Monumento al Héroe
de Nacozari: Ignacio Asúnsolo y Fermín Revueltas
Por Alberto Espinosa Orozco
Por Alberto Espinosa
I
En el año de 1931 Ignacio Asúnsolo se asoció con el artista, también durangueño,
Fermín Revueltas. Juntos se dieron a la tarea de realizar para Hermosillo,
Sonora, el proyecto para el monumento al Héroe de Nacozari. De hecho ambos
artistas trabajarían en estrecha colaboración hasta el año de 1934 para el
proyecto del Monumento a Álvaro Obregón, aproximadamente durante el periodo
comprendido por la presidencia interina del general Abelardo L. Rodríguez (Guaymas,
Sonora, 1899- La Jolla, California, 1964).
Se conoce como el Héroe de Nacozari a Jesús García Corona (1881-1907).
Jesús García nació en la ciudad de Hermosillo, pero a la muerte de su padre
marchó a la ciudad minera de Nacozari para buscar mejor fortuna, acompañado por
su madre y sus siete hermanos.
La ciudad de Nacozari, que en la lengua aborigen ópata significa “lugar
rodeado de nopales”, fue fundada en 1660 por los mineros españoles, que le
dieron el nombre de Nuestra Señora del Rosario de Nacozari. A mediados del Siglo
XIX, en 1867, la ciudad esperimento un crecimiento en su población cuando las
minas de cobre explotadas por la Cia. U.B. Teader, fueron vendidas a la Moctezuma
Copper Company (subsidiaria de Dodge Phelps), debido a que contrataron a muchos
ingenieros y trabajadores de Estados Unidos, quienes introdujeron adelantos metalúrgicos
modernos, además de hospital, biblioteca y casas estilo americano.[1]
El humilde ferrocarrilero Jesús García Corona (Hermosillo, 13 de
noviembre de 1883-Nacosari, 7 de noviembre de 1907), un hombre apuesto, de 1.80
mts de altura, moreno de ojos claros y bigote rubio, había aprendido el oficio de mecánico junto a su padre, Francisco García Pino, quien murió en el camino antes de llegar con su familia a Nacozari. Entró a trabajar muy joven a la industria minera Moctezuma Cooper Company, controlada por el Ing. W.L. York, siendo el menor de sus siete hermanos que ya se habían instalado para trabajar en ella, mientras su madre Rosa Corona Viuda de García atendía un pequeño negocio personal de lonches y café para los trabajadores.
Su primer puesto fue de aguador, a los 16 años de edad, en 1898, escalando a bombero y luego a controlador de frenos, obteniendo cuatro años más tarde, por su dedicación y notables dotes, el grado de Ingeniero Mecánico, lo que lo facultó como ayudante de maquinista. por ese tiempo fue premiado por el superintendente de la minera Sr. James S. Duglas y el gerente Sr. Elizalde con un viaje todo pagado a Missouuri, estados Unidos.
Su primer puesto fue de aguador, a los 16 años de edad, en 1898, escalando a bombero y luego a controlador de frenos, obteniendo cuatro años más tarde, por su dedicación y notables dotes, el grado de Ingeniero Mecánico, lo que lo facultó como ayudante de maquinista. por ese tiempo fue premiado por el superintendente de la minera Sr. James S. Duglas y el gerente Sr. Elizalde con un viaje todo pagado a Missouuri, estados Unidos.
La tragedia se dio cita en Nacozari el 7 de noviembre de 1907, cuando el maquinista
oficial de la compañía, el alemán Alberto Biel, enfermó y tuvo que ser remitido
al hospital. Como a las tres de la tarde tocó su turno a Jesús García, de 25
años de edad, quien por aquel azar del destino tuvo que tomar el mando de la
locomotora, la que se encontraba estacionada en el Patio de Abajo, junto al bodegón de la casa de Máquinas,
cargada hasta el tope con más de mil cartuchos de dinamita, lo que la convertía a aquel
centro en un imponente polvorín.
