Alma Mía
Por Alberto Espinosa Orozco
Soldada con un cautín
es que va mi alma conmigo;
soldada como un soldado:
como el amigo querido
que va en el camino conmigo
testificando mis pasos:
somos de la misma cosa,
pues yo la habito y veo que
ella está siempre en mi
-pues me deja entrar ahí
como a un libre continente
que a mí me deja vacío:
es mi fin, es mi tarea,
recorrer morosamente
la bastedad de sus tierras;
mi alma es amplia en su pecho
cuando exploro sus confines
anchos, distantes, sin fin:
anchos, distantes, sin fin:
veo caer sus cataratas
de palomos colipavos
en cascadas de centavos;
entre lluvias y riveras
surgen los fiordos lejanos
insinuando los arcanos;
más allá de las montañas
las espejeantes lagunas
con su gran ojo de luna;
miro el sol de su carrera
elevarse entre los ecos
de sus cálidos reflejos:
es mi alma prisionera
que en el oscuro celaje
va perpleja contemplando
los imponentes paisajes
y dones de sus estrellas
puras, distantes y bellas.
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