Alberto Espinosa Orozco
Caídos a la esfera de la noche,al sitio del naufragio y el olvidode las sales, el polvo y el estruendorecuerda el hombre con la tibiezadel sol que le calienta el pechocomo una densa miel que recorreel vasto laberinto de las venasel rumor de una fuente en la riveraen medio de un jardín que florecíapoblado por mil aves que cantaransolemne himno al que todo lo crearacerca del manantial en que rodabacon la música el agua y dos damas conversabany un pavo real con dos conejos que saltaban.
La libertad de volver por el senderopeligroso fue señalada desde siemprea los seres que habitan el destierrouna mañana en que la sierpe hurañales mostrara del cuerpo los secretos,la libertad de quedarse sobre el vallehirsuto del camino pedregoso les fue dadatambién cuando en tumulto prefirieron a la vidaser esclavos del mágico polvo del sepulcrodonde Hades con sus sombras y fantasmas fugitivospueblan el reino de la noche y de los huesos.
La nuestra es la prisión del cuerpo que en espejoslas formas se recrean en sus reflejoshaciendo brillar sus inconsútiles destellosentre las sombras herrumbradas por vapores,donde el olvido hace ciertos los temoresvolviendo inciertas las figuras pasajerasal trocarlas por espejismos de la nadasiendo el recuerdo la luz de las miradas.
ALBERTO ESPINOSA OROZCO -México
Revista Azhar #109Enero del 2021
Caídos a la esfera de la noche,al sitio del naufragio y el olvidode las sales, el polvo y el estruendorecuerda el hombre con la tibiezadel sol que le calienta el pechocomo una densa miel que recorreel vasto laberinto de las venasel rumor de una fuente en la riveraen medio de un jardín que florecíapoblado por mil aves que cantaransolemne himno al que todo lo crearacerca del manantial en que rodabacon la música el agua y dos damas conversabany un pavo real con dos conejos que saltaban.
La libertad de volver por el senderopeligroso fue señalada desde siemprea los seres que habitan el destierrouna mañana en que la sierpe hurañales mostrara del cuerpo los secretos,la libertad de quedarse sobre el vallehirsuto del camino pedregoso les fue dadatambién cuando en tumulto prefirieron a la vidaser esclavos del mágico polvo del sepulcrodonde Hades con sus sombras y fantasmas fugitivospueblan el reino de la noche y de los huesos.
La nuestra es la prisión del cuerpo que en espejoslas formas se recrean en sus reflejoshaciendo brillar sus inconsútiles destellosentre las sombras herrumbradas por vapores,donde el olvido hace ciertos los temoresvolviendo inciertas las figuras pasajerasal trocarlas por espejismos de la nadasiendo el recuerdo la luz de las miradas.
ALBERTO ESPINOSA OROZCO -México
Revista Azhar #109Enero del 2021
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