Corderos de Cristal
Por Alberto Espinosa Orozco
Las palabras escapan de mi boca
como lagartos de un laberinto en llamas;
por la habitación las veo difundirse,
extender sobre el espacio sus cuerpos
de amadas bestias tornasolándose a la luz
que se incendian como globos efímeros.
Vuelan así libres por el aire,
sumergiéndose en la corriente ingrávida
del río de los espejos, rebotando sus formas
al saltar entre las piedras del camino,
domesticándose en fluido silencioso
en que alegremente se esparcían.
Y regresan a mi oído, ya mansas
y humildes como corderos de cristal,
para romperse y triturase y dar su jugo
al yunque animal de mi sordera.
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