en el
Panteón Jardín. El periódico dijo: “Otro golpe a “El Pajarito”. Se le murió uno
de sus hititos.” Y la foto de la cajita con mi hermano adentro. Mi mamá decía: “Cómo
lloraba tu padre”. Él, si viviera, tendría 56 años. Yo soy del 17 de noviembre de 1959. Yo iba a
la Escuela Simón Bolívar. No me sabía ni la tabla del dos. Y ya en el 4º me
dice mi mamá: “Te voy a meter a una de gobierno.” Y yo le digo: “Está bien.”
Mi
mamá estudió en el Colegio de las Vizcaínas, ahí, en la calle de Las
Vizcaínas, con su hermana de mí mamá. Y yo le digo a mi mamá: “Y de todas las
mujeres ¿tú fuiste la elegida?” “Si”, dice: “Tu padre ahí pasaba en su Cadillac
rojo, convertible, y todo el viejerío se alocaba: Ay, ahí va “El Pajarito”, ahí
va “El Pajarito””. Dice: “Pero yo nunca lo pelé, y mira…”
No,
pues imagínese, mi mamá un día, tenía un Cadillac, el verde, era de arriba
verde pistache y de abajo era verde botella, nuevecito estaba el carro. Y un
día mi mamá lo agarró. Y ya ve que está así la bajada, que baja por el cerro
ese, donde estaba la escuela El Franco Español. Entonces mi mamá no sabía
manejar y se baja en el Cadillac con una prima de ella, en la mera glorietita,
que se estrella con todo y Cadillac. Y le dice un señor que le ayudó a bajar el
carro de ahí, de la glorieta: “Ay, niña. Cómo se le ocurre a tu papá prestarte
este carrazo.” Po´s sin saber que mi mamá era la esposa de “El Pajarito”
Moreno. Mi mamá tenía como 19 años. Mi mamá fue una mujer muy guapa, muy guapa,
guapísima. Ahí en la casa mi papá le tomó una foto.
Mi mamá un
día me contó que fueron a bailar a La Fuente, un cabaret que había ahí en
Insurgentes. Y tenía un Cadillac. Y dice que ahí dentro fueron a la bailada y
todo lo que usted quiera y mande. Y se encontraron al Bob Arum, otro de esos
empresarios de box, y traía otro Cadillac más nuevo, precioso. Y le dijo mi
papá: “¿Cuánto quieres? Te voy a dar éste y una diferencia… "Po´s órale…!!!”,
dice. Salimos de ahí, de La Fuente, con carro nuevo.” Dice mi mamá que era un
Catalina, o no sé qué, el modelo, era un Catalina.
Yo
tengo un desplegado del Esto, que trae fecha de 1960 y yo tenía como 6 meses de
nacido. Entonces, creo que iba a pelear con el Fili Nava, pero pospuso la
pelea, porque le había salido una perrilla en un ojo. Entonces al periodista lo
invitó ahí a la casa, porque era su cumpleaños. Y ahí el periodista me sale
cargando, me sale besando, sale con mi mamá, me están bañando, sale con su
changa, sale con la mula. Tenía también una mula ahí, dentro de la casa. ¿Si no? Pues mi papá, ya ve. Ahí tenía,
adentro de la casa, tenía un salón de juegos, tenía una mesa de billar… tenía
mesas palera jugar póker… Y allí iba mi familia: mi abuela, mis tíos. Ya sabe,
cuando mi papá estaba en su mero auge, todos se iban a meter ahí dentro de la casa.
Mi mamá me
contaba que también hacía unos fiestones, pero de días. E iban a la casa “Resortes”,
“Capulina”, “El Pichi”, Solís. Javier Solís era muy amigo de mi papá. A mi mamá
le dedicó un disco. Tengo un tío, que apenas falleció, en enero, se llamaba
José Luis Molina, y él me contaba:”Yo me le pegaba a tu jefe en las borracheras.”
Y dice:”Una vez compró una pantera, y ahí la traía, en el coche. Y andábamos
por Reforma. Si, tenía billetes, muchos billetes.”
Tuvo un
pastor cruzado con lobo, se llamaba Faraón. Y dos doberman. Tuvo él un pastor
alemán. Tuvo una changa que se llamaba Pancha. Tenía una jaula con 500 pericos
australianos… Mi papá tuvo todo, todo lo
que una persona puede querer en esta vida. Tenía unas esclavas de oro; bueno,
más bien las esclavas mi mamá las conservaba. Pero no, hombre, eran unas
groserías, pulseras de oro de 18 quilates de 200 gramos o 300 gramos.
