La Dama y el Unicornio: los Cinco Sentidos
(Segunda
Parte)
Por
Alberto Espinosa Orozco
Existen dos
famosas series de tapices “mil flores” que tienen como tema al unicornio: la serie “La
Dama del Unicornio” resguardada en una galería especial en el Muse de Moyen Age Thermes de Cluny, en
París, y; “La Caza del Unicornio”, que está depositada en los Cloisters del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. A ellos hay que sumar el tapiz de "El
Unicornio Capturado”, que se encuentra en la fundación Paul Guety de California, EU.
La serie de Cloisters del Metropolitan Museum of
Art de Nueva York “La Caza del Unicornio”, está compuesta por: The start of the
hunt; The Unicorn at the Fountain; The Unicorn Leaps the Stream; The Unicorn
defends Itself; The Unicorn in the Garden; The Deist of the Unicorn; The Captive
Unicorn.
Fundación Puety
de California.: "El Unicornio Capturado
El Tapiz “La Fuente de la Gracia” expropiado al SS Nazi Gerard Mertins en 1989 por el Gobierno del Estado de Durango, pertenece a
la primera serie “La Dama y el Unicornio”, siendo el séptimo tapiz de la colección
y el más grande de todos ellos. La pieza reina de todas las colecciones sería
sin duda el tapiz “La Fuente de la Gracia”, porque todos los otros gobelinos sólo
alcanzan la tercera parte de su tamaño -perteneciente a la Pinacoteca Virreinal del Estado
de Durango, por un tiempo salvaguardado por el custodio y pintor Felipe
Piña y la investigadora Xochitl Sánchez en lo que fuera la Pinacoteca Virreinal del Conjunto Cultural (ICED), y hoy en día en
trance de restauración en Valencia, España por la Subdirección de Conservación,
Restauración e Investigación IVC+R, ICOMOS, obra a cargo de su directora la
Maestra Carmen Pérez García.
De los cuatro primeros tapices de la
colección del Cluny, “La Vista”
es el tapiz más chico
(10.23 m2; 3.30 de ancho x 3.10 de alto). Con él el artista quiso
expresar que
el ojo, patentado proveedor de la conciencia, es un arma de dos filos,
pues
sólo revela una cosa ocultando otra; también es una especie de espejo en
que
los objetos exteriores se reflejan, representado el zorro y el lince la
agudeza
visual y el unicornio la agudeza de la visión interior. Porque lámpara
del
cuerpo es el ojo y si está sano todo el cuerpo brillará luminoso, pero
si está
enfermo, malo por ver sólo la luz que es oscuridad, todo el cuerpo
estará a
oscuras (Mateo 6:22). En el tapiz la Dama le presenta un espejo al
unicornio, para que a reflejarse comprenda su verdadera identidad, su "ipseidad" o sentido del "sí mismo" que afecta a la esencia y la determina por el devenir.propio a la existencia o su historicidad.
Por su parte en “El
Oído” (de 2.94 de alto x 3.69 de alto), la Dama toca un órgano de
fuelle y su Doncella la auxilia con el instrumento, representa en la música la capacidad
del espíritu para animar a los seres más insensibles, asociándose
simbólicamente a las liebres, por su capacidad para la escucha, emblemas
zoológicos acosados por la zorra y el hurón.
En el gobelino “El
Gusto” (el de mayores dimensiones de la colección de París: 4.62 de ancho
x 3.75 de alto), la Dama con la mano derecha toma un fruto de un cáliz
sostenido por su Doncella mientras que en la izquierda se posa un pájaro, es
una imagen del refinamiento de las costumbres, pues siendo un sentido de
proximidad el gusto es también un emblema de la continencia apetitiva, que no
devora vorazmente los alimentos, sino que primero los pondera para gustarlos y
luego degustarlos. Las bellotas que comen las ardillas son evocaciones para que
no falte nunca el alimento fresco.
En el tapiz “El
Olfato” (3.20 de ancho x 3.68 de alto) la Dama teje una corona de
flores y juega con unos claveles, mientras el mono y el perro huelen flores
junto a un cesto, representando la sutileza del alma, cuyo nous o espíritu es también de naturaleza neumática.
El sexto tapiz de la serie del Cluny es
conocido como “A Mon Seul Decir” (“A Mi Único Deseo”), aunque ha sido
llamado también “La Dama del Unicornio” por encontrarse en él las claves
alegóricas de un romance real y de un misterioso compromiso matrimonial. La
Dama deposita en un cofre que le tiende su Ama de Compañía un lujoso collar
engastado con piedras preciosas con el que aparece en los cinco tapices
anteriores, dando a entender con ello la renunciación al materialismo de los
bienes temporales y por tanto la victoria del espiritualidad, destinando las
preciosas joyas al beneficio de los
pobres como remedio a sus carencias. Así, se trata de la escena de la
transmutación de la Dama en el sentido de la conversión cristiana, que en su
contacto con el Unicornio y por un proceso de mágica simpática despierta,
comprendiendo la inutilidad melancólica de las joyas y desprendiéndose de ellas
para inclinarse mejor por la cultura del símbolo. Porque el aprecio femenino
por las joyas equivale a un desmayo montado en los endebles valores de la
envidia y la codicia, al ser apreciadas meramente por su rareza y costo, no
teniendo ningún significado escondido o que vaya más allá. Su estimación,
derivada del apetito del lujo y la distinción, va irremediablemente asociada a
un simbolismo diletante de coqueterías personales que no comprometen la vida
interior de la persona, ni la penetra, ni la embellece, ligándose así a la
excentricidades de una monarquía sin realeza o ayuna de majestad, siendo las
piedras cristalinas emblemas de los equívocos chispazos en la historia de
individualidades contingentes. Así, su preferencia y atesoramiento no corresponde
a la actividad “fantástica colectiva” en que se decanta la experiencia social
real, no participando por lo tanto de la vida arquetípica de una cultura.
En esta urdimbre la Dama aparece tocada con un peinado contenido por unas ensortijadas diademas y ataviada con un fastuoso vestido bordado en terciopelo escarlata y saliendo de una majestuosa tienda de campaña que ostenta la críptica inscripción “A Mon Seul Desir”.
En esta urdimbre la Dama aparece tocada con un peinado contenido por unas ensortijadas diademas y ataviada con un fastuoso vestido bordado en terciopelo escarlata y saliendo de una majestuosa tienda de campaña que ostenta la críptica inscripción “A Mon Seul Desir”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario