miércoles, 17 de abril de 2019

FRANCISCO DE QUEVEDO Soneto desde la Torre de Juan Abad


FRANCISCO DE QUEVEDO
Soneto desde la Torre de Juan Abad


Retirado en la paz de estos desiertos,
Con pocos, pero doctos libros juntos,
Vivo en conversación con los difuntos,
Y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
O enmiendan, o fecundan mis asuntos;
Y en músicos callados contrapuntos
Al sueño de la vida hablan despiertos.

Las Grandes Almas que la Muerte ausenta,
De injurias de los años vengadora,
Libra, ¡oh gran Don Josef!, docta la Imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
Pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
Que en la lección y estudios nos mejora.


* Francisco de Quevedo Villegas (1580-1645)

se refugiaba en la Torre de Juan Abad, del Castillo de Montizón Villamanrique, municipio de Ciudad Real, por cuyo señorío pleiteó largamente. Don Iosef es José González de Salas, editor de las obras poéticas de Quevedo tres años después de su muerte. En Ciudad Real, España, murió Francisco de Quevedo y sus restos reposan en la iglesia del pueblo.






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