Un viento contrario se desató entonces, llevando las chispas desprendidas de la caldera del vapor, avivadas por el fuerte viento, hacia las góndolas del tren, cargadas con una serie de cajas que contenían cuatro toneladas de dinamita, que pronto empezaron a arder. El fogonero y los garroteros se bajaron presurosos del tren. No así Jesús García, quien tomó la decisión de sacar el ferrocarril, corriendo con su Maquina # 501 a toda prisa por la pendiente, cuesta arriba, para que no volara la ciudad entra. Jesús García logró llevar el tren a un lugar abierto, siendo el último en saltar el garrotero José Romero, quien salvó su vida al esconderse detrás de una piedra. A la altura del kilómetro # 6, al llegar al patio de Arriba, lugar conocido como "El Seis", la locomotora y los carros cargados con 2 toneladas de TNT volaron en mil pedazos por el aire, cimbrando la ciudad de Nacozari con un estrépito horrendo que se oyó a más de 16 kilómetros de distancia, rompiendo la onda expansiva todos los vidrios de las ventanas que halló a su paso. Se escucharon tres explosiones sucesivas como a las 2:20 de la tarde, causando una gran destrucción, matando en el acto a Jesús García que iba al frete de la cabina de tren, junto con 13 personas más que deambulaban por los alrededores y dejando heridas a otras 18 más, varias de ellas mortalmente lesionadas. Efectivamente, en el acto también murieron 6 mujeres y dos muchachas que estaban en una casa de sección junto al camino, más 5 hombres que pasaban por los alrededores. También murió el hijo del carpintero de la industria, un muchacho de apenas 14 años de edad de nombre William Chilshom. El superintendente Sr. J.S Duglas rindió a las pocas horas un informe detallado de lo sucedido al gobernador del estado de Sonora, Sr. Luis E. Torres, mientras el cielo se encapotaba de nubes grises y llovía durante toda la noche en el pueblo de Nacozari, como si el cielo mismo se vistiera de luto y llanto.
El sacrifico del ferrocarrilero no fue, sin embargo, en vano. Su hazaña heroica había salvado al pueblo de una terrible destrucción, quedando su epopeya labrada en la mente de sus coterráneos, y su figura como un símbolo verdadero, por encarnar los ideales de humanidad, valor y gallardía propios al más hondo arquetipo ideal de ferrocarrilero del norte del país. Héroe blanco de Sonora, héroe civil de la humanidad, en cuyo honor el poblado cambió en 1909 de nombre a Navozari de García por decreto de la legislación de su estado, celebrándose en México el día de muerte, 7 de noviembre, el Día del Ferrocarrilero, a partir de 1944.
Un viento contrario se desató entonces, llevando las chispas desprendidas de la caldera del vapor, avivadas por el fuerte viento, hacia las góndolas del tren, cargadas con una serie de cajas que contenían cuatro toneladas de dinamita, que pronto empezaron a arder. El fogonero y los garroteros se bajaron presurosos del tren. No así Jesús García, quien tomó la decisión de sacar el ferrocarril, corriendo con su Maquina # 501 a toda prisa por la pendiente, cuesta arriba, para que no volara la ciudad entra. Jesús García logró llevar el tren a un lugar abierto, siendo el último en saltar el garrotero José Romero, quien salvó su vida al esconderse detrás de una piedra. A la altura del kilómetro # 6, al llegar al patio de Arriba, lugar conocido como "El Seis", la locomotora y los carros cargados con 2 toneladas de TNT volaron en mil pedazos por el aire, cimbrando la ciudad de Nacozari con un estrépito horrendo que se oyó a más de 16 kilómetros de distancia, rompiendo la onda expansiva todos los vidrios de las ventanas que halló a su paso. Se escucharon tres explosiones sucesivas como a las 2:20 de la tarde, causando una gran destrucción, matando en el acto a Jesús García que iba al frete de la cabina de tren, junto con 13 personas más que deambulaban por los alrededores y dejando heridas a otras 18 más, varias de ellas mortalmente lesionadas. Efectivamente, en el acto también murieron 6 mujeres y dos muchachas que estaban en una casa de sección junto al camino, más 5 hombres que pasaban por los alrededores. También murió el hijo del carpintero de la industria, un muchacho de apenas 14 años de edad de nombre William Chilshom. El superintendente Sr. J.S Duglas rindió a las pocas horas un informe detallado de lo sucedido al gobernador del estado de Sonora, Sr. Luis E. Torres, mientras el cielo se encapotaba de nubes grises y llovía durante toda la noche en el pueblo de Nacozari, como si el cielo mismo se vistiera de luto y llanto.
El sacrifico del ferrocarrilero no fue, sin embargo, en vano. Su hazaña heroica había salvado al pueblo de una terrible destrucción, quedando su epopeya labrada en la mente de sus coterráneos, y su figura como un símbolo verdadero, por encarnar los ideales de humanidad, valor y gallardía propios al más hondo arquetipo ideal de ferrocarrilero del norte del país. Héroe blanco de Sonora, héroe civil de la humanidad, en cuyo honor el poblado cambió en 1909 de nombre a Navozari de García por decreto de la legislación de su estado, celebrándose en México el día de muerte, 7 de noviembre, el Día del Ferrocarrilero, a partir de 1944.
