Manos
De Tomás Segovia
Las manos, mientras
habla el hombre, no se duermen no se
mueren, no se rinden.
Melodiosas, al margen, sin dejar de
echar una mano cada
mano a lo que habla, roban también lo
que se dice, lo usan de
otro modo, manos desasidas que saben
desdecirse y corrompen
la igualdad letal de las palabras. A
ellas se acoge la reserva
insobornable del humano que no cesa
nunca del todo de estar
callado un poco en su elocuencia
misma, en ellas sigue
entonces el hilo ininterrumpido del silencio que no sabe disentir porque
palpita, y si pesáramos con
ellas sobre el suelo
cuando hablamos, se nos saldría el alma
por la boca en las
palabras, ladridos de unas fauces de odio
alucinado, Pero ,
hermanas del mundo, las manos siguen al
orgullo en marcha de la
lengua sin querer saber del todo, sin
salir enteramente de la
sombra con las señas que empujan. Por
ellas no nos
confundimos con aquello que sale de nosotros, y
por sus manos libres y
pesadas puede el hombre pensar
sin que se anule el
mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario