Las Minas: Ricardo “El Pajarito” Moreno
Por Alberto Espinosa
Orozco
Después trabajé en una
mina de Chalchihuites, de mis tíos Raúl, Jesús y Rodolfo. De los trece pa´ los
catorce, quince años trabajé en una mina, de varios metales: oro, plata,
galena, zinc, plomo. La mina de Raúl Masatán, que en paz descanse, estaba allá,
pa´ los últimos cerros de Chalchihuites, Zacatecas, los que apuntan y colindan
con Nayarit, Colima. Se llamaba la mina “La Candelaria”. Entonces
fui barretero. Ganaba hasta 750 pesos. Iba y venía a Chalchihuites. De ahí mi
fama de barretero, porque también fui barretero. Trabajé en la mina de los
catorce a los dieciséis años. Primero de costalero. Quebraba y sacaba el metal
de la mina. De costalero y de quebrador. Marco Leyva también fue barretero en
Sinaloa y tiene un corrido que hizo -pídaselo a él. Estaba no muy cerca, como a
diez kilómetros, los recorría a patín, cuando no nos llevaba una troca. No
mucha vegetación, pelón, árido, si acaso un mezquite. Cerros y montañas.
De chavo, joven ya,
como de catorce años, también trabajé en la mina de “El Bote”. Una vez el motor
del malacate me andaba ahorcando, me agarró la cuerda por el pescuezo y ya me andaba
arrancando la cabeza. Puse unos barrenos para estallar un monte y entonces me
agarró el malacate. Me salvó el malacatero José Vásquez. Ya me iba a arrancar
el pescuezo, por ser tan pescuezo, pensé, pero le grite al malacatero y él actuó
y me salvó. Paró las palancas, el motor del malacate y fue así que José
Vázquez me salvó el cuello.
La tierra por dentro es
brillante. Llega a haber ríos y pequeñas cavernas. Lo demás es piedra, piedra y
más piedra. Primero trabajé en la mina de “El Bote”, con Raúl Mazatán, que ya murió, en paz descase. Luego
con José María Montellanos, en otra mina, “La Esmeralda”: plomo,
plata, oro, zinc, galena, sobre todo plomo. Las tres minas se encuentran en
Chalchihuites. También fui barretero en la mina de Santa Magdalena.
Barretero es el que
rompe las montañas con un mazo, po´s a huevo, también con pólvora gelatinada y
carrujo de dinamita, una cañuela, un petardo así que se avienta –cualquiera
vale verga si le cae uno de esos. Hay que hacer el hoyo para el barreno, que es
grueso, así de grueso, una dimensión como un desarmador de cincel, se usa el
cincel como desarmador para pegar con el brazo. Éste cabrón. Si es pa´ bajo se
le hecha “aguaron”, una sustancia para que afloje la piedra. Es una chinga.
Antes era mal pagado, ahora es bien pagado ese trabajo. La mina de San Martín
yo la descubrí cuando andaba de vago.
Por aquel entonces mi
mamá Zenaida Escamilla Chaires lavaba platos y planchaba ropa ajena. Oficio
duro, no bien remunerado. Hacía también tortillas ajenas, para otras personas.
Cocinaba rico, aunque pobremente. Fruta si comía, tunas, duraznos chingones.
R.M.
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