La
epopeya del ferrocarrilero inspiró la lirica popular vernácula, siendo el héroe
de un corrido que narra sus hazañas, el que ha sido cantado a la largo de los
años por variopintos intérpretes, desde el Charro Avitia hasta Pepe Aguilar,
pasando por Los Camineros, Los Alegres de Terán, Las Voces del Rancho, Los Llaneros de Guamuchil, Los Rieleros
del Norte, Montañeses del Álamo, Eduardo "El Gallo" Elizalde y Lorenzo de Montecarlo.
Maquina # 501
Maquina # 501
la que corría
por Sonora
por eso los
garroteros el que no suspira llora
era un domingo
señores
como a las tres
de la tarde
estaba Jesús
García acariciando a su madre
dentro de pocos
momentos
madre tengo que
partir
del tren se
escucha el silbato
se acerca mi
porvenir.
Cuando llegó a
la estación
un tren ya
estaba silbando
y un carro de dinamita
ya se le estaba
quemando.
El fogonero le
dice
Jesús vámonos
apeando
mira que el
carro de atrás
ya se nos viene
quemando
Jesús García le
contesta
yo pienso muy
diferente
yo no quiero ser
la causa
de que muera
tanta gente.
Le dio vuelta a
su vapor
porque era de
cuesta arriba
y antes de
llegar al seis
ahí terminó su
vida.
Desde ese día
inolvidable
tú te has ganado
la cruz
tú te has ganado
las palmas
eres un héroe
Jesús.
Fotografía de
Alberto Bbiel (1904): Jesús García Corona, José Romo, Hipólito Soto, Francisco
Rendón y Agustín Bruló
II
El Monumento al Héroe de Nacozari partió de un diseño de Fermín Revueltas,
realizado en mancuerna con Ignacio Asúnsolo. Juntos se encargaron personalmente
de la construcción, de diciembre de 1931 a marzo de 1932. Puede decirse que
ambos diseñaron toda la estructura del monumento, traduciéndola Revueltas a
dibujos y Asúnsolo a maqueta.
Se trata de una estructura de cuerpos geométricos regulares, un hexaedro
de cuatro caras, levando sobre una base piramidal. El estilo sobrio de la
composición atendía a la idea de reflejar, en el cubo central mediante la
pureza de las formas, las ideas abstractas de justicia, verdad y perfección.
Para las cuatro caras del hexaedro Asúnsolo diseñó relieves de gran simplicidad,
alusivos a la acción heroica de Jesús García, siendo añadidas inscripciones
igualmente sobrias sobre las superficies por parte de Fermín Revueltas. La
solución arquitectónica, que contaba con un recinto interior, resulto de gran
equilibrio y elegancia, influenciando notablemente a posteriores proyectos
monumentales. Por tratarse de las tres virtudes abstractas de la justicia, de
verdad y la perfección bajo la forma alegórica de tres figuras femeninas, la
voz popular ha llamado también a la obra “Monumento a la Madre” –correspondiendo
aquellas más bien a los lauros de gloria trascendentes que coronaron las sienes
del héroe sonorense sub especie
aeternitis.
El monumento, efectivamente, cuenta con tres caras marmóreas en
bajorrelieves escultóricos, que Asúnsolo mandó chapear con una capa de granito
mezclada con cemento.
El amor ideal a su patria chica, Durango, y las afinidades electivas,
llevó a los dos artistas a un trabajo de gran armonía en su conjunto,
levantándose el Monumento al Héroe de Nacozari en el Parque Madero de
Hermosillo Sonora, en los terrenos del Puente Colorado, que había sido propiedad
del ciudadano francés Pallet, a unos pasos del lugar donde habría nacido Jesús García
Corona.[2] Algún
crítico ha visto en el estilo de la obra la difícil conjunción entre el Art Decó
y el totalitarismo ideológico de la época, planteándose ciertamente la tensión
entre un arte revolucionario y un poder cada vez más corporativo, encarnado por
el periodo presidencial denominado del “Maximato” (1924-1934), justo en la
época en que el gobierno de Sonora era detentado por Rodolfo Elías Calles, el
mismísimo hijo del general Plutarco Elías Calles. Lo cierto es que la obra
refleja claramente la mano de la Escuela de Talla Directa, antecedente directo
de “La Esmeralda”, trasportando los diseños de las virtudes ideados por Revueltas
en mármoles extraídos del Cerro de la Campana, símbolo de la ciudad de
Hermosillo, también conocida como “La Ciudad del Sol”.[3]
Hay que agregar aquí que Fermín Revueltas realizó una obra más para
Sonora: el vitral para la Casa del Pueblo de Sonora del año de 1933. Los
murales en emplomado, pertenecientes al último ciclo del artista de Santiago Papasquiaro,
engalanaron el teatro de la casa del Pueblo, teniendo como tema el “Movimiento
Obrero Mexicano”, hecho por pedido del Ingeniero Juan de Dios Bohórquez. El
proyecto fue concluido y montado en su lugar por la casa Montaña de Torreón,
Coahuila, contando como ayudante de dibujo con el novel pintor Francisco
Montoya de la Cruz. La obra constaba de tres dípticos, cuyos anteproyectos a prisma
color aun se conservan, que son: “Zapata y la Maestra Rural”; “La Revolución”,
y; "Obrero Muerto y Mitin”. La Casa del Pueblo formó parte de un complejo
arquitectónico de beneficio social, contando con canchas de tenis, frontenis,
alberca, ring de box y el estadio de beisbol “Fernando M. Ortiz”. Las
instalaciones fueron convertidas en oficinas del PNR y los vitrales se
perdieron, no dejando ninguna huella de su paso, porque a alguno les gustó y se
los llevó para su casa.