Ya
ve que mi papá siempre andaba bien vestido, bien trajeado. Y le decía yo a mi
mamá: “Oyes, mi papá siempre andaba bien pachucón.” Y ella me decía: “Po´s,
quién crees que lo pulió?” Mi mamá fue quién lo pulió –supuestamente.
Tenía una prima, que tenía un
negocio en el mercado de San Lucas, y vendía sopes, garnachas y todo. Y dice
mi mamá: “Siempre venía su prima, con toda la chamacada, todos los sobrinos.” Y
le decía mi papá a mí mamá: “Dale todo lo de la despensa, regálale todo. Ahí
luego lo vuelves a comprar.” "Yo le daba todo, y luego tenía que comprar todo
otra vez.”
Mi papá venía a entrenar a los Baños
Margarita, que estaban en el Mercado Hidalgo. Y el que le lavaba el carro me
dijo: “”Me dio un billete de 100 pesos y me dijo “Cámbialo por de a 10””. Y
formó a los niños y les dio un billete de a 10 pesos a cada uno. Dice el señor:”Con
eso se comía toda una semana. Una cerveza costaba 35 centavos.”
También
tuve una tía que vivía en la Colonia Obrera, en Joaquín Arriaga, y ahí nos iba
a dejar, y toda la gente se ponía alrededor del coche y le decían: “Pajarito”.
Lo quería la gente y lo admiraba –y todos me querían tocar y abrazar.
Tenía un
amigo que se llamaba Dr. Alarcón, vivía también en El Pedregal. Y cuando compró
el yate le dijo a mi papá: “Yo me lo llevo en el remolque”. Y mi papá se fue
con mi mamá en avión. Me decía mi mamá: “A tu padre le encantaba la bailada”. Y
se estuvieron un mes en Acapulco. Hay fotos donde está aprendiendo a esquiar en
el mar.
Un
señor que tiene un negocio de aceite de coche, que está en La Condesa, me contó
una anécdota. Le pague el cambio de aceite con tarjeta, ya ve que tiene el
nombre. Y me dice: “Te llamas como el boxeador”. Y le dije: “Si, fue mi papá”.”
Y me empezó a contar que él había sido su ídolo. Y me dijo: “Tu padre una vez
tuvo un incidente. Una vez hubo un incidente de tránsito, en las calles de
Dolores. Iba en su carro y unos tipos le dieron un golpe. Pero él ya traía sus
copas y les dijo: “Órale…!!!” Y a dos de los tipos les pegó y el tercero era un
político.” Y le dijo: “Te voy a fregar. Vas a ver…” Y es cuando Spota le quita
su licencia para pelear aquí. Y es cuando se lo lleva el Parnassus a Los
Ángeles, California, para explotarlo.
En ese
Cadillac le gustaba irse a bolear los zapatos a, ya fuera al Sanborns de
Insurgentes o al de Aguascalientes. Los sábados por las tardes mi mamá lo andaba
siguiendo en un taxi, yo iba con ella, me acuerdo.
Cuando
mi mamá dejó a mi papá, en el año de 1964, nos fuimos a vivir con la abuela, a
Palenque, en la Narvarte, y después ahí
llegaba mi papá, ya con sus copas, a romper vidrios. Y le hablaban a la poli.
Pero luego le iba a pedir perdón a mi mamá.
Yo
tenía un tío que tenía un taller de coches en La Dolores, en Balmis, y le decía
a mí mamá: “Ricardo quiere ver al niño.” Y me llevaba a verlo, Y él tenía un Cadillac rojo y adentro a una gringa. Y me
decía: “Ven a vivir conmigo.” Y me daba dinero, juguetes. Me dio un Mercedes de
pedales, rojo. Tenía luces, claxon, todo. Cómo me gustaba. Y cuando le escribo
esto, se me saltan las lágrimas de eso. Nunca se me va a olvidar. Yo tenía
siete años.
Ya
10 años cuando murió. Me enteré por el Esto, primera plana: “Murió El Pajarito”.
Y le llevé el periódico a mi mamá y me dijo: “Vamos a rezarle”. Y le prendió su
veladora en la casa. Mi mamá ya no quiso que lo buscara. Dijo: “Si él prefirió
sus pachangas y sus gringas, pues allá él”. Mi mamá siempre lo quiso mucho.
Decía mi mamá: “Tu padre era un chamaco con dinero”. Cómo me hubiera gustado que hubiera conocido
a sus nietos y bisnietos. Mis hijos se parecen a él. Uno se llama como él:
Ricardo Moreno Osorio, tiene 25. El otros se llama Daniel, es abogado
penalista, tiene 22. Y tengo una hija de 32, vive en Nueva York, tiene a mis 3
nietas. Son americanos.
soy del mismo pueblo de ricardo anduvo algun tiempo alla despues de todo eso h lo oi comentar algo de cuando andaba en la parranda
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