Por su parte Ignacio Asúnsolo Mason dejó varias obras para Sonora, pues tenía una
relación con la entidad, ya que su madre, Doña Carmen Mason Bustamante, era oriunda de
Pitiquito, Sonora. Para Nogales, Sonora, labró el “Monumento a la Madre”,
inaugurado el 19 de agosto de 1946. También realizó dos monumentos del general
Abelardo L. Rodríguez, uno de ellos la estatua sedente que se encuentra en la
Biblioteca de Sonora. El boulevard Abelardo L. Rodríguez cuenta con dos obras
más del autor: dos estatuas de Plutarco Elías Calles y otra de Benito Juárez.
Para Hermosillo, Sonora, labra en 1959 una obra más, titulada también “Monumento
a Madre”. Por último realizó dos esculturas de primeros presidentes
revolucionarios de la nación: Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles
[1] Nacozari se
encuentra a 150 km de Hermosillo y a 123 km de Agua Prieta, enclavada en el
extremo norte de la Sierra Madre Occidental, a 1, 100 metros de altura. En 1900
tenía apenas mil habitantes, contando en 1912 con dos mil y en la actualidad
con una población de más de 10 mil almas. En 1912 fue nombrada Cabecera
Municipal, con el nombre de Nacozari de García, en honor del héroe ferroviario.
En 1904, debido a la necesidad de llevar el preciado metal a los Estados
Unidos, se introdujo el ferrocarril, conectando Nacozari primero con Agua
Prieta y luego con Duglas, Arizona –pues hasta esa fecha las vías del tren jalaban
los vagones que eran arrastrados por mulas.
En 1948, cuando se agotaron los recursos minerales de Nacozari y la
industria trasnacional cambio de nombre a Compañía Mexicana de Cobre S.A. de
C.V., comenzó la exploración de los yacimientos circunvecinos, encontrando
entonces, a 20 millas al sureste de la ciudad, la mina La Caridad que empezó a explotarse a cielo abierto para el
año de 1968, siendo en la actualidad la 3ª mina de cobre más grande del mundo,
contando para su explotación con gigantescos camiones de 8 mts de altura por 12
de largo, de 27 toneladas de peso, que soportan paladas de 60 toneladas de
mineral, el cual luego de ser triturado en el. Complejo Metalúrgico de Esqueda,
Sonora.
[2] Existe en el mismo Parque Madero un Monumento a Jesús
García de confección más reciente, escultura de 1997 debida al escultor Julián Martínez
Sotos. Hay que agregar que el escultor oficial postrrevolucionario Federico Canessi (1906/1977) realizo una escultura del Héroe de Nacozari para el Sindicato Ferrocarrilero de la bella ciudad de Toluca en 1948, dejando en Hermosillo, Sonora, la huella de sus cinceles con un retrato de Adolfo de la Huerta.
[3] Blogger Sonora
Diversidad. Tonatiu Castro Silva, “El
Patrimonio Cultural ante un urbanismo rapaz,”
Gracias por lá información compartida. Así construimos un México más culto... Feliz año...!!!
ResponderEliminarGracias por lá información compartida. Así construimos un México más culto... Feliz año...!!!
ResponderEliminarEstimado Alberto: enhorabuena por el artículo sobre la escultura de Ignacio Asúnsolo. Hay sin embargo un dato importante que no aparece en su artículo. Al parecer la autoría original del monumento es de Federico Canessi, quien ganó el concurso para la construcción del monumento en 1930, pero al ser desconocido, pues había estado trabajando en Chicago, se lo encargaron a Asúnsolo.
ResponderEliminarCanessi forma parte del grupo íntimo de Diego Rivera... estimado Miguel Cereceda ... quiero decir, a ese imperio centralista ...En 1930 hace el Monumento a los Mártires de Río Blanco y gana un concurso convocado por la CROM. Participa en la elaboración de los grupos escultóricos del Monumento a la Revolución, hizo el monumento al Héroe de Nacozari, en Toluca